En los últimos años la masificación de las pistas ha llegado a niveles insospechados, la técnica ha variado, por lo que muchos esquiadores han elevado su velocidad, en otros casos hemos tenido, o visto, accidentes que podrían haber sido menores si los implicados en dicho suceso hubiesen llevado un casco.
En algunos casos se habla sobre si el casco debería de ser obligatorio en las estaciones de esquí, o no. En mi opinión el casco puede salvarte de las consecuencias de algunos impactos, aunque el mejor casco es el sentido común.
El casco aporta una protección contra los golpes, y el frío principalmente, aunque hay que tener cuidado con la sensación de seguridad, y de aislamiento que a veces el mismo nos proporciona, y nos hace en algunos casos ser más veloces. Por lo tanto cuando llevemos el casco tenemos que ser conscientes de estas cosas.
Cuando finalmente nos decidimos a comprar un casco nos encontramos en que todos los modelos son muy similares, pero su precio varía desde los 30 euros de los modelos más básicos, hasta los 180, o más de los modelos de gama alta.
A continuación se describen una serie de conceptos para que se puedan distinguir los diferentes cascos que hoy podemos encontrar en el mercado.
2. Homologaciones.
Todos los cascos vendidos en España han de pasar al menos la Homologación (CE) En1077, o la Astm F 2040 , que son pruebas que aseguran que el casco resiste a unos impactos mínimos, que en la mayoría de casos los mismos cascos pueden resistir pruebas de mayor dureza, pero en estas homologaciones queda patente dicho mínimo.
Además de la homologación anterior existe una prueba americana denominada Snell 98 , que sirve para homologar los cascos de una manera más exigente, en este caso las pruebas se realizan a mayor velocidad, y con algunos objetos más radicales que los que se usan en la En1077. Por el momento la marca más conocida que pase esta prueba en su material es Leedom. Que esta homologación solo sea cumplida por esta marca no quiere decir que otras marcas no fueran capaces de pasar esta prueba, sino que no han sido sometidos a la misma.
Estas homologaciones se encuentran impresas habitualmente en las etiquetas del interior del casco, o en algún caso en la propia caja del mismo.
3. Consejos generales.
Un casco ante todo tiene que ser de nuestra medida , es decir, que de esta manera el casco nos ajustará a la perfección, y no se moverá en caso de golpe. Para saber esta medida es tan sencillo como utilizar una cinta métrica alrededor de nuestra cabeza, y una vez en la tienda decantarnos por la talla que nos ha dado el metro, siempre teniendo en cuenta que sea el adecuado a nuestra anatomía. Por lo cual ante todo un casco ha de ser de nuestra medida, y que nos encontremos cómodos , dentro de lo posible, siempre que nos probemos un casco notaremos algo extraño sobre nuestra cabeza, aunque terminamos habituándonos en breve.
El casco ha de quedar por encima de las cejas, sin impedirnos la visión, no comprimir nuestra cara, permitir una audición lo más clara posible, además de que la hebilla nos ajuste bien en la barbilla, sin que esta quede holgada.
Las esponjas pueden recubrir todo el casco interiormente, o simplemente contar con estas en la zona de mayor contacto con nuestra cabeza. En el caso de tener todo el recubrimiento, si el casco no transpira bien la esponja absorberá nuestro sudor, y contribuirá a que al final nos quedemos fríos. Hay modelos con esponjas intercambiables para ajustarse a la talla apropiada, o simplemente para tener de repuesto, pues al finalizar el día de esquí tenemos que retirar la esponja del casco para secarla, y en algunos casos al día siguiente puede no estar seca completamente, y tener que recurrir al segundo par de esponjas, aunque por lo general suelen secarse bastante rápido.
Por lo general todos los cascos tienen aireaciones frontales, laterales, etc. Estas sirven para realizar una buena ventilación, y evitar en la medida de lo posible que sudemos, es decir que se produzca la transpiración. Hay modelos de casco que llevan aireador variable, para regular la entrada de aire en función de si tenemos un día frío, o uno primaveral.
