En otros artículos hemos visto cómo el buen uso del bastón nos puede reportar beneficios variados: centrarnos, mantenernos focalizados hacia el valle, flexionar las articulaciones, etcétera, y todo ello con el simple hecho de concentrase en clavar a la máxima pendiente. Hoy vamos a ver un truquillo que nos puede ayudar en las palas fuertes y empinadas, allí donde normalmente queremos llevar a cabo un esquí – digamos – más conservador.
Para explicarlo hagamos lo siguiente: pongámonos de pie, como si tuviéramos los bastones en las manos, y tratemos de bajar un codo hacia el suelo ¿qué ocurre? Observaremos que, de manera totalmente natural, angulamos la cadera y flexionamos levemente los tobillos y la rodilla, justo lo que necesitamos para hacer un viraje.
Si hacemos esto esquiando en una fuerte pendiente – bajar el codo del bastón que queremos clavar – automáticamente estaremos llevando a cabo este gesto complejo, pero teniendo que pensar en una sola cosa. Obtendremos todos los beneficios que he comentado en otros artículos, además de esa dosis extra de angulación en la cadera que tantas veces olvidamos cuando la pendiente empieza a asustarnos por su inclinación.
En fin, la semana que viene más. Hasta entonces
¡Buenas huellas!
Carolo © 2007