Nunca había subido tresmiles en la zona de Benasque, era una asignatura pendiente por la que extrañamente no tenía ninguna prisa, y de hecho he pisado casi una treintena de estas cimas antes de subir al archiconocido Aneto. Ante todo quisimos evitar la vía normal de La Renclusa, no quería llevarme una imagen de masificación de esta cima, por lo que estudiamos las alternativas y finalmente, tras barajar unas cuantas opciones nos quedamos con la Arista Sur.
Se trata de una vía poco frecuentada, con un desnivel aceptable y dificultad moderada (PD+); y sobre todo con un ambiente muy alpino, hecho en el cual coincidían casi todas las referencias que consultamos antes de decidirnos. Vaya por delante que la ruta que voy a describir se puede hacer en una sola jornada, larga (unas 11 horas) pero factible, aunque en nuestro caso quisimos estirar el fin de semana y por ello decidimos pasar la noche en la cima del Aneto y así tener el día siguiente para poder seguir con el descenso o con algún otro pico.
Partimos del puente de Coronas, situado junto al refugio de pescadores, a unos 15 km. de Benasque. Se accede mediante una pista en buen estado que parte del camping de Senarta, aunque en verano está cortada y tan solo es accesible mediante un servicio de autobuses. Dejamos el coche en un pequeño aparcamiento junto al refugio y emprendemos la marcha tomando el GR-11 cuando todavía no ha amanecido.
La primera parte del itinerario está muy bien señalizada tanto por las marcas rojas y blancas del GR-11, como por señalización vertical que nos indica las diferentes bifurcaciones. Nuestro primer objetivo es el ibón de Llosás.
El día comienza con nubes retenidas a partir de unos 2.400 metros, aunque no parecen muy espesas.
Llegamos a la Pleta de Llosás, donde abandonamos el GR-11 siguiendo las indicaciones de las señales, todavía en dirección hacia el ibón de Llosás. Para ello bordeamos el río por la izquierda y subimos hacia la zona de pinos que se aprecia en la foto:
Se progresa rápidamente por una estrecha senda, aunque la pendiente se va volviendo más pronunciada. Hay que llegar al collado que se ve en el fondo de la imagen:
Vista atrás hacia la Pleta de Llosás, con el camino seguido marcado sobre la foto.
Llegando al Ibón de Llosás, donde parece que la niebla se está disipando...
Llegamos al ibón en una hora y cuarto desde el Puente de Coronas. Después de una breve parada, las nubes se retiran y voilà! aquí está el Ibón de Llosás:
El ascenso continua por una senda cada vez más difusa, aunque hay bastantes hitos y es difícil perderse. En la parte superior ya asoma parte del siguiente objetivo: la arista Sur del Aneto.
Mirada hacia atrás, con el pico Vallibierna (3.067 m.) al fondo. Según vamos ascendiendo el terreno va cambiando de herboso a pedregoso, y los bloques de granito acaban ganando la partida.
Después de seguir los hitos durante un rato llegamos a un punto donde ya se puede divisar la entrada a la arista Sur. Para llegar a ella se bordea el contrafuerte situado debajo de la cresta por la izquierda para después girar a la derecha y seguir hasta la entrada.
Un mar de nubes nos rodea, pero por suerte está fuera del valle donde nos encontramos. El día es perfecto.
Tras un ascenso un tanto penoso por la gran cantidad de piedras (ojo, piedras grandes, no piedra suelta), tenemos delante el acceso a la arista Sur. Hay varias vías para incorporarse a la cresta, lo mejor es ponerse delante y ver cuál es la más apropiada.
Momento para ponerse el arnés, casco y dejar la cuerda a mano. A pesar de que la escalada no es muy complicada, si no nos colocamos el arnés antes de entrar puede que más tarde tengamos que ponérnoslo en otro sitio haciendo equilibrismo. Con todo listo nos metemos en faena, por aquí mismamente...
