Nuevamente nos pusimos hace varios meses manos a la obra, para volver a rutear por Sierra Nevada, en esta ocasión con la intención de hacerlo en dirección diferente a años anteriores, en concreto hacia el pico del Caballo. Aunque la idea era de haberlo hecho en primavera iniciada, la climatología de un lado, y las respectivas agendas familiares y sociales de los miembros del grupo, nos fueron haciendo retrasar la salida, que finalmente se fijó para el fin de semana de nuestra selección de fútbol, 13-14-15 de junio, teniendo que ver cómo nos ridiculizaban futbolísticamente desde el salón del Albergue de Sierra Nevada.
En esta ocasión el grupo ha sido menos numeroso, ya que se nos han quedado en tierra una de las viejas glorias, Yoni por motivos familiares, así como Ramón por idénticas circunstancias, y Luis el pamplonica, que este año se ha visto obligado a declinar nuestra propuesta montañera, por otras más cercanas. Esperamos poder contar con él para próximas salidas. Ni que decir tiene que se les ha echado de menos a todos, y que todo hubiera sido más divertido con sus respectivas asistencias.
A nuestra llegada esta era la primera foto de la Sierra desde la ventana de nuestra habitación.
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A la mañana y tras dar cuenta del correspondiente desayuno, preparativos de inicio para ponernos en marcha.
Ya en camino con dirección Elorrieta, nos dejamos a un lado el monumento de la Virgen de las Nieves, para ir tomando los primeros contactos con la nieve, que durante el resto de la jornada, lo sería en diversas ocasiones. Como tónica general y dado el carácter de fin de semana y de buen tiempo, mucho público andarín con la sana intención de pasar un buen día de montaña.
Y comienzan las primeras poses para el álbum familiar de fotos. El escenario lo aconseja, así que hay que ir haciendo caso a las órdenes de los respectivos fotis. No son malos fondos para ello, los Tajos de la Virgen.
Continuamos la ruta con diversidad de paisaje, hasta llegar a la laguna de las Yeguas, donde la afluencia de público es considerable. Parece que aún a pesar del calorcito que va pegando, el personal se ha dejado el bañador en casa, porque la piscina motiva para ello. No hay nadie que se atreva a hacerse unos largos.
Nuevamente fotos para el álbum. El sitio lo merece.
Y seguimos para delante, viendo como nos vamos aproximando a nuestra primera prueba de pinchos. Una subida en diagonal atravesando una importante ladera en la zona de los Tajos de la Virgen. Cierto es que hay buena huella y algún que otro dominguero, se marca la subida en zapatillas, pero nuestro jefe de equipo, dice que de eso nati de plati. Pinchos puestos, piