Hoy me veo en la triste necesidad de contar un poco de la historia de un alumno que tuve hace unos 14 años, cuando yo me dedicaba a dar clases de esquí en Sierra Nevada, en los "felices 90".
Paco no fue el mejor alumno que tuve, pero sí el que probablemente más huella dejó en mi vida, era una persona importante que venía de Mallorca, me lo dieron como cliente "delicado" tras algunas quejas de otros profesores menos veteranos. Venía con una hermosa mujer, ya entrada en años y desde el principio me di cuenta de que era un caso difícil.
Paco nunca venía a buscarme a la escuela, debía ir yo a recogerlo en alguna cafetería o era la mujer la que venía a avisarme, no era de los que le gustaba esperar a su profesor en la secretaría. Al acabar la clase, siempre me pagaba en metálico y en billetes grandes que luego llevaba yo personalmente a las oficinas de la escuela, le gustaba tratar todo directamente con su "profesor"
A Paco no se le daba muy bien esto del esquí y tampoco creo que le gustara especialmente, era una señor de unos 50 años, de cuerpo atlético y una presencia imponente de 1,90 (más tarde me enteré de que era de Tetuán). Había practicado mucho deporte, baloncesto, balonmano.... y por alguna extraña razón acabó metido en esto del esquí. A pesar de sus dificultades, Paco estaba decidido a aprender a esquiar como "Dios manda", incluso se compró un chalet en la Sierra y venía a recibir sus clases cada dos fines de semana durante toda la temporada.
Viendo a un alumno aprender a esquiar te enseña mucho de él, en el caso de Paco su determinación era increible, ya hiciera viento, frío, lluvia o niebla, él siempre salía a dar su lección conmigo. Era lo que llamábamos, un "hombre palo", con una rigidez increible en el tronco, completamente tieso, y eso para el esquí es muy malo, cada giro era una auténtica aventura, me dejé horas y horas de saliva intentando conseguir que se relajase, pero nada, imposible, era como pasear una estantería de madera maciza por las pistas, y aún así el tío aguantaba sus dos o tres horas diarias como un campeón, con sudor en la frente y descansando únicamente en los telesillas. Su espíritu competitivo era insaciable, se tomaba muy en serio eso de los colores de las pistas y su objetivo era siempre pasar rápido de una azul a una roja y a ser posible hasta una negra, se le veía sufrir en su empeño, pero sorprendentemente acababa bajando las pistas empinadas mejor que las planas, por otro lado algo lógico, siempre es más fácil hacer girar un "mueble" en una pendiente pronunciada que en pista "plana"
Era poco amigo de las esperas y del disfrute contemplativo de la montaña, aunque sí le recuerdo decir algo como "aquí arriba los problemas parecen ser más pequeños" así que supongo que de alguna manera la montaña influía en ese espíritu terco y obsesivo, pero para mi, que entendía (y entiendo) el esquí como un placer, me resultaba muy frustrante su actitud.
Una vez, tuve un problema con un conflicto de clases en temporada alta y no pude dar clases con él, se agarró tal cabreo que estuvo pensando seriamente montar su propia escuela en Sierra Nevada (años más tarde la montaría

). Paco era así.
Una mañana de sábado, montados en el telesilla Monachil (o Montebajo, siempre los confundo

), Paco me preguntó lo que nos preguntan 500 veces por temporada a los profesores "¿y tú? qué haces en verano", aquella vez la pregunta no era un mero trámite para matar el tiempo entre pilonas, aquel hombre siempre hacía las preguntas precisas, y en este momento mi vida cambió, le dije que no hacía gran cosa durante el verano (pasármelo bien en la playa, pensé

) y él me ofreció a mi y a mi novia trabajo en Mallorca.
Y allí nos plantamos mi novia (Cristina) y yo en Mallorca, fuimos a ver a Paco y sorprendentemente no había nadie con ese nombre allí, "¿Se refiere usted al Sr. Francisco Lavao?", esto no era la montaña, estos eran los dominios de Paco y aquí en Mallorca era una persona muy importante, incluso más de lo que me pude imaginar. A partir de ese momento dejé de ser su profesor y pasé a ser su empleado a sueldo durante unos cuantos años.
La historia sigue y es demasiado larga, pero en resumen, ese hombre me hizo cambiar mi rumbo en la vida y posiblemente eso hizo posible que hoy en día nevasport exista.
Y hoy escribo estas reflexiones porque Paco, concretamente Francisco Lavao, ha fallecido.
DEP
Pepe
Editado 5 vez/veces. Última edición el 07/09/2010 20:20 por nevasport.