Al principio encontramos algún hito, pero una vez en la arista el recorrido a seguir es bastante evidente.
Al principio no hay demasiada complicación, trepadas sencillas aunque alguna cierto patio, por lo que no hay que bajar la guardia. Aquí el terreno ya se vuelve mucho más descompuesto y con grupos medianamente grandes como el nuestro las piedras pueden caer con mucha facilidad (casco!!!).
A nuestra derecha aparece la Espalda del Aneto, donde iremos dentro de un rato...
La ascensión continua con tramos de trepada seguidos de repisas donde poder descansar. A mitad de cresta ya se puede ver lo que resta, es a partir de aquí donde está la zona más complicada, sobre todo en el último tramo, donde tendremos que elegir entre seguir por la cresta (III/III+) o bordearla por la derecha siguiendo un tubo conocido como la canalsita:
Tramos de II y II+ que empiezan a dar un toque técnico a la ruta. De momento no sacamos la cuerda puesto que las trepadas son bastante asequibles, aunque sí que permanecemos muy atentos a las piedras que podamos tirar al compañero que va detrás.
Último tramo antes de decidir entre seguir por la cresta o salir por la canalsita. Aquí encontramos un terreno más estable y la calidad de la roca mejora.
¿Y ahora qué? habíamos leído en alguna reseña la existencia de una losa de III que nos colocaba en la arista cimera de la Aguja Escudier. Sin querer nos la pasamos de largo y accedimos por otra losa de unos 8/10 metros situada casi en la incorporación a la canalsita, aunque en las imágenes anteriores quedan marcados los dos accesos. Aquí la trepada ya plantea ciertas dificultades. Grado III e incluso un par de pasos que a mi parecer eran de III+, con escasez de agarres. Sin mochila puede hacerse bien, pero con 15 kilos a la espalda la cosa cambia. Para escalar la losa por la vía que elegimos hay que ir primero hacia la izquierda buscando unas repisas que nos colocan en una estrecha chimenea. Posteriormente se realiza una travesía hacia la izquierda para salir ya a la cresta. Si no lo vemos claro hay dos opciones: utilizar la cuerda y asegurar la trepada metiendo algún seguro intermedio (pueden ser útiles un par de friends pequeños) o la mejor de todas, continuar por la izquierda incorporándose a la canalsita, que a pesar de tener cierta pendiente con un terreno de roca suelta, no presenta apenas dificultad técnica y nos deja al pie de la primera cima del día. No tiene pérdida. A continuación una foto desde la base de la losa donde comienza la escalada:
Una vez arriba, vista hacia abajo de la trepada, ya bastante más vertical que el resto de arista:
Lo que queda si subimos por la trepada es un tramo de arista puro y duro. Ambiente muy alpino, pasos aéreos, para los que les gusta disfrutar de los cresteríos. En pocos minutos nos plantamos en el primer tresmil del día, la
Aguja Escudier (3.340 m.). Al fondo aparece la zona de la Espalda del Aneto y la arista de Tempestades.
Y al Noreste tenemos lo que queda hasta el Aneto, pero primero hay que hacer otro tresmil secundario.
Cresta del Medio en primer plano, y al fondo a la derecha, la cresta de los Portillones:
Al Oeste queda la cresta de Cregüeña y los ibones de Coronas, por donde bajaremos el día siguiente.
Y por aquí llega la otra parte del grupo que decidió seguir por la canalsita:
Bajamos al collado donde sale el corredor Estasen:
Para continuar por la cresta, o más bien por la parte derecha de la misma, bordeando la Aguja Daviu. Mirando atrás es fácil identificar la trepada que hemos realizado hace unos minutos y la cresta que hemos tenido que superar hasta llegar a la Aguja Escudier. La canal que se ve en la parte inferior de la imagen no es otra que la canalsita.
