Hace dos semanas hablábamos de la creciente madurez del mercado del esquí, y de la necesidad de las escuelas de adaptarse a las demandas de los esquiadores veteranos. Ahondemos hoy en el asunto, dando una serie de ideas para mejorar en la práctica del esquí de ocio según las particularidades de este tipo de aficionados
Decíamos que, por una parte, a medida que envejecemos nos topamos con un disminución de nuestra condición física y que la percepción objetiva de algo tan obvio nos puede llevar a experimentar una mayor ansiedad ante la práctica de un deporte como el esquí. La solución es sencilla, y la podemos observar en cientos de veteranos que siguen practicando deporte: Confiar menos en la fuerza bruta y más en la finura y una técnica depurada
Con todo, también podemos mejorar un poco esa merma de la autoconfianza con una estrategia obvia: en vez de aceptar las limitaciones sin más, podemos plantearnos unos objetivos realistas para mejorar en la medida de lo posible nuestra condición física. Lo mejor es, claro, hacerlo fuera de las pistas, de manera constante y bien planeada. El trabajo aeróbico de resistencia combinado con el de fuerza con pesas ligeras, mejorará el bienestar en la vida en general y, en particular, puede luego suponer un salto espectacular en nuestro rendimiento en las pistas, tanto en el plano físico como en sus consecuencias psicológicas.
Corredor veterano haciendo gala de una técnica moderna y una condición física excepcionales, en una carrera local. Foto Andras Vehg, JoSchi Schischule, Hochkar, Austria 2006. www.skiracing.at
Respecto a la técnica, podemos intuir que las habilidades y el material moderno, con toda su eficiencia y la fluidez que otorgan, se adaptan perfectamente a las necesidades de los esquiadores veteranos. El torso sólido hacia la pendiente, la postura alta de la cadera, el peso repartido en ambos esquís, más uso de la cadera y menos de la rodilla y los movimientos verticales innecesarios… todo lleva a un menor gasto de energía y mejor equilibrio y, en fin, a un esquí más eficiente y menos agresivo con el organismo, siempre, por supuesto, que se practique con la debida sensatez.
Finalmente, en cuanto al material no podemos olvidar recordar lo que se aconseja a todo tipo de esquiadores: elegir un material bien adaptado a las propias expectativas y a las posibilidades reales de cada uno. Si bien es cierto que muchos veteranos compiten en Máster con durísimos esquís "de taller", la mayoría de nosotros - para una práctica normal - disfrutaremos más, seremos capaces de controlar mejor el vehículo y sufriremos menos cansancio y riesgo de lesiones con unos esquís más cortos, blandos y manejables, así como con unas botas bien personalizadas por un buen taller especializado.
¡Buenas huellas!
Carolo © 2010