Uno de los problemas principales de todo el mundo al hacer virajes cortos, es controlar la velocidad en la pendiente. Normalmente es debido a una posición retrasada con la que nos embalamos, siendo imposible mantener el control a partir del tercer viraje.
Muchas personas, sin embargo, esquían con una buena posición y aun así les cuesta controlar la velocidad, sobre todo si quieren hacer una curva corta conducida. El secreto para mantener el control es sencillo, y consiste en intentar hacer más presión al principio y hasta la mitad de la curva… ¿Suena raro? Es posible, ya que normalmente lo hacemos al revés, menos presión al principio y casi toda ella al final, ja, ja, aunque, como vamos a ver, eso no es tan eficiente.
Al comenzar la curva y dirigirnos cuesta abajo los esquís aceleran. Ese es el momento de ejercer la mayor presión - al principio de la curva - para que los esquís tomen dirección y comiencen un corte en la nieve controlado. Para conseguirlo podemos, por ejemplo, imaginar que tenemos una pared detrás contra la que queremos empujar los pies (es un gesto similar al paso de patinador, aunque con los dos pies, claro). Lo mismo visualizaremos a medida que los esquís van tomando dirección y describen la primera parte de la curva: que intentamos presionar en la pared imaginaria que tenemos a nuestro lado. Esto hará que extendamos las piernas lateralmente y que adquiramos un buen angulo de forma natural, por el simple hecho de querer “empujar” contra la nieve... (otros compañeros denominan a esto "el peralte" imaginario de la curva)

Una vez que los esquís empiezan a atravesar la pendiente, la fuerza de reacción de la nieve aumenta paulatinamente y si todo está en orden nos vamos frenando. No tenemos ya por qué seguir ejerciendo tanta presión (a no ser que, en efecto, queramos frenar aun más) de modo que podremos ir absorbiendo esas fuerzas, liberando la presión y fluyendo hacia la transición con la siguiente curva. Practiquémoslo en el llano y, en cuanto lo tengamos claro, estaremos listos para tarsladarlo a la pendiente.
¡Buenas huellas!
Carolo © 2014