Esta estación de invierno debe completarse con políticas de apoyo a un turismo de alta montaña, «como es el de una comarca que no quiere olvidar su pasado pero no renuncia a mirar hacia delante». Y una forma de pasar página reside sin duda, según González, de la UPL, porque, aunque han transcurrido más de 16 años desde la inundación de estas tierras, muchos de los vecinos que vivieron el desalojo, y buena parte de sus descendentes, aún no han cerrado esa herida.
La nueva Diputación leonesa está dispuesta a dar un impulso a esta estación, paralizada durante los últimos cuatro años por la falta de diálogo entre las autoridades leonesas y las asturianas.
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