El listón se ha mantenido durante el resto del mes, según las cifras que maneja Hostelería de Asturias, que revelan que la ocupación se sitúo a lo largo de diciembre un 20% por encima de la media de 2004. Un claro ejemplo del éxito que parece apuntar esta temporada invernal está en la estación de Pajares que, según la Dirección General de Deportes del Principado, recibió estas fiestas navideñas la visita de 50.000 personas.
Para constatar estos números sólo hay que darse una vuelta por los hoteles cercanos. «Hemos tenido que volver a desviar turistas hacia Mieres, como pasó en el puente de la Constitución», apuntan desde Torres. El albergue de Toribión de Llanos, en Valgrande-Pajares, adelantó las visitas escolares y a finales de diciembre ya estuvo al completo con un colegio de Campo de Caso. En la misma estación, el encargado de la cafetería Telesilla, Luis Fernando García, afirmaba que el cierre de diciembre se había producido con un 40% más de ventas que en 2004.
Turismo de temporada
Pero para los hosteleros el gran reto sigue siendo lograr un turismo de temporada, algo que esperan alcanzar con la conjunción el próximo invierno de San Isidro y Fuentes de Invierno. Mientras tanto, la orientación, los accesos, la calidad de las pistas y la familiaridad que ofrecen cada una de las dos estaciones actuales seguirán marcando las preferencias de los esquiadores. Las preferencias están claras. Según los datos que barajan ambas instalaciones, los vecinos de Gijón y del Nalón prefieren San Isidro por su ubicación. Desde esta cuenca, por el alto de la Collaona, en Laviana, la subida dura menos de una hora. También desde la villa de Jovellanos el ascenso es más rápido a lo que se suma, según los propios esquiadores, más horas de sol.
Otra de las razones para acudir a San Isidro tiene nombre propio: Torrecerredo, un club de esquí y snowboard con sede en Gijón y que este año aglutina a más de 350 niños, que practican este deporte en fin de semana. Se calcula que cada día de esquí, al menos 1.000 asturianos acuden a San Isidro movidos por este club. La familia Cuesta Arenas de cuatro miembros (padres y dos niñas) y procedentes de La Felguera son un claro ejemplo: prefieren esta estación «porque aquí está el club, se cierra menos por mal tiempo y las pistas son mejores». Como muchos aficionados reconocen que están pendientes de Fuentes de Invierno. En la cafetería el tema es recurrente.
Portugueses y gallegos
En Valgrande-Pajares, por contra, los asiduos llegan desde Oviedo. Destacan los buenos accesos de la estación pero, sobre todo, la familiaridad. De las 100 personas que cenaron en la estación la pasada Nochevieja, 30 fueron niños.
El otro gran grueso de los usuarios de San Isidro y Valgrande- Pajares lo conforman gallegos y portugueses. Éstos últimos llegan movidos generalmente por las agencias turísticas que operan en los distritos de Braganza, Guarda y Vila Real. Las ofertas son muy atractivas. Un fin de semana viajando en autocar, con estancia, profesor y forfaits cuesta entre 80 y 100 euros por persona.
Las reservas de portugueses para la próxima Semana Santa ya han dejado la estación de Valgrande-Pajares sin plazas hoteleras. La situación es muy parecida con los llegados desde Galicia.
Sin embargo, pese a que la mayoría sigue viniendo a través de agencias, no es difícil encontrarse a algunos aventureros. Paquita Criado y su novio José González, de Villalba, en Lugo, aseguran que conocieron San Isidro hace tres años en un viaje organizado, pero que ahora suelen venir por cuenta propia. Las dos estaciones disponen esta temporada de importantes novedades como la ampliación de la pista El Tubo, en Pajares, o el acceso automático a las pistas en San Isidro, el Ski-Data, que ha disminuido considerablemente las colas.
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