©K2: Equipo K2 "Sail and Ski"
¿Que se puede esperar de un grupo de aguerridos esquiadores venidos desde 11 países diferentes, calzados con 20 pares de K2 de última hornada y enrolados en dos veleros dirección a los alpes de Lyngen?
El Anne Rogde navegando
Solo había dos reglas a bordo de la goleta Anna Rogde:
* Prohibido hablar de caballos
* Prohibidas las mochilas con estructura metálica
Estaba seguro que ninguna de estas prohibiciones iba a influir en nuestra aventura sobe esquís y a vela. De hecho fueron las únicas restricciones que nos encontramos.
Roy, el patron del Anna Rogde
Se podría pensar que personas de 10 nacionalidades diferentes y cada uno con su peculiar carácter confinados el poco espacio que deja un velero podrían causar cierta tensión en el ambiente, nada de eso sucedió, todo lo contrario, se creó una mezcla de colores que ayudó a crear una gran sensación de equipo.
En la jerga Australiana diríamos que la goleta Anna Rogde es una bloody beauty! (verdadera maravilla). Más aún, es la Goleta en activo más Antigua del mundo, el año pasado celebró su 140 cumpleaños, nunca hubiéramos adivinado su edad por su buen estado de conservación, se mantiene en plena forma y su sigue teniendo una preciosa línea.
Su patrón, un Noruego llamado Roy, marino de la vieja escuela de tupida barba blanca y manos de acero desplegó todo su conocimiento de la navegación toda su generosidad y cada día nos acercaba a aquellas laderas en las que las condiciones eran las perfectas para deslizarnos con nuestros esquís.
Comenzamos la semana esquiando con una dura tormenta horizontal en Riksgransen, Suecia. Aquel día nos refugiamos en el Abisko Mountain Lodge y disfrutamos de un ambiente de lo más acogedor. Aquella fue la base de nuestras ascensiones en el helicóptero de Dick y Mina, una pareja Sueca de lo más hospitalaria.
Foqueando hacia Store Kågtinden
La mañana siguiente tras una fuerte madrugón cruzamos la frontera y pasamos a Noruega y llegamos hasta Trømso y para el medio día ya habíamos llegado en nuestros navíos y estábamos preparados para una tarde de travesía sobre esquís.
Nuestra travesía en barco no estuvo acompañada por un tiempo digamos "perfecto", de todos modos lo combatimos con el gran ambiente y camaradería que habíamos creado gracias a nuestras esquiadas y algún que otro madrugón colectivo.
El punto álgido del día eran dos travesías sobre esquís, una foqueada colina arriba por un costado del monte y un descenso por la cara opuesta hasta el fiordo vecino, donde nos esperaban nuestros imponentes navíos que habían navegado todo el perímetro del fiordo para recogernos.
Ese día de cielo azúl en Store Kågtinden fué el día perfecto en el reino de las travesías sobre esquís. Comenzamos navegando durante una hora desde Aakarvik, Arnøya hasta Nyvoll en Kågen donde montamos en los botes que nos acercaron a la rocosa orilla. Una caminata de 20 minutos a través de un bosque de afiladas hayas nos llevó hasta la nieve, allí nos esperaban 1200 metros verticales de ascensión que se nos hicieron de lo más llevaderos gracias a las maravillosas vistas que disfrutamos del fiordo norte Lyngen.
El contraste de colores era casi surrealista, del blanco de la nieve pasaba al verde de los fiordos y al azúl del cielo, todos sacamos nuestras cámaras para capturar aquella sensación de libertad. A medida que íbamos ganando altura las vistas eran cada vez más impresionantes.
Atacar la cima suponía hacer 50 metros sin los esquís sobre una cono de piedra similar a los que te encuentras en la Patagonia, desde allí arriba pudimos disfrutar de las vistas, fiordos, laderas nevadas, pueblos pesqueros y nuestro destino. La tensión del día fue el momento en el que nos cordamos para acceder al couloir. La nieve dura y fría se transformaba en suave nieve primavera y luego en nieva húmeda surfeable ya colina abajo. De ahí hasta las rocas de la costa y hasta el punto de recogida en el bote del muelle de ferrys de Storstein.
Como era lógico en este viaje por aguas Noruegas comimos pescado, todo tipo de pescado, tras nuestra travesía desde el mar hasta la cima el Fri Flyt salió a por marisco para cenar. Tras una hora de travesía por el fiordo Lyngen y de mutuo acuerdo nos acercamos a un barco pesquero que volvía de la faena del día. Cogimos una caja de 20 kilos de camarones cocidos que nos costó 1000 coronas Noruegas (€ 100).
Later Vegard uno de tripulantes Noruego nos contó el trato que había hecho con el capitán del barco pesquero. Le dijo que tenia lista una caja de camarones (pescados hacia unas horas), pero que si los queríamos realmente frescos tendríamos que esperar un rato a que izaran la red que acababan de lanzar, que los limpiaran, los colocaran en la caja y luego nosotros tendríamos que cocerlos por nuestra cuenta. Así que nos decidimos por los viejos, pescados hacia pocas horas y que ya estaban preparados.
En resumidas cuentas ha sido una maravillosa aventura llena de camaradería y de magníficos recuerdos hecha realidad gracias al siempre dinámico equipo K2.
Por nuestra parte, de Martin y mía (Lisa) nos gustaría dar nuestro agradecimiento a K2 y a todos y cada uno de los que han participado en esta aventura, especialmente a Black por hacerla posible.
Ver galería completa del viaje (flickr)
Norawena por el report