<HTML>A comienzos de los años 70 quedó suprimido el llamado tranvía de la sierra, ya que pasaba por sitios que iban a ser inundados por el Pantano de Canales.
El tranvía de la sierra se construye sobre los años 20 para potenciar las posibilidades mineras de S. Nevada y más concretamente de la zona del Barranco de San Juan.
Todos habreis oido hablar de las "minas de la estrella". Me parece que había mineral de hierro, pero sobre todo había un mármol verde jaspeado que es una preciosidad y del cual está hecho el altar mayor de la Catedral de Granada.
Luego las minas no fueron rentables, o quizá fue la guerra civil. Lo cierto es que se cerraron y quedaron abandonadas.
Sin embargo, el tranvía de la sierra no se suprimió. Fué de una gran utilidad porque servía de medio de transporte entre los pueblos de la zona.
Partía del final del Paseo del Violón, donde ahora está ese monumento a las máquinas trituradoras de remolacha, que a finales del siglo XIX crearon en Granada una "revolución blanca" del azúcar de remolacha.Fué una época de gran esplendor en Granada y por ejemplo, con el dinero que generó se construyó la Gran Vía.
Bueno ahora hay otra revolución blanca: la de la nieve. Espero que traiga muchos años de esplendor a Granada, y más riqueza aún, si los vándalos del oeste no lo impiden,
Bueno siguiendo con el tranvía éste era una máquina "traqueteante y chirriante" pintado de blanco, quizá para diferenciarlo de los tranvías de Granada que eran amarillos.
Iba por el margen derecho de la carrterea de la sierra y hacía su primera parada en la Lancha de Cenes.(Hoy le han cambiado el nombre y le llaman Lancha del Genil,pues no quieren ser de nadie).
Posteriormente paraba en Cenes de la Vega, luego en Pinos Genil, después en Canales luego en Güejar Sierra y el fin del trayecto era en el Maitena.
La vía continuaba, y seguía barranco de S. Juan arriba, pero yo siempre lo he conocido con su última parada en el Maitena.
Durante todo el trayeco, se subía y bajaba gente que iba y venia a/desde Granada, com toda clase de bultos.
A partir de Pinos Genil, abandonaba la carretera y se adentraba en lo que el cronista cetursino denomina "parajes de singular belleza".
Atravesaba varios túneles, uno de ellos bastante grande que se llamaba el "túnel del diablo" y paraba en Canales.
Esta era un pueblo literalmente encaramado en la montaña y dominado por el famoso Púlpito de Canales. Este verano he estado en los Mallos de Riglos del Pirineo Aragonés y me lo ha recordado. Éra un sitio, junto con los Cahorros, donde se hacían prácticas de escalada.
En Canales siempre se bajaba algún que otro miembros de la Escuela Andaluza de Alta Montaña (¿sigue existiendo, porqué no hablan de ella?), junto con las señoras con las compras de Granada
Había una fuente de agua muy fresca en la parada del tranvía. Todo el mundo bajaba a beber agua (ya sabeis que García Lorca nos llamaba a los granadinos catadores de agua).
El tranvía cruzaba entonces por un puente bastante atrevido para su época el río Genil y se adentraba en el Barranco de San Juan por la margen derecha del río, y paraba en Güejar Sierra.
De allí, cruzando otra vez el río, partía la vereda del Castañar, agradable subida que no se hace nada pesada porque transcurre bajos frondosos árboles (no todos son castaños, ciertamente).
Es el camino más recto para subir al Albergue Universitario, por Casillas de Rojas, Casilla de Cogollos,Prados de Otero y Hoya de la Mora.
De Güejar Sierra el tranvía continuaba hasta el Maitena. Allí se bajaba todo el mundo, y en mi época el tranvía daba la vuelta. desde el Maitena se acedía a la ahora célebre Vereda de la Estrella, pero también a otros lugares como el Hotel del Duque y la Peña del Perro, que a su vez eran el camino para los Prados de Otero.
En verano, al tranvía le añadían unos remolques que se llamaban "jardineras". Iban hasta arriba de gente, pues ese tranvía conducía a la gente de Granada a bañarse en lo que llamaban "pozas" en el Río Aguas Blancas y en el Río Genil. Con sus melones y sus sandías a cuestas, la gente iba desperdigándose en el trayecto buscando las frescas alamedas al borde de los ríos para echar el día, darse un baño en agua bien fresca y de paso echar una buena siesta.
De pronto, desaparece el tranvía. Desaparece todo. Y sólo nos queda la memoria
La memoria del Dinosaurio......
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