Me parece una reflexión muy interesante. Y el ladrillazo no es tu intervención, sino la que se nos viene encima.
A mayor abundamiento os recomiendo leer el artículo
"Las viviendas de segunda residencia: ¿ocio o negocio? publicado en la revista de Geografía y ciencias sociales de la Universidad de Barcelona, muy esclarecedor en términos generales, más aún sobre la urbanización de la montaña. Os aconsejo leerlo entero (sobre todo a los que teneis esperanzas en proyectos como San Glorio), pero me permito extraer algunas citas:
"Es evidente que los motivos económicos ocupan un lugar esencial a la hora de entender este fenómeno [el de la proliferación de las segundas residencias en España] puesto que las segundas residencias constituyen una inversión mucho más rentable que un determinado tipo de alojamiento turístico. Teóricamente se podría creer que la demanda de segundas residencias responde a unas necesidades de ocio y tiempo libre de un sector de la población urbana de clase media alta, pero esta teoría no es correcta en su totalidad. La demanda de segundas residencias en multitud de casos surge de capas sociales solventes en momentos de bonanza económica y atiende más a un interés de ahorro fiscal y a una necesidad de esconder el “dinero negro” que no a puras necesidades de ocio. Por lo tanto, nos referimos a una ocupación del suelo por parte del sector inmobiliario o financiero en vez de por el sector turístico.
Esta realidad queda constatada, en primer lugar, por los pocos días en que son ocupadas estas viviendas, un promedio de entre 15 y 18 días al año, y en segundo puesto, por el ritmo de transmisiones de la propiedad que afectan a este tipo de inmuebles. Las inversiones de capital en estas viviendas suelen generar plusvalías de forma muy rápida y, por tanto, aumentan a gran velocidad las negociaciones de compra y venta. "
Es decir, que no es todo limpia y honrada transacción. Sobre el caso del Prineo catalán sigue:
"El negocio de la nieve está basado en grandes operaciones de tipo inmobiliario. No existe actualmente en Catalunya ninguna licencia para la apertura de una estación de esquí que no vaya acompañada de un plan urbanístico, generalmente a pie de la estación y, por tanto, alejado de los núcleos tradicionales. "(...)"La comarca de La Cerdanya sigue a la cabeza en cuanto al número de proyectos visados y finalizados y la Val d’Aran ocupa el segundo lugar del ranking de la promoción inmobiliaria. Asimismo destaca que en todo Aran no existe ninguna promoción de protección oficial, mientras que en La Cerdanya hay diez proyectos visados de P.O. ante 856 de renta libre."
Se construyen segundas viviendas por cientos, pero ninguna vivienda social: los precios suben, y los lugareños que no han podido pegar el pelotazo especulando con terrenos rústicos para construir, se ven sin posibilidad de acceso a una vivienda. ¡Qué chollo!
A continuación analizan los púnto débiles del modelo de crecimiento:
"La vinculación del turismo y, en particular del esquí, a la actividad inmobiliaria y más concretamente a la construcción de segundas residencias crea una situación excesivamente dependiente y, a medio plazo, podría convertirla en insostenible.
Algunos ejemplos permitirán valorar la naturaleza del problema: la estación de Les 2 Alpes, en Francia, dispone de una dominio esquiable de 24.000 Has. y una oferta de 24.000 camas, la mayor parte rotatorias; Courchevel, el complejo invernal más rentable de los Alpes franceses, disfruta de un dominio esquiable de 14.000 Has. y la cifra de camas, igualmente rotatorias en su mayoría, es de 10.000. Sin embargo, el dominio para la práctica del deporte blanco en BaquèiraBeret es de 2.000 hectáreas, mientras que sus camas casi alcanzan las 10.000 y en buena parte son de segunda residencia, y la proyectada estación de la Vall Fosca, en el PallarsJussà, con sólo 450 hectáreas esquiables contempla una capacidad de 7.500 camas. "
Es interesante lo que los autores detectan en cuanto e los supuestos beneficios de estas operaciones:
"La construcción de nuevas residencias obviamente comporta la creación de puestos de trabajo, especialmente en los sectores de la construcción e inmobiliarios ya que incide muy poco en el turístico. Durante la ejecución de las obras se produce un incremento de puestos laborales en lampistería, electricidad y albañilería, aunque es necesario destacar que las promotoras suelen ser foráneas y, en muchas ocasiones, la mano de obra procede igualmente de otras áreas exteriores. Teniendo en cuenta que la segunda residencia en Catalunya en general y en las áreas de montaña en particular la frecuentación es muy baja, una vez acabada la obra, el número de puestos de trabajo se reduce radicalmente, quedando circunscrito básicamente a mantenimiento, limpieza y restauración. De este modo, a costa de hipotecar mucho territorio a medio plazo, se crean muy pocos puestos de trabajo.
