Las fijaciones son uno de los elementos que más conviene controlar del equipo de esquí. En la actualidad tienen un alto grado de precisión que sólo se ve alterado si estan mal reguladas: conviene ajustarlas en función de unos parámetros muy claros y establecidos por la escala de fuerza de la norma DIN determinada por el peso, la talla, el sexo y el perfil del esquiador. Por eso es necesario dejar su montaje y regulación en manos de un experto. Existen dos tipos de fijaciones: las de bloque y las de pivote. Las primeras, en las que el eje de rotación queda en la parte posterior del talón, son las más usuales. En las de pivote cuando hay una caída, las fijaciones giran y buscan coincidir el eje de rotación de la fijación con la tibia.
Si nos prestan unos esquís o los 'heredamos' de un familiar/amigo, lo más importante es regular las fijaciones. Su ajuste correcto nos evitará sorpresas, como que nos 'salten solas' por falta de tensión cuando no pueden absorber un impacto del terreno. La fijaciones deben abrirse y liberar la bota cuando haya una posición peligrosa para la pierna del esquiador o por una caída.
Su ajuste variará en función de la intensidad de esquí. Las empresas líderes ofrecen fijaciones integradas al esquí, cuya principal ventaja es la integración y la homogeneidad del sistema para conseguirr la flexión más natural de esquí