Bueno, voy con el viajecillo que hemos hecho al Toubkal del 7 al 10 de Octubre.
La cosa la llevábamos planeando hace algunos meses, y al final nos fuimos para allá dos grupos (en total 9) de la Sociedad Acclivis de Crevillent (Alicante).
Cada grupo hizo el viaje a su aire. Uno (en el que iba yo) en coche hasta Madrid y desde allí en avión a Casablanca y Marrakech. El otro grupo tiró en coche hasta Algeciras, cruzó el Estrecho en el ferry, y cogió un tren (coche-cama) hasta Marrakech. Dicen que viajaron muy cómodos. El regreso se hizo del mismo modo, unos en avión y otros en combinación tren-ferry-coche.
Ventajas a inconvenientes: Las ventajas del avión, sin duda, la corta duración del viaje. Los inconvenientes: madrugón para llegar a tiempo a Barajas, y regreso de madrugada por la carretera hasta Alicante (la verdad, no me fiaba un pelo de andar con trasbordos). El precio no pasó de 300 Euros por barba, más el aparcamiento de 5 días en Barajas (unos 80 creo recordar, en total). También en este lado de los inconvenientes, el estar sometido a fechas fijas de ida y vuelta en los billetes económicos.
En cuanto al tren, ya digo que quienes lo hicieron dicen que fueron cómodos. Salió más barato, pudieron dormir, y tuvieron mayor flexibilidad de fechas (de hecho, regresaron un día antes que los del avión). No obstante, yo para este tipo de viaje en el que vas a tiro fijo sigo prefiriendo el avión...
Llegamos a Marrakech, y tarde libre. Estábamos en un hotel de las afueras (El-Andalous, 4 estrellas, como si fueran 2 o 3: cosa curiosa, no vimos una sola nevera en todo el viaje; no la había tampoco en la habitación). Nos acercamos a lo típico: mezquita de la Koutobia, plaza de la Jemaa el Fna y los célebres zocos.
Vamos con las fotos.
Las murallas de la medina, y el famoso hotel Mamounia (en reformas, no abren hasta el año próximo)
Vista trasera de las murallas. Cualquier lugar es bueno para reparar uno de los miles de tipos de vehículos que utilizan.
El minarete y la mezquita de la Koutobia, muestra perfecta del arte común andalusí, y hermana menor de la Giralda. Eso sí, ésta está en su uso original. Así que las oraciones del almuédano (por megafonía) se hacen escuchar en las 5 ocasiones diarias preceptivas (y más ahora, que estaban en pleno Ramadán o mes del ayuno).La especie de horca que se puede ver en la parte superior no es para colgar a nadie; bueno, sí, en principio era para colgar un trapo blanco y que así los sordos pudiesen ver que era la hora de la oración.
Este es un lateral de la mezquita. Como nosotros cuando éramos pequeños y jugábamos al fútbol en las cercanías de las iglesias, esto estaba lleno de chavales con camisetas del Madrid y del Barça pegándole patadas al balón (por cierto, llevaros un buen tocho de camisetas de esos equipos, que os pueden servir de instrumento de negociación...)
Fijaros en la diversidad de transportes... e imaginaros el 'caos' (en realidad, es otro tipo de orden) de tráfico.
Entramos en la plaza de la Jemaa y, la verdad, no vimos nada de especial interés. Ya sé que es patrimonio de la Humanidad y demás, pero me da la impresión de que el turismo lo ha alterado todo,convirtiéndola en una especie de decorado, en el que casi todo está en función del turista. De modo que nuestro paso por allí sólo nos sirve para darnos cuenta de que hemos de 'contratar' los inevitables servicios del guía que nos meta en los inmensos e intricados zocos. Dentro de estos, yo seguía teniendo la impresión de que aquello va perdiendo autenticidad a toda máquina: en realidad, la mercancía que está en subasta no es lo que ellos venden, sino la cabeza del guiri... o sea, nosotros mismos. El constante mercadeo, la continua discusión por cualquier precio y la ingente cantidad de pelmazos terminó por resultarme fatigosa, aburrida, e insoportable. A veces incluso algo más. Un mocoso de unos 9 años que anduvo tras de nosotros en pos de una limosna, la echó al suelo y escupió cuando le dimos monedas marroquíes en lugar de euros.
Eso sí, comprendo que pueda haber rincones fascinantes... y otros literalmente acojonantes (en estos ni me atreví a sacar la cámara).
Bueno, a la mañana siguiente llegó el otro grupo (el del tren) e inmediatamente, negociamos un par de taxis para hacer los 60 km. que no separaban de Imlil. Sin duda, fue la parte más emocionante y arriesgada del viaje, experimentando una amplia gama de sensaciones relacionadas con el taxista y sus técnicas de conducción, o con las del resto de los conductores, que manejaban unos vehículos en condiciones indescriptibles.
En Imlil, la cosa pasa a tranquila. Allí sólo se trata de organizar los petates y negociar otra vez para, en esta ocasión, contratar los servicios de unas caballerías y sus correspondientes muleros. Recomiendo los servicios de Lahcen Bouredda (bouredda@hotmail.com). Buen rollo y un tío legal.
En lugar de salir de Imlil por el fondo del valle, lo hicimos por un camino que se eleva por la ladera W, porque algunos dejaron parte de su equipaje en el hotelillo de Lahcen.
Poco a poco nos vamos elevando. Las aldeas alrededor de Imlil se camuflan perfectamente en el paisaje.
Siempre en dirección sur. Nos esperan 1.500 metros de desnivel hasta el refugio Neltner.El día es muy bueno y hace calor, aunque no excesivo.
