Aquí está el reportaje del clinic de Carolo. Lo cuelgo en técnica porque es el foro que visita el maestro y así podrá corregirme si digo alguna burrada. Aunque estoy deseando que me suspenda y me haga repetir curso...
La cosa empezó cuando apareció Carolo y empezó a distribuir una serie de cintas negras, que nos hizo guardar sin más explicación. Andábamos todos convencidos de que serían para bajar la zapatilla educando "sentidos alternativos" o estimulando la "propiocepción". Pero no hizo falta taparnos los ojos: los elementos ya se encargaron de cegarnos. Así empezamos a esquiar (o algo parecido) tras el jefe intentando "pisar" con el esquí de abajo.
Mientras él bajaba primero, tan contento, los demás entramos en plena fase regresiva: echábamos el peso para atrás, en gesto defensivo, y poco nos faltó para llamar a nuestra mamá.
Después de dar tumbos (en sentido literal y figurado) por lo que sería Tuca Blanca o algo así (no reconocí nada, pero blanco era, desde luego) y cuando ya no teníamos un cm2 de ropa seco, Carolo nos invitó a un café para ver si espabilábamos un poco. Ahí fallaron las fuerzas a algunos y desertaron quienes no habían ido a luchar contra los elementos.
Y después empezó la segunda parte del clinic y se desveló el misterio de la cinta negra: era para hacer ejercicios sobre la proyección oblicua de la cadera. Con la banda elástica colocada tal como ilustra la foto, teníamos que colocar las manos en nuestra visión periférica y tirar de ella para propiciar el inicio del giro. Parece fácil, pero…
Carolo y su tocaya Carolina
Pablo con aire de concentración
Alvaro Urzaiz muerto de risa. Ahí descubrimos por qué esto se llama clinic: calados hasta los huesos y riendo: somos casos clínicos.
Aquí estoy yo terminando la curva con gesto de sufrimiento. Moi me mira, pero Carolo mira al fotógrafo, que para algo había sacado de la mochila, como si fuera Mary Poppins, medio metro de teleobjetivo.
Y así seguimos, skiing in the rain: Carolo baja cantando, como mínimo.
Moi tirando de la gomita ante la atenta mirada de carolo.
Esta, en realidad, debería ser la primera: los supervivientes aprendiendo a ponernos la gomita.
Y yo en una postura absurda y desequilibrada. Menos mal que el jefe mira para otro lado.
Creo que más o menos eso fue todo. Aguantamos el tiempo previsto y se nos hizo corto. Y, si bien fue una pena no poder aprovecharlo más, estoy convencida de que lo aprendido nos será muy útil.
Mil gracias, Carolo.
Ah, por cierto: dice Manuel que si te lo llevas de fotógrafo a un reportaje a las Rocosas...