Luc Alphand, del esquí al Dakar, subido al podio

Da miedo. A sus cuarenta años, Luc Alphand (Briançon, 6-8-65) es el fiel exponente de que algunos homínidos no son humanos. De que hay seres sobrenaturales. Este francés rompe los tópicos sobre la edad y el conservadurismo que la acompaña. Hasta los 32 años dominó las cumbres alpinas con una velocidad en los descensos que daban pavor. Campeón de la Copa del Mundo de supergigante, de descenso y de esquí en 1997, quiso retirarse en pleno apogeo y dedicarse a su otro veneno: los rallys de coches.

Sólo los campeones son capaces de cometer estas provocaciones. De rechazar contratos y pisar de cero el acelerador de otra competencia. Porque Luc Alphand era el mejor esquiador del universo desde 1995, cuando ganó la primera de sus tres Copas del Mundo de descenso. Un reinado que confirmó en 1996, con la segunda Copa del Mundo y la medalla de bronce del Mundial de la especialidad. Un imperio que engrosó en 1997 con esos tres cetros, preludio de una decisión revolucionaria.

De la nieve al desierto, y accidente
Había tocado el cielo alpino, sabía que ya no podría llegar más alto, sólo igualar el escalafón, y descendió a la tierra para intentar volver a la cumbre desde el cero de un cuentakilómetros. Olvidó el frío, se alejó de la nieve y se casó con el calor de los motores, con el sudor de los desiertos. Guardó en la mesilla su libro blanco del esquí y comenzó a escribir una vida sobre cuatro neumáticos que es difícil que marche sobre ruedas.

Su determinación, ese carácter ganador, le han devuelto la gloria. Nada más colgar los bastones se subió a los coches y aspiró a las más altas cotas. En 1998 ya debutó en el Dakar, con esa valentía adquirida sobre la nieve. Un coraje que se tradujo en accidente. Trasladado en helicóptero a Francia, en la camilla advirtió que volvería al Sahara. Como Marc Coma, se había enamorado del desierto, de su gente, de sus agujeros, de sus puestas de sol.

Fue séptimo en la general. En 2002 logró la primera posición en la categoría T1 -coches de producción- de los diesel. En 2003 era noveno en el cómputo absoluto. Desde entonces, todo fue una evolución hasta obtener el supergigante del Lago Rosa. Cuarto en 2004, con el codiciado Magne de copiloto, Mitsubishi le fichó para la siguiente edición. En 2005 escaló al segundo puesto del podio, superado por otro «supergigante», Peterhansel. Ahora ha derrotado al mito. De mito a mito.

Luc Alphand ganador del Dakar 2006 en coches ha demostrado que ser campeón es un estado vital. Rey del esquí desde 1995 a 1997, en 1998 aparcó la nieve para arrancar su carrera de coches sobre la arena. Hoy es el emperador del desierto.