Clint, como decía Heráclito, los opuestos se complementan.
Si lo piensas bien, el deseo, como la adicción, también es:
involuntario (deseas algo aunque no sabes el motivo),
dependiente (tus actos van dirigido a satisfacerlo),
inconsciente (el deseo existe en ti de forma natural).
También nos ponemos ansiosos por algo que no queremos hacer. Te lo digo por experiencia.
Y nuestro organismo no es tan cómplice; en este estado ansioso, el corazón late veloz, la tensión se sube por las paredes, no nos permite dormir y se nos cierra o estimula el apetito.
De todas formas, me han gustado tus apreciaciones, porque me han hecho pensar en todo esto.