Muehlegg: "Estoy muy bajo, pero sigo vivo".

Interesantisimo articulo de José Luis Hurtado para MARCA.

La voz de Johann Muehlegg ya no invita a la broma tras una semana de pesadilla. La decisión del TAS (Tribunal de Arbitraje Deportivo) de arrebatarle por su dopaje las dos medallas olímpicas de Salt Lake City que le quedaban le ha dejado muy tocado. Se ha refugiado en su Alemania natal y desde allí expresó ayer su pesar. Lo que más repite es la palabra ‘bajo’. Es su muletilla de invierno. Le han dejado sin ganas de competir, pero no anuncia su retirada definitiva.

El esquiador soporta la vuelta al infierno. En dos años ya ha aprendido cómo es el trecho que separa a los ídolos de los desterrados. Se muestra “muy mal, sin muchas ganas, muy abajo, pero estoy vivo”. Ha vivido dos años con dos medallas de oro que ahora tiene que devolver. Algo que va a hacer sin dudas. “La decisión del Tribunal me cogió de sorpresa. Aguantar esto es ahora muy difícil para mí. Es como si te quitan el último honor que te queda. No soy una máquina, yo también soy una persona que siente todo esto”.

No hay retirada definitiva
La palabra retirada ya ronda por su entorno. Muehlegg se había preparado para retornar a la competición el 21 de febrero. Ahora han segado ese objetivo. ‘Juanito’ asegura que esta temporada “ya no vuelvo a competir. Todavía es pronto para saber qué voy a hacer en el futuro”. Sin embargo, la temporada 2004-05 suena lejana. Él mismo suelta un suspiro mezclado con una interjección cuando se le recuerda la fecha del 2006, la de los próximos Juegos de invierno. En su decisión también puede influir cómo se reaccione desde el deporte español. Muehlegg no olvida a los que le apoyan, como ha pasado con Eduardo Roldán (presidente de la Federación española de deportes de invierno): “Le doy las gracias por sus palabras”.

El esquiador también espera ver cómo respiran el COE y el CSD con los que aún no ha podido contactar. Hablar de todo eso es demasiado e insiste en que su estado es “bajo”. Ha sido como una mala repetición de algo que creía olvidado: “Después de los Juegos, en esta semana me he sentido igual. Muy mal. Es para estar así. No lo esperaba. Dos años después llega una sentencia y ahora no sé qué voy a hacer”. En sus palabras también se repiten mensajes anteriores como cuando insiste en que todo “es política. Sólo soy un deportista que ganó unas medallas y luego sólo ha tenido problemas”.

Pesa sólo un kilo más
Muehlegg pierde un gramo de malestar cuando habla de lo que ha sido su pretemporada. No quiere hablar por dónde ha estado -“por muchos sitios diferentes”-, afirma con una gota de misterio. Sabe que cada paso que da inicia una serie de películas medio inventadas. Lo que sí desvela es que ha practicado con la bicicleta, con el atletismo y con el esquí. Se siente bien: “Peso 84 kilos, sólo uno más que cuando gané los oros”. Luego sí ríe para apostillar “que no estoy como en los Juegos”.

No se siente cómodo cuando tiene que deslizar su discurso hacia el lado externo del deporte. “Es que la política es otro mundo, igual que el derecho”. Los futuros pasos legales todavía son una incógnita. Eso se le escapa de momento.

La puerta de los tribunales ordinarios está abierta después de que se decidan los próximos recursos. Sin embargo, es una decisión que aún no han tomado.

Muehlegg ahora seguirá en Alemania para disfrutar de las fiestas con su familia. No dice dónde están las medallas, pero las devolverá sin problemas. Dos años sin los abrazos que se reservan para los campeones. Se siente inocente, pero sobre todo espera que se le respete como deportista. “Tengo una vida y soy una persona. Soy humano”.