Seguimos por terreno "entretenido", aunque en general más fácil que el resto de cresta. Eso sí, mucha atención a la roca suelta en este tramo.
En unos minutos llegamos a la
Aguja Daviu (3.350 m.)
Se continua bordeando hasta pasar por este pequeño corredor a la parte final de la ascensión.
Lo que resta hasta el Aneto es "un paseo" comparado con lo que llevamos encima. El techo del pirineo está a tiro.
Yo me esperaba una marabunta y al final no fue para tanto, estamos casi solos.
Cima del Aneto (3.404 m.), Algo más de 6 horas después de salir del Puente de Coronas.
Un helicóptero de la Guardia Civil sobrevuela la cima. Esa misma noche supimos que un chaval de Castellón había fallecido esa misma tarde en el glaciar del Aneto. D.E.P.
Tan solo nos queda una cuenta pendiente para cerrar la jornada: la Espalda del Aneto, a la cual se llega por la cresta Sureste desde la propia cima.
Se progresa bien pero hay que poner las manos en algún punto. A ambos lados el patio es importante, pero la arista es lo suficientemente ancha como para dar confianza. En unos 15 minutos desde el Aneto nos plantamos en la cima de la
Espalda del Aneto (3.343 m.) tras remontar un corredor situado al pie del pico.
La vista de la arista de Salenques-Tempestades es espectacular. La cresta más complicada de los tresmiles pirenáicos junto con la de Costerillou. Creo que la dejo para cuando sea mayor...
Una mirada hacia el Aneto para ver el itinerario realizado. Ahora no queda otra que volver sobre nuestros pasos.
Va cayendo la tarde y el mar de nubes toma posiciones. En el centro de la imagen emerge el macizo de Posets y tras él, al fondo a la derecha, el lejano macizo del Vignemale.
A la derecha según volvemos queda el glaciar de Barrancs, que todavía conserva algo de nieve del fin de semana anterior. La caída desde aquí es muy vertical.
Como nos sobra tarde, bajamos al paso de Mahoma para dar una vuelta y disfrutar de las vistas que nos ofrece. Uno se queda embobado ante tanto pico...
Y así pasamos parte de la tarde. Un lugar privilegiado para charlar con los amigos.
Tiempo para instalar las tiendas. Hay dos o tres vivacs en los alrededores de la cima del Aneto, nosotros elegimos dos de ellos, uno junto a la gran cruz y otro ubicado al comienzo de la bajada hacia la Espalda del Aneto. Primero reforzamos un poco los muros de piedra para protegernos del viento que está empezando a soplar. Resulta muy complicado poner piquetas a las tiendas, por lo que se hace imprescindible sujetar bien los vientos.
Ahora si que está cayendo la tarde, y con ella la temperatura.
Hacia la Espalda del Aneto también van cambiando los colores...
Comienza el espectáculo.
Me siento junto al punto geodésico del Aneto. Se que no todos los días voy a poder ver un atardecer desde el techo del pirineo, y menos en octubre. A pesar del frío aguanto para hacer fotos, aquí las tenéis:
Vuelvo a mi hotel de 5 estrellas. ¿Acaso conocéis algún sitio tan barato con tan buenas vistas? Turismo anti-crisis.
Me quedo con ganas de salir por la noche a ver lo que se divisa desde la cima. La mayoría me lo quedo en mi retina, pero pude fotografiar algo:
La noche fue buena dentro de lo que es dormir a 3.400 metros en el mes de octubre. Ratos de viento y temperatura bajando hasta situarse en los -3℃ al amanecer, aunque el viento hacía que la sensación fuese menor.
Desayunamos, recogemos las tiendas y emprendemos el descenso. Lo primero que nos encontramos es el paso de Mahoma. Con cuidado y sin prisa no tiene mayor dificultad.
El equipo decidiendo la vía de descenso hasta el Collado de Coronas.
