Uno de los momentos más delicados de un viraje es su inicio. Cuando terminamos una curva y empezamos otra, nos cuesta tirarnos con decisión hacia la pendiente y eso suele dejarnos algo retrasados, creando una serie de problemas diversos que hemos comentado en otros artículos: tardamos mucho en cambiar los cantos, tenemos que hacer un stem para orientar el esquí, hacemos un movimiento excesivamente vertical y eso nos impide presionar desde el comienzo de la curva… Seguramente nos suena alguno de ellos ¿Verdad?
Un truco excelente para hacer un buen desencadenamiento es pensar que la nariz lidera el movimiento. Termino una curva, me dispongo a empezar la siguiente e imagino que mi nariz se mueve adelante y cuesta abajo, en la dirección de la máxima pendiente. Este gesto hace que tengamos el foco en la línea de descenso y pone en movimiento una masa de nuestro cuerpo – la cabeza – relativamente grande, que "tira" en cadena del resto del cuerpo.
Hay otros muchos trucos para esto; pensar que son los hombros los que se proyectan hacia la pendiente, las manos, o incluso mover los pies hacia atrás. Pero este truquito sencillo de la nariz me gusta especialmente porque sirve en casi todas las circunstancias, evita los movimientos verticales exagerados y se complementa muy bien con mantener la vista anticipada (probemos a mover la nariz en una dirección y los ojos en otra, a ver si es fácil). Y bueno, tal vez a mí me vaya bien porque, por razones evidentes, tengo una noción muy clara de dónde tengo la nariz, juas, juas, juas
¡Buenas huellas!
Carolo © 2015
Fotos ©Jan Vokaty 2011