Es que la Cerdaña es algo fuera de lo normal.
Esa inmensa llanura , en primavera verde y llena de flores multicolores, en otoño de color dorado y en invierno, nevada, con el Cadí y los Pirineos, a uno y otro lado, es un espectáculo digno de saborerarse desde la Torre del Remeig
Un vez iba yo el día 2 de noviembre para la Seu (entonces estaba haciendo la milicia universtiaria en Barcelona y pertencecía a la División Urgell de Montaña) y pasé por Alp, un pueblo de la Cerdaña. Era un día gris, chispeaba nieve, doblaban a muerto, y para colmo me encontré un coche fúnebre tirado por dos caballos, todos adornados, y además iba solo el cochero, sin más acompañamiento. Con su muerto dentro y todo. Lo acompañé un buen rato. Era el día de los difuntos, y es que en ese lugar son elegantes....hasta para morirse
Yo estuve también en la inauguración de la Estación de la Masella, a principios de los 70. LO que más me gustó fué que el dueño tenía un abrigo de piel de oso, impresionante.
Luego he esquiado dos o tres veces en sus pistas. La parte alta pendiente y venteada, un llanura con colinas divertidas y luego una parte de bosque con buena calidad de nieve.
En verano también la he recorrido un par de veces. La última vez que estuve estaban de obras en las pistas. En otoño, he subido desde Ripoll,y he recorrido los bosques cercanos, llenos de "boletaires" (que ahora estarán disfrutando lo suyo)
Pero todavía no he usado la conexión entre La Molina y Masella, por Tossa d'Alp.
La Molina, decana del esquí español, bien merece una nueva visita, y de camino también su joven "germaneta" del al lado: la Masella.
Me acuerdo que una vez leí un libro de un aficionado catalán que se titulaba "Ha nevado en La Molina" y relata las sensaciones que tenía, cuando veía las primeras nieves ("por Todos los Santos, la nieve en los altos"
, sus ansias de nieve, las ganas de calzarse los esquis por primera vez y el miedo a los calores del veranillo de S. Andrés, que podían derretir la nieve, y en último término, cuando acudía en el ferrocarril de Barcelona a la Molina, atestado de aficionados, su miedo de que al llegar a la estación de la Molina, la nieve se hubiera derretido antes de pisarla.
¿Os suena eso?
Ahora, cuando os veo con esas ansias, globalizadas en Nevasport.com, me doy cuenta de que las generaciones se suceden, pero las personas somos las mismas.
Adeu