Pues eso, mi primera vez fue en Espot, allá por el 1999. En mi vida había visto tanta nieve junta!
Febrero de 1999. Fuimos con el colegio de los niños. Nos apuntamos porque la pequeña no tenía la edad mínima para ir sola.
Después de la primera clase, tumbados en las hamacas de la cafetería, Marisa y yo comentábamos que, con lo que nos había costado el viaje, que no era mucho, podríamos estar a esas horas en Tenerife, medio en pelotas y de carnaval.
Y allí estábamos, tapados hasta los ojos, con unas botas que nos apretaban hasta el tuétano y pasando un frío de "narices".
Ese día entendí porque las botas que te pones después de esquiar se llaman "descansos".
A las pistas de Espot se sube con un telesilla. Allá ibamos nosotros cargados con los esquís, los palitroques, los guantes, gorros, gafas, etc.
Al salir de la silla hay una pequeña cuesta que hay que bajar para ir a la zona de cafetería, escuela, etc. Allá voy yo cargado con mis esquís y los de la niña. Andando con las condenadas botas, me resbalo y empiezo a deslizarme por la cuesta con los pies por delante. Marisa me decía "cógete, cógete..." y yo "donde collons me cojo?". Menos mal que un cartel de caramelos Halls (se escribe así?) se puso por delante, si no, llego hasta el hotel.
Esa fue mi primera bajada.
Aquí os dejo un pequeño reportaje fotográfico de aquella odisea.
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