Imagina muy muy profundamente que estás en la carcel.
A continuación plantéate como una cuestión muy grave, que si rotas las caderas, a algún preso le puede dar por pensar que te insinúas.
Pues eso, las caderas no acompañan a los esquises, y no son necesarias para pivotarlos. Eso se hace con los pies, que, como resulta que están conectados con las piernas, pues no veas que gran ventaja. Un profesor te delimitará dónde empieza y dónde acaba el movimiento del tren inferior, y cómo cortarlo a tiempo antes de que en el tercer viraje le de a las caderas por tomar la iniciativa.
Recuerda, estás en la trena, y te la juegas. Eso mismo me recomendó un profe de esos viejos que están como un cencerro, y a mí me sirvió. Estaba preocupadísimo. Hoy en día no meneo las caderas ni para bailar.