Cuatro día brutales. En efecto, el domingo fundido, lástima no haber podido cambiarme de piernas para seguir.
Aquí va mi crónica de esquiador-fotógrafo, más esquiador estos días que fotógrafo me temo.
Llegamos el miércoles por la noche con una nevadilla en curso... qué delicia... así que el jueves nos desperamos con el valle blanquito.
Nieve fresca y mucha nieve para trillar también en pistas. Hacía ya mucho tiempo que no dábamos una clase y ya tocaba, para quitar defectos, pulir detalles y aprender cosas nuevas... como esquiar en esta nieve recién caída.
Iván, nuestro profe de confianza nos llevó a trillar Audeth, donde vimos las técnicas básicas. Luego, recién abierta la silla de Blanhiblar subimos para bajar Pèira Arroja. Si alguno subió a primera hora me vería por allí en suelo, ya que caí muchas veces. A mi chica se le da mejor esta nieve, yo me retraso y acabo sentado xD Con todo una gran experiencia, y con ganas de repetir.
Al día siguiente, viernes, niebla y visibilidad escasísima, a veces no más de un metro. De nuevo con el gran Iván a la cabeza trabajamos duro dos horas.
Tengo también que acordarme de mi fisio Rosa que me estuvo ayudando varios meses con los problemas de oído. La temporada pasada hubiera sido imposible esquiar en esta condiciones de visibilidad nula ya que antes sufría mareos muy fuertes con estas condiciones (resulta que uno de mis oídos percibía peor que el otro y ha sido necesario equilibrarlos).
Este día esquiamos tanto que casi no hice fotos hasta el final del día. Entonces el relieve no era muy bueno:
Lo que curran los pisteros... debían ser casi las cuatro de la tarde... son unos fenómenos.
El sábado día espectacular: sol y pistas perfectamente pisadas. Vinieron unos amigos y recorrimos juntos Beret, luego Baqueira... pero ya no hubo fuerzas para llegar más lejos de Argulls...
El domingo otro gran día aunque algo más nublado a primera hora... al abrirse momentos espectaculares. Vale la pena madrugar.
La mejor bajada del día en la modesta Ta Baqueira... la encontramos cubierta por una niebla tan fina en la parte superior que dejaba pasar la cantidad justa de luz para darnos relieve y buena visibilidad, pero con esa atmósfera nebulosa: estábamos sólos y la pista estaba casi a estrenar sin apenas huellas. Dejar correr los esquís entre la neblina fue mágico... parecía que eran efectos especiales.
Lo dicho, el próximo finde NO VAYAIS, que está la nieve FATAL.
.
estar tan nervioso no puede ser bueno..
