Por facilidad de aplicación, por resultados y por la falta de sensación blanquecina y pegajosa o grasienta en la piel, yo me quedo con la leche solar. Siempre mirando, claro está, el nivel de protección adecuado a cada piel, aunque lo más aconsejable en nuestro mundillo es que nos pongamos la mayor posible. Total, para que buscar un moreno bonito sí solo lo tenemos en la cara y en el momento de ponerte una camiseta parecemos chupachuses de fresa o cocacola, según cada piel. Además, todos sabemos ya que lo único que podemos conseguir sí no nos protegemos la piel es:
1º Un quemazón nada agradable.
2º Ponernos unos añitos más en el rostro (arrugas).
3º Lo peor de todo, un desagradable cáncer de piel.
Es difícil hablar de este último pero resulta que tenemos que hacerlo, en los medios solo sale el problema del cuidado de la piel y los peligros que contrae cuando se acerca el verano, pero no se habla del peligro del sol el resto del año.
He topado muchas veces con gente que sube a la montaña sin ni siquiera plantearse el echarse crema, ni para adultos ni para sus niños.
Esto hay que cambiarlo. Y nosotros con nuestros medios tenemos que hacerlo.
La SEGURIDAD no solo reside en evitar encontronazos o lesiones traumatológicas si no todo tipo de lesión.