Y es que Cerezo de Arriba es una de las vías para acceder a la estación de esquí de La Pinilla, a unos ocho kilómetros del pueblo y enclavada en su término municipal, al que también pertenecen los apartamentos próximos a la estación invernal que se gestionan de manera independiente del Ayuntamiento.
Además de un reclamo turístico en invierno con sus pistas de esquí y en verano con competiciones y actividades como tirolina o puente tibetano, La Pinilla también es un foco de empleo importante para Cerezo de Arriba y la zona. Esa afluencia de visitantes hace que la hostelería, poco explotada, pueda ser una salida de futuro. Relacionado también con el ocio estaba el proyecto para la construcción de un campo de golf y cerca de trescientas viviendas, con treinta puestos de trabajo, en parte de un monte de utilidad pública que finalmente no salió adelante.
Independientemente del camino que se tome, Pedro Rojo Núñez tiene claro que el objetivo es claro: que el censo siga aumentando como en los últimos años para «dar esa alegría que le falta al pueblo, que en su día, según los libros tenía más de cuatrocientos habitantes. Quiero que venga gente a invertir, a construir, a poner comercios».
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