Decidimos subir el último tresmil de la ruta, la punta de Oliveras Arenas. Para ello se baja por la vía normal hasta la altura de la cresta que se tiene en frente. Nosotros cruzamos hasta la arista y la fuimos recorriendo hasta la cima. El cresterío es corto pero presenta una brecha justo en la mitad que hay que destrepar. Se trata de una losa (II+) de unos 4 metros que hay que bajar por unas pequeñas repisas. No obstante hay un cordino en la parte superior para rapelar.
Siguiendo por la cresta llegamos a la
punta de Oliveras Arenas (3.298 m.), desde donde se observan tres de las cuatro cimas que hicimos el día anterior.
A partir de este punto hay dos opciones para bajar al Collado de Coronas: bajar al glaciar y continuar por la nieve o bien destrepar un corredor existente más al Norte de la punta de Oliveras Arenas, perdiendo un poco de altura. De hecho para acceder a este pico se puede hacer también desde las cercanías del glaciar, subiendo por la vía que nosotros utilizamos de bajada (foto, trazo continuo) y evitando así el cresterío (foto, trazo discontinuo).
Al no llevar material de nieve, optamos por la segunda opción. Hay que decir que la opción del glaciar es mucho más cómoda y sobre todo rápida. Como ya hemos dicho, perdemos un poco de altura desde la cima del Oliveras Arenas y nos dirigimos al Norte, hasta que el rellano donde nos encontramos se interrumpe bruscamente en un cortado. Localizamos una canal (II) bastante evidente que nos debe dejar en la curva que hace la vía de bajada del glaciar. Se puede destrepar con cuidado (casco!!!), pero en nuestro caso decidimos montar un rápel de 30 metros en una roca grande con una cinta larga y un maillón.
La cuerda que llevábamos no fue suficiente para bajar hasta el glaciar, pero sí para evitar la zona más descompuesta y complicada de destrepar. Un detalle es no confundir esta vía de bajada con la conocida como 'vía de los descalzos', recorrido abierto en 1906 por los sacerdotes Jaume Oliveres y Antoni Arenes (los cuales ascendieron con alpargatas. Ole!), ya que este itinerario desciende directamente desde la punta de Olivares Arenas hasta el Collado de Coronas, con pasos de III y muy mala roca.
Desde el punto donde nos deposita el rápel hasta el glaciar tan solo queda una destrepada fácil pero descompuesta. Lo que queda hasta el Collado de Coronas son unos 100 metros de roca, nieve y hielo. Si se atraviesa a primera hora, como fue nuestro caso, hay que tener mucho cuidado, aunque bien es cierto que existe una huella bastante pisada que nos ayuda a progresar con cierta seguridad. En cualquier caso, mejor con crampones, que en nuestro caso no los llevamos por haber preguntado previamente en un foro y haber obtenido una respuesta negativa a la pregunta de si había nieve en este paso. La próxima vez no se me olvidan.
Una vez en el Collado de Coronas podemos ver el pequeño lago llamado Coronado y la lengua del glaciar que baja hacia la vertiente que vamos a abandonar en breve. En este punto nos quitamos los arneses y todo el material de escalada.
Para pasar a la vertiente de Coronas hay que tomar una senda que sale en el propio collado y cuyo primer tramo es una destrepada con buenos agarres. Hay una cinta en la parte superior y un clavo un poco más abajo por si hubiera que montar un rápel.
Los ibones de Coronas nos esperan abajo. El descenso está bien marcado con hitos aunque no existe una senda como tal debido a la gran cantidad de rocas grandes de granito.
Llegamos al Ibón del Medio, a 2.700 metros de altitud, donde hacemos una parada para comer. Arriba queda el Pico Maldito, la Punta de Astorg y el Pico del Medio.
Y mirando atrás vemos lo que queda del Glaciar de Coronas, custodiado por las cimas que hemos ido realizando.