El peso del conjunto es muy importante, pues un casco, de adulto, por lo general se mueve entre los 400, y los 500 gr. Cuanto mayor peso soporte nuestro cuerpo mayor será la fatiga de los músculos del cuello.
Los cascos Freeride se caracterizan por lo general por el mayor número de aireaciones, concebidas para transpirar mejor en las salidas de pistas mientras caminamos hasta el punto de salida de nuestra bajada. En algunos casos estos modelos incluyen orejeras desmontables , o blandas constituyen un avance en la audición, pues normalmente permiten que el sonido pase mejor a través de estas. Además en días cálidos estas orejeras pueden ser desmontadas. Pero por el contrario con este tipo de terminación estamos eliminando una zona de protección para nuestra cabeza, las orejas. En uso Freeride podemos rozar con las ramas, y provocar cortes en las orejas, en caídas laterales podemos golpearnos con piedras, etc. El uso de este tipo de cascos está principalmente extendido en el Snowboard, debido a que las caídas laterales son menores que en el esquí, lo que no quiere decir que también puedan suceder.
El mecanismo para desmontar las orejeras puede variar de unas marcas a otras. Por ejemplo Maplus utiliza un sistema de llave para proporcionar más rigidez al conjunto, mientras que Quechua en alguno de sus modelos incorpora unas simples grapas, que hacen cómodo el montaje/desmontaje, aunque si se hace un mal manipulado podemos estropear el sistema de Quechua, y quedarnos con la parte dura del casco solamente.
Otro tipo de cascos son los de Boardercross, o Race , que llevan un protector para la barbilla, denominado “Barbuquejo”, en algunos casos integrados en el diseño, y en otros este se encuentra atornillado a la carcasa principal. Estos modelos son de los más caros, pues en el caso del Salomón Crossmax llega a unos 180euros.
Otra solución para proteger la barbilla de manera rígida es comprar por separado el accesorio para dicha protección, barbuquejo , y acoplarlo a nuestro casco, en caso de que ambos sean compatibles. En el mercado existen marcas que comercializan sus productos de esta manera, es decir el casco por una parte, y el protector por otro. Por ejemplo Maplus, o Quechua (Decahtlon) son ejemplos de esto.
También existen otros tipos de casco, como por ejemplo los pensados para el Freestyle , con diseños llamativos, y con orejeras no amovibles, que proporcionan una protección extra en caso de caída lateral.
Algunos se preguntan sobre si el casco permite el uso de las gafas de sol , o simplemente el casco puede ser utilizado con gafas de ventisca. La respuesta es que el casco puede ser utilizado con cualquier tipo de gafas de sol, salvo excepciones, apenas se nota la diferencia entre llevar las gafas, y no llevarlas, en lo que a comodidad se refiere, aunque en caso de golpe estas son más frágiles que las gafas de ventiscas, para las cuales por cierto el casco lleva una cinta, presilla, o similar en la parte trasera para que las gafas de ventisca queden en su sitio, por lo cual en caso de usar gafas de ventisca la cinta va por fuera del casco.
Algunas precauciones a tener en cuenta con el casco son no dejar el casco bajo altas temperaturas, pues el material, generalmente ABS, al calentarse se deforma, y pierde facultades. Los fabricantes recomiendan no pegar adhesivos en la carcasa, puesto que reduce la resistencia del casco en caso de impacto, pero creo que lo primero que hacemos después de comprar un casco, es personalizarlo de alguna manera.
Otra variante que comienza a aparecer son los cascos con reproductor de música . Por ejemplo O´neill empieza este año con algún modelo de este tipo.
En el apartado de precios encontramos desde cascos Quechua por unos 30euros, hasta los cascos de Boardercross que llegan a los 180euros, pasando por los Leedom que parten de los 100 euros aproximadamente, etc.
Para Nevasport.Com
Crisy.