¿Alguien es capaz de calcular, aunque solo sea en un año, las veces que Manolo Salazar hacía la ruta Güejar Sierra-Pradollano? ¿Quién, que haya caminado con relativa frecuencia por la Vereda de la Estrella, La Mosca, o las altas cumbres de la Sierra, no se lo encontraba con la misma frecuencia? ¿Quién no pensaba en él al ver a alguien escalando solo en la Alcazaba o transponiendo el Collado de los Ciervos? ¿Quién no sabía que era él cuando, en la fría mañana a la hora en la que todo el mundo empieza a despertarse, desde la puerta del abrigado refugio ya se veía ascender una figura a lejos?

¿Cuáles son las razones que nos llevan a poner nombres a lugares, valles, fuentes, ríos o montañas? ¿Cómo y por qué damos nombre a los lugares? Poner nombres a las cosas facilita la comunicación y ayuda a fijar ideas. Los nombres dados a lugares frecuentemente tienen que ver con actuaciones de personas relativas a esos lugares. Nombres de antiguos habitantes o de propietarios. Nombres de sus descubridores, de sus topógrafos o de sus exploradores. Unas veces son razones históricas y otras veces son gestas de personas. A veces, el nombre de un sitio proporciona información sobre su historia.

La costumbre o el uso continuado, cuando sean excepcionales, también pueden motivar un nombre. Y creo que el caso de Manuel Salazar responde a estas características.

El mejor homenaje que podemos hacer a Manolo y los suyos (y siempre que su familia lo aprobara) debe ser bautizar una travesía, la suya, la que siempre hacía, con su nombre. Desconozco los organismos competentes y los procedimientos formales a seguir para dar nombre a una travesía. Pero quizás la fuerza de su club de montaña, con el apoyo de la Federación Andaluza y de otros montañeros de prestigio buenos conocedores de las costumbres de Manolo, pueda liderar el proyecto y reunir las justificaciones suficientes para conseguir que se bautice su travesía y para que pueda así aparecer en los mapas de montaña de la sierra.

Esta costumbre de Manolo es absolutamente excepcional y así debería ser considerada formalmente. Creo que es difícil que vuelva haber una persona que transite de forma cotidiana, tantas veces y con el mismo planteamiento, esa travesía. Su continua dedicación, su sacrificio, el sacrificio de quienes lo quieren, sus hazañas siempre llevadas con modestia, hacen que Manolo se lo merezca. O mejor dicho, que la travesía se merezca llevar el apellido de semejante montañero.

desde el club sierra del pinar se barajan varias iniciativas para homenajear y recordar a manolo y la que tu expones me parece estupenda. gracias por tus palabras y por supuesto, piensa que siempre contaremos con la familia para estos temas.

Es una forma muy bonita de recordar a manolo, no cabe duda...

Animo y a ver si se hace realidad...

Bonita propuesta

Que mejor homenaje, su huella habrá quedado grabada por esos lugares.

dicen que murio entre las rocas con los ojos mirando hacia el cielo ¿a que cielo amigo mio, amigo nuestro?.Hasta siempre y mi apoyo a la propuesta.

Sin duda una gran idea, sería precioso que esta ruta llevase el nombre de ese gran montañero y que tan honda huella dejó entre los que le conocimos... que fuimos muchos.

Estrecha relación la que tuvo Manolo con nuestra sierra, y con esa ruta en concreto. Quizás demasiada.

Me parece un homenaje genial a Manolo. Espero que salga adelante.

Como compañeros de club, y aunque no le conocíamos en profundidad, pero sí lo suficiente para respetarle, admirarle y tenerle como alguién con quien conversar ya que su profundo conocimiento, experiencia y amor a la montaña, le hacian ser una referencia para cualquier amante de este medio.
Pues como iba diciendo, como compañeros de club, creo q sería muy bonito poder recordarle haciendo de vez en cuando la "travesía Salazar". Esperamos de corazón q todas aquellas ideas dirigidas a recordarle, a aydar a q sea reconocida su "carrera" montañera, llegue a buen fin.

Saluditos.