Mientras poso para la posteridad con pompa y solemnidad, otro compañero hace cosas más humanas y perentorias. Sic transit gloria mundi...
Por cierto, no sé si os habéis fijado en el fantástico pueblo que está a nuestras espaldas. Se llama Around o algo así, y está situado en el final de una enorme morrena fósil. Sus casas parecen prolongar y confundirse con los bloques de la morrena.
El barrancazo hay que cruzarlo. Conozco a gente que lo ha tenido que cruzar con el agua en marcha, y me cuentan que la experiencia no es nada agradable. Imaginaros...
Poco más o menos a mitad de camino hasta el refugio, en un punto en el que la senda gira hacia el W, se encuentra el morabito de Sidi Chamarouch. Un morabito es una especie de ermita, donde habitó un santón. Como en nuestras ermitas, las gentes del lugar (que aquí ya son bereberes) le atribuyen distintas propiedades milagrosas. Por ejemplo, creo que este iba bien, entre otras cosas, para que las chicas que peregrinasen pudiesen encontrar marido (había alguna que estaba subiendo), o para solucionar problemas de impotencia en los varones. Eso sí, los no musulmanes debían quedarse en el lado contrario del río, puesto que pasar se consideraría una profanación. En el lugar, cómo no, hay una buena selección de 'establecimientos' comerciales que venden productos 'tipicos', donde si no tienes dinero, puedes ir al trueque simple y directo. Si no les compras o cambias nada, se van a quedar con tu cara para la vuelta. Son absolutamente políglotas, y por hablar hablan hasta valenciano...
Una muestra del intenso tráfico hacia el refugio, que explica los florecientes chiringitos del morabito.
Esta subida al refugio es la más peculiar que he hecho nunca. Vas muy ligero (con lo pesado en las mulas), y a lo largo del trayecto tienen montados un montón de 'negocios' (por lo menos en esta época; por cierto, es temporada baja, a partir de noviembre, con la nieve, las visitas son muchas más) muy modestos, en los que puedes comprar algún refresco. Sin duda, este era el más original. Vale la pena fijarse en el sistema: ni en la Expo del 92. Todo a 1 euro.
Eso sí, nada de alcohol: estamos en un país musulmán y eso se nota. Las birras, escasas y carísimas.
Desde el morabito, el valle gira un poco hacia el W y ya enfila hacia el refugio. El paisaje, a medida que nos introducimos en el interior del macizo, se hace más agreste y salvaje.
Por fin, tras unas 6 horas de subida, nos acercamos al refugio. Propiedad del CAF de Casablanca, el Neltner se encuentra a 3207 metros. Fue totalmente reconstruido en 1999 (http://www.cafmaroc.co.ma/refuges/toubkal/toubkal.asp). Consta de un edificio principal y un abrigo anexo para las mulas. La construcción que veis en primer término no es el refugio (que es la que está detrás), sino otro chalet edificado por los empresarios turísticos de la zona. Podéis ver también un gran número de tiendas de campaña, pertenecientes a un grupo que estaba de trekking.
En el refugio sirven comidas (sobre gustos, y limpieza, colores). Hay que llevarse el saco, pues no hay mantas.
El día siguiente nos esperaba la cumbre. Algo más de 900 metros de desnivel, que se hacen (sin nieve) en unas 4 horas tranquilamente.
La subida se hace claramente en dirección E, hacia un corredor en cuya base se encuentra una enorme pedrera.
Nada más salir, cruzamos esta agradable poza.
El corredor y la pedrera (en la primera se ve el techo del refugio).
La cosa está bastante empinada al principio, pero casi siempre se mantiene el refugio a la vista
La subida discurre por el interior del corredor, sobrepasando varios falsos collados, hasta que poco a poco se va ensanchando al acceder a las pendientes superiores.
Este es el circo superior del Toubkal, que se cruza por el lomo superior de derecha a izquierda. La cumbre no es visible por poco, pero está en el centro. Se accede por la derecha de la foto, desde un último collado en el que se gira hacia el Norte. Todo esto debe ser muy interesante con nieve.
Y por fin, la cumbre del Toubkal (4.167 m.s.n.m.). Como nos dividimos también en dos grupos, sólo puedo ofreceros esta en la que estamos Camilo Candela y yo en la cumbre, junto al característico cacharro que colocaron arriba en los años 30, y al que ya le falta una pata (supongo que le habrán hecho más de una reparación... o no)
La lástima es que el día no nos acompañó. Viento, frío y nubes nos impidieron disfrutar de la gran vista que sin duda debe regalar el Toubkal en los días despejados.
Y hacia abajo. Yo creo que se me ve la cara de satisfacción...
El día siguiente, en cambio, amaneció límpido. Y nos regaló con esta impresionante puesta de Luna sobre los picos situados al W del refugio.
Nos sobraron un par de días para regresar y racanear por Marrakech. Aquí estoy yo, en plan Lelete.
Hay un Marrakech más moderno, y para mi gusto más auténtico que todo el tinglado turístico de la plaza y los zocos. Puede uno llevarse, por ejemplo, la sorpresa de entrar en un cuidadísimo parque (son realmente magníficos) y encontrarse en el centro una sala donde acceder a Internet con modernísimas instalaciones.
Y no acaba uno de sorprenderse, en pleno mes de Ramadán, de ver que todo el día por la televisión pública se emiten continuos contenidos religiosos. En el fondo, estamos en una sociedad completamente sacralizada, como lo fue la nuestra hasta no hace tanto tiempo. En todo caso, interesante.
Bueno, y nada más. Si me pasan las fotos del otro grupo, colgaré alguna en los próximos días.
Y gracias al amigo Esteban por el programilla que me pasó para las fotos.Va genial.