La Plataforma en Defensa de San Glorio, de oposición al proyecto, vence en la batalla de los apoyos ciudadanos. Hace escasas fechas presentaba oficialmente los resultados de su campaña de recogida de firmas de toda España: 10.709. El colectivo, que cuenta con el apoyo de diversos grupos conservacionistas y de Izquierda Unida (IU), sostiene como principal argumento que un nuevo complejo invernal en la Cordillera conllevaría un impacto medioambiental gravísimo para un paraje «vital» para la conservación del oso y del urogallo.
Los ecologistas recuerdan que la zona en la que se pretende construir la estación está incluida en la Red Natura 2000 y que cuenta con propuestas de zona de especial protección de aves (Zepa) y lugar de interés comunitario (LIC). Los ecologistas unen a todo ello que el proyecto supondría una gran alteración ambiental para el puerto debido a la transformación de las laderas, la construcción de pistas, los tendidos de los cables de electricidad y de remontes o los edificios. Del mismo modo, ponen en duda que San Glorio pueda competir con los Pirineos.
En la trinchera de enfrente se sitúan empresarios de la hostelería, alcaldes y numerosos vecinos de la zona de San Glorio que consideran que el proyecto es viable y que supone la única tabla de salvación para unos municipios que sufren un sangrante declive económico y demográfico desde hace varios años. La campaña de recogida de firmas emprendida en favor del complejo invernal no ha logrado tanto apoyo como el de quienes se oponen al proyecto, aunque el resultado no ha estado nada mal. Más de ocho mil personas de la comarca han expresado su respaldo a una propuesta que se enmarca dentro del plan que la Junta de Castilla y León maneja para la comarca.
Los defensores de San Glorio siguen reivindicando un proyecto que ven vital. Los opositores no cejan en su empeño de paralizarlo. Las espadas están y continuarán en lo alto. Por lo menos, hasta que haya una decisión definitiva sobre la estación.
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