La población envejece y pronto tendremos un enorme porcentaje de aficionados al esquí mayores de 50 años. Según un estudio publicado el año pasado por el Sports Marketing Research (SMART) de Princeton, en EEUU esta masa supondrá casi el 40% de los clientes de las estaciones. En Europa la tendencia es similar; un dato para tener en cuenta. Es más que probable que la mayoría de los negocios de las estaciones haya observado esta tendencia y estén ya adaptándose a estos cambios pero ¿Y la enseñanza del esquí? ¿Están preparadas las escuelas y los clubes para atender las demandas particulares de estos clientes?
Hay muchos tipos diferentes de esquiadores veteranos, desde el que ha empezado a esquiar ya de mayor, hasta el que lleva haciéndolo toda su vida, se ha ido actualizando e, incluso, toma parte en competiciones de MASTER. Todos ellos, no obstante, muestran unas características específicas que los planes de formación de algunas escuelas están empezando a tener en cuenta. Por un lado están las particularidades físicas y, por otro, las psicológicas y las emocionales. Ello puede generar unas expectativas hacia el aprendizaje y la práctica del esquí que, quizás, estén lejos de los modelos modernos que se han venido enseñando a los profesores, basados casi en su totalidad en un esquí deportivo cercano a la competición.
Una persona de unos sesenta años presentará unas peculiaridades físicas (por ejemplo, menos movilidad en las articulaciones, una capacidad disminuida de regular el equilibrio, peor visión, resistencia, etc.) que, unidas a las psicológicas (actitud más conservadora hacia el riesgo, mayor facilidad para perder la focalización, reticencia a llevar a cabo determinadas actividades&hellip pueden aconsejar adaptar el formato y la metodología de las clases.
La carreras de la categoría MASTER son cada vez mas populares y competidas, debido sin duda - entre varias razones - a la creciente madurez del mercado del esquí. Foto (c) Nacho García. www.skiracingcenter.com
El año pasado asistí a un “clinic” específico para seniors en Mammoth y la primera sorpresa fue que las clases empezaban en la cafetería. Allí, el instructor, un veterano entrenador de la cercana Heavenly, comenzaba recopilando información individualizada mientras los alumnos degustábamos el desayuno al que nos habían invitado: historial como esquiadores, lesiones u otras dolencias, expectativas hacia las clases, etcétera. El siguiente paso fue convencer a los asistentes de algo que para muchos esquiadores veteranos no resulta tan obvio: los beneficios que el esquí moderno y su utilización funcional puede reportarles en seguridad, facilidad y disfrute. Tras todo ello salíamos a las pistas. Esto, que para unos esquiadores más jóvenes hubiera quizás generado incomodidad e impaciencia, en los veteranos parecía crear un ambiente de tranquilidad y motivación, conjurando prejuicios y tranquilizando los temores de los menos seguros.
Es solo una pequeña anécdota que en otra ocasión comentaré en más profundidad pero que quizás pueda movernos ahora a la reflexión. En las escuelas solemos impartir un modelo técnico muy rígido que, a menudo, choca con las posibilidades reales de nuestros alumnos y, a veces, incluso con sus creencias más firmes acerca de lo que es el esquí y de lo que esperan de él. Por ejemplo, veteranos que esquían estupendamente de toda la vida levantando el esquí interior, pueden mantener serias dudas hacia esquiar en simultáneo si no logramos hacerles ver sus beneficios con claridad o, por poner más ejemplos concretos, personas de cierta edad encontrarán dificultades en flexionar los tobillos para aplicar presión y, sin embargo, les será muy fácil angular la articulación de la cadera para conseguir un beneficio similar. Otros alumnos buscarán sólo la manera de hacer más kilómetros de pista sin cansarse demasiado o sin arriesgarse a recaer en una lesión y, para ello y las otras mil singularidades personales que podemos encontrar, tendremos que adaptar qué y cómo enseñamos a las expectativas de esta clientela creciente.
Todo este camino por recorrer en la enseñanza de los veteranos - desde las clases de principiantes hasta los equipos de MASTER - ofrece enormes posibilidades de estudio y mejora a las escuelas y los centros de formación. Los que apuesten hoy por ello es posible que, en un futuro cercano, tengan asegurada una clientela fiel y satisfecha, con mucho tiempo libre, poder adquisitivo, y ganas de emplearlo en su deporte favorito a sabiendas de que lo practicarán en un entorno confortable, seguro, fácil y en el que, por ello, pueden disfrutar más.
¡Buenas huellas y feliz comienzo de temporada!
Carolo © 2010