Seguimos bajando, pasando por el Ibón Inferior. En frente aparece la Brecha de Llosás, que nos daría acceso a la zona por donde subimos el día anterior al Aneto.
Abajo aparece ya el bosque donde debemos desembocar, previo paso por el Ibonet de Coronas. Aquí el terreno ya es mucho más cómodo que por la parte alta, y volvemos a tener una senda clara por la que caminar.
Se avanza muy rápido y una vez en el bosque ya está todo hecho. El paisaje cambia por completo y en un rato volvemos al Puente de Coronas tras tres horas de descenso desde el collado.
Me ha encantado la ruta, creo que volveré por estas tierras, hay demasiado por explorar. Os dejo con una postal de otoño, aunque el fin de semana fue más bien veraniego.
¡Hasta la próxima!
Ficha de la ruta:
Denominación: Aneto por la arista Sur
Días: 2 (15 y 16-10-11). Vivac en la cima del Aneto, aunque se puede hacer en una sola jornada.
Tresmiles encadenados: 5
Acceso: Desde Benasque, seguir carretera A-139 en dirección a Llanos del Hospital durante unos kilómetros y a la derecha aparece un desvío hacia el valle de Vallibierna. Se pasa por el camping de Senarta y a continuación se atraviesa un puente y se toma una pista (9 Km.) que remonta el valle de Vallibierna hasta el puente de Coronas (refugio de pescadores). El acceso con vehículo privado está cortado durante los meses de verano, debiendo tomar un autobús en Senarta. Se recomienda informarse previamente del estado de la pista en la Oficina de Turismo de Benasque: 974 55 12 89.
Duración con paradas: Puente de Coronas - Ibón de Llosás (1 hora y cuarto). Ibón de Llosás - acceso arista Sur (unas 2 horas). Acceso arista Sur - Aguja Escudier (1 hora y media). Aguja Escudier - Aneto (algo más de media hora). Aneto - Espalda del Aneto - Aneto (media hora). Aneto - Collado de Coronas, por la vía descrita (1 hora / 1 hora y media). Collado de Coronas - Puente de Coronas (algo menos de 3 horas).
Desnivel total: Unos 1600 m.
Dificultad: PD+. Trepadas de grado II/II+ en gran parte de la Arista Sur. Las mayores dificultades se encuentran en el tramo final de la arista hacia la Aguja Escudier (III/III+), aunque es evitable por la canalsita. Resto de cresta hasta el Aneto más fácil. Acceso a la Punta de Oliveras Arenas por la cresta, destrepada de grado II+/III-. Bajada por la canal hacia el Collado de Coronas grado II descompuesto.
Material: Crampones y piolet todo el año para evitar sorpresas. Imprescindible casco. Muy recomendable cordinos 2x30 metros, arnés y descensor. Alguna cinta cosida larga y un maillón para montar el rápel. Pueden ser útiles un par de friends pequeños y un juego de fisureros.
Observaciones: Cresta disfrutona y bonita de principio a fin con un ambiente muy alpino. La dificultad va aumentando desde el inicio hasta la Aguja Escudier, aunque el hecho de poder evitar la última trepada (III+) por la canalsita hace que sea una vía válida para personas de diferentes niveles, siempre teniendo en cuenta que hablamos de trepadas obligadas de cierto grado durante toda la arista (II/II+). El tramo desde la salida de la trepada de III+ hasta la Aguja Escudier es lo más aéreo de la ruta, aunque como bien he dicho, puede evitarse y salir casi directamente a la cima por la canalsita. Lo que queda hasta el Aneto desde la Aguja Escudier es más sencillo, aunque con terreno descompuesto. Ojo a la caída de piedras durante toda la vía, sobre todo con grupos numerosos. El tramo más descompuesto es el de bajada desde la Punta de Oliveras Arenas hasta el Collado de Coronas, si se destrepa, mucho mejor hacerlo de uno en uno.
Mapa de la ruta:
