En recepción, junto con representantes de prensa de Portugal, Italia y Ucrania, hice una visita al resort. Fuimos guiados por Julien, quien nos mostró una a una todas las instalaciones.
El hotel posee una sala común con un bar y dos restaurantes, uno que también tiene bar. Las bebidas se pueden tomar dentro o en las varias terrazas donde las vistas son muy buenas si el tiempo acompaña. Tiendas, alquiler de material, spa, gimnasio, piscina y todo lo que uno pueda imaginar.
Otro detalle, común a todos los hoteles de la cadena, es la atención a las necesidades de las familias. Además de guarderías y zonas de juegos, hay hasta un restaurante pensado específicamente para grupos familiares. Me quedé con ganas de probar la zona de AR (Augmented Reality, Realidad Aumentada) que mezcla realidad virtual con un pequeño escenario donde puedes probar una pista de trineos o caminar por un precipicio sin salir de la sala.
Pero, aunque pueda parecer tentador quedarse dentro, no hay que olvidar el sitio en el que estamos, una nivosa zona de los Alpes franceses! Bendito oro blanco...
Al caer la noche, todos estábamos en el bar saboreando unas copichuelas hasta la hora de la cena. Después de varias bandejas de comida en el restaurante, volvimos al bar a por un digestivo. Pero para poder disfrutar de esa nieve que seguía cayendo, temprano había que ir a dormir!
A la hora de comer, volvimos todos al hotel porque era el momento de la ceremonia de inauguración oficial. Un evento con autoridades presentes y discursos de Henri Giscard d'Estaing, CEO de Club Med y Jean-Jacques Grandcollot, alcalde de Samoëns, entre otros. Y, por supuesto, todo el personal del hotel.
A modo de recordatorio de las raíces saboyanas de la zona, la ceremonia tuvo pinceladas musicales y de cetrería.
Luego del corte de la cinta, donde hacer una foto te puede costar un moratón en un hombro de un colega fotógrafo, y de las entrevistas a los VIPs de diferentes medios de prensa, comida y de nuevo a pistas.
Por la mañana habíamos tenido algunos instantes de sol. Por la tarde, casi completamente nublado y nevando bastante. La nieve, que se seguía acumulando, estaba en muy buenas condiciones, sólo un poco venteada en las laderas más expuestas. Pero en las zonas de arbolitos se podía encontrar el mejor powder. El grupo se fue desgranando hasta que solo quedamos un puñado de valientes. Y tampoco yo aguanté el ritmo de los más avanzados así que las últimas bajadas hasta el hotel las hice por pistas.
Pero la apretada agenda de eventos no dejaba tiempo para descansos, así que el aperitivo fue un Spritz durante el cóctel, previo a la cena de gala, donde, ejem, "socializamos" con las numerosas muchachas presentes... Y la noche acabó con un impresionante show en vivo y alguna que otra bebida más.
Peeeero, resulta que seguía nevando! Con semejante paquetón, y dado que ya había recorrido la parte abierta lo suficiente el día anterior, dejé al grupo de esquí para unirme al del paseo con raquetas por el circo de Fer-à-Cheval.
Bajamos por el Grand Massif Express al pueblo de Samoëns y de allí un transfer nos llevó a Sixt. Nos pusimos las raquetas y un guía nos llevó por un sendero (es decir, imagino que había un sendero por debajo) en el que íbamos con la nieve hasta la rodilla. No fue sencillo para todos el caminar en ese paquetón. Y, mientras disfrutábamos del típico vin chaud, fuimos espectadores de lujo de una avalancha en la zona más peligrosa del circo, según el guía.
Finalmente, regresamos al hotel y nuestra estancia en esta magnífica zona de los Alpes llegó a su fin.
¡Gracias a Club Med y a Viajes Akali por la invitación al evento!