Desataca también la creación de puestos de trabajo de forma directa por parte de la estación de esquí (servicios de pista, mantenimiento y atención al cliente, etc). Estos empleos son importantes básicamente porque ocupan, en muchos casos, a población joven, sin embargo es necesario tener en cuenta que el gran predominio de las empresas de las estaciones sobre las economías de las comarcas les da una gran capacidad de fijar las condiciones de trabajo y que la ocupación que generan está sometida, por definición, a una gran estacionalidad.
Otra de las teóricas ventajas radica en los beneficios que reportan a las arcas municipales de los consistorios que albergan las estaciones de esquí. Efectivamente, estos ayuntamientos ven incrementadas sus rentas con la concesión de licencias para nuevas construcciones. Pero cabe remarcar que los impuestos correspondientes a estos permisos se perciben únicamente una vez y que, ya satisfechos, los ayuntamientos se ven obligados a mantener de por vida muchos servicios para atender a estas nuevas urbanizaciones, que a menudo están aisladas de los núcleos de población tradicionales. Todo ello comporta unos gastos que en la mayoría de ocasiones superan las posibilidades económicas de los ayuntamientos afectados. Por otro lado, la debilidad de la fiscalidad local no permite en muchas ocasiones atender a las nuevas demandas de suministro de agua, alcantarillado, recogida de basuras, limpieza de calles, mantenimiento de infraestructuras viarias, con lo cual los desequilibrios, lejos de desaparecer, se acentúan. "
Para acabar de rematarlo
"..., las ventas de terrenos, que antiguamente estaban dedicados a pastos, para las futuras urbanizaciones constituyen otra ventaja al traducirse en una nueva inyección de capital para unos cuantos propietarios pirenaicos. Sin embargo, quienes realmente obtienen las ganancias son los promotores, que una vez han adquirido el suelo, multiplican los beneficios con la construcción de segundas residencias. Estas ventajas económicas se convierten en inconvenientes cuando llegan las segundas generaciones. El mercado de la vivienda no diferencia entre viviendas principales y secundarias, lo que añade un nuevo problema para la población residente: el acceso a la vivienda de los pocos jóvenes que aún quieren vivir en el Pirineo comprueban cómo un bien de primera necesidad se convierte en un producto de lujo. El mercado de los alquileres tampoco es una alternativa viable puesto que es mucho más rentable arrendar las viviendas por temporada turística o fines de semana que no para residencia permanente."
Es decir pan para hoy (para unos pocos merluza), y hambre para mañana, para quienes más esperanza han puesto en estos proyectos.
Y los autores (probablemente unps ecologistas desalmados) concluyen
"Sería necesario pues una regulación exhaustiva de este modelo de crecimiento que, en muchos casos, ha comportado un deterioro del paisaje que es el producto a vender como reclamo turístico. Los resultados observados hasta ahora son, en muchos casos, paisajes fracturados y desordenados."Dado que el paisaje es dinámico y está en permanente evolución, aunque a la vez sea uno de los elementos más identificativos de la cultura de una sociedad determinada, es necesario preservarlo y otorgarle la categoría de patrimonio en la medida que sea posible la estandarización, la uniformización y la falta de calidad y originalidad que tienen la mayoría de edificaciones que podemos ver hoy en el Pirineo. "
En resumen, que no es oro todo lo que reluce. El empleo generado es menos y de peor calidad de lo que muchos esperan. La vivienda sube espectacularmente (cuentan que hay pueblos del Pirineo aragonés en los que la vivienda es tan cara como que en Zaragoza) haciéndola inaccesible a los lugareños, y no se construyen ni viviendas sociales, porque no interesan, ni servicios, porque los ayuntamientos no pueden asumirlos.Los valles de montaña se convierten en refugio del dinero negro, llenas de urbanizaciones con medias de ocupación de 15 a 18 días al año.
En fin, es lo que hay. Esperemos que dentro de 20 o 30 años los vecinos de, por ejemplo, San Glorio, no se arrepientan de su apuesta. Este tipo de daños es irreparable, y los máximos responsables jamás pagan sus culpas.
El que avisa no es traidor.