Cita
John Kee
Me alegra que os esforceis...
Amigos muertos por drogas de John Kee = 0
Posesion de drogas de John Kee = 0,0
Habeis desviado el tema. Volved a leeeeermeeee... Alarma social!!!
El tema iba sobre apologiiiaaaa de las drogas y yo digo que puedo alarmar a la sociedad con mil cosas... Y yo no tengo posesion asi que puedo hablar desde la neutralidad. Y no toqueis las bolas, las familias tb se destrozan con el alcohol y el tabaco, no seais pueriles.
John Kee (se pronuncia yonqui, ¿verdad?... De casta le viene al galgo...), y con lo siguiente acabo y no entro más en este hilo...
Veamos; para acabar con esta discusión por lo que a mi respecta, porque no volveré a escribir más sobre un tema tan manido, te contaré algo respecto de un país tan ‘avanzado’ en lo que al consumo de drogas se refiere como es Holanda.
Después de veintitantos o treinta años de haberse liberalizado el uso de drogas en ese país, resulta que qué ha ocurrido con las ‘drogas blandas’, aquellas que se venden con autorización y que son, digámoslo así, legales; pues sencillamente que el porcentaje del elemento que produce esa sensación de euforia pasó de ser un 2-5% a ser allá por un 20%, de manera que el cannabis que se cultiva en Holanda, por tal razón, produce aquella sensación de forma más rápida y permanente que la marihuana que se consumía antes, habiéndose llegado a comprobar que los consumidores acaban exigiendo cada vez un producto que tenga niveles más altos de esa sustancia por cuanto se va desarrollando en ellos una mayor tolerancia al compuesto. Es decir, el aumento del porcentaje de ese componente es inversamente proporcional a la sensación de euforia que el consumo de la droga me produce. Siento menos euforia, luego necesito un producto que contenga más porcentaje de ese componente que me ayuda a adquirir el nivel de euforia deseado. Por cierto; dicho sea de paso y no con idea de defender el tabaco y el alcohol, pero ese componente o principio activo, el tetrahidrocannabinol, que no es soluble en agua, permanece más tiempo que aquéllos, la nicotina y el alcohol, en los tejidos grasos humanos que lo absorben y esa más larga permanencia viene a causar disminuciones de memoria, de la capacidad de aprender y de las habilidades motoras, resultando que quienes consumen regularmente cannabis con alto contenido de tetrahidrocannabinol se están haciendo o se han hecho ‘dependientes’ de esta ‘droga blanda’. El tetrahidrocannabiol, de otro lado, está presente en mayores concentraciones en el caso del cáñamo (cannabis sativa) que en el de la marihuana, e incluso puede variar de unas plantas de cáñamo a otras y dentro de una propia planta en función de la parte de que se trate, y añadiré, ya puestos a hablar de la marihuana (otra de las drogas cuyas cualidades son alabadas por los defensores del consumo), aclararé que el tetrahidrocannabinol, que está en el humo de esa droga produce efectos bastante perjudiciales en el aparato cardiovascular (como taquicardias supraventriculares); en el aparato respiratorio pese a los conocidos efectos broncodilatadores de los cannabinoides; y efectos negativos en el aparato ocular que se manifiestan vía irritación por el humo y provoca disminución de la presión intraocular; a nivel cerebral, el incremento de la autoridad neuronal producida produce una sensación placentera, lo que implica que el consumidor necesite constantemente administrarse esta droga, o sea, cada vez está más preso de ella (adicción), dado que se produce tolerancia y dependencia al necesitarse cada vez un mayor consumo para lograr el efecto placentero, de tal forma que la privación de la droga en cuestión llega a ser causante de problemas de tipo psicológico (depresiones, alucinaciones… que, en el peor de los casos, pueden ser origen de muerte o suicidio), todo ello sin que se pueda alegar en justificación de su consumo, por no estar científicamente probados, sus efectos benéficos que, a nivel de terapia, son más que nada para aliviar síntomas de enfermedades incurables o como complemento de terapias anticancerosas y del sida, para aumentar el apetito y disminuir el malestar, es decir, en enfermedades muy específicas y no administrada vía inhalación, dado los efectos cancerígenos de los productos de la combustión, sino administrando el tetrahidrocannabiol depurado.
Prosiguiendo con el caso holandés, en 1984 un 4% de adolescentes reconocían haber probado el cannabis al menos una vez; en 1996 ese porcentaje alcanzaba el 28%.
En otro orden de cosas, en 1982 aproximadamente resulta que Holanda parecía estar exenta o se daban en ese país escasos delitos contra la salud pública relacionados con el tráfico internacional de drogas. A comienzos de este siglo se había convertido en una gran productora y distribuidora de droga ilegal; así, porcentajes altísimos de anfetaminas y éxtasis incautados en otros paises vecinos provenían precisamente de Holanda. El hecho de que se vendan libremente determinados tipos de drogas en establecimientos públicos y que tal venta esté autorizada, en definitiva, lleva implícito un mensaje para los niños y jóvenes y es que es correcto el consumo de esas sustancias habida cuenta de tal autorización, lo que, a su vez, tiende un estupendo puente hacia el futuro consumo de éxtasis y otras drogas sintéticas. Se ha llegado a comprobar que un altísimo porcentaje de adictos a la heroína que han sido tratados y que llega a alcanzar e incluso superar la tasa del 90% eran anteriormente consumidores habituales de hierbas de esas que muchos defensores consideran no perjudiciales.
En definitiva, se ha comprobado que aquella legalización que trataba, entre otras cosas, de ‘salvar’ a los consumidores de drogas ‘duras’ y de que acabaran cayendo presos en menos de los traficantes, han surtido el efecto contrario y en Holanda el aumento de consumidores de heroína, anfetaminas, éxtasis y otras drogas sintéticas es tan alarmante que después de unos treinta años en ese país se siguen debatiendo leyes contra la droga y esos buenos propósitos perseguidos con la legalización se han convertido en un sueño, en una mera ilusión, destrozada por la realidad.
Así que dejemos de hablar de paises ‘avanzados’, supereuropeos, que hasta esos se equivocan a veces, con trágicas consecuencias en muchas ocasiones y dejemos de hablar de drogas buenas o malas; las únicas drogas que pueden ser ‘buenas’ son las que se administran, en su caso, por prescripción y bajo vigilancia facultativa; lo demás son milongas y no queramos, para justificar nuestra propia actuación y afición al consumo, hacer creer al mundo lo contrario, y todo esto, aclaro, no es un canto contra el consumo de drogas y a favor o permisivo respecto al del tabaco o alcohol, en absoluto recomendables; es un alegato contra el consumo de cualquier sustancia, llámese como se llame, nociva para la salud. Si me tomo un cubalibre jamás diré que mientras eso hago, me estoy ahorrando de fumar un porro, pero también viceversa. Me parece, cuando menos pueril, ese tipo de justificación.
Tras esto, como dije, no voy a volver a escribir sobre el tema, habida cuenta que considero todo esto una discusión bizantina, dado que no hay mayor ciego que quien no quiere ver. Las cosas han de leerse por completo; no entrelíneas y en función de conveniencias para justificar lo injustificable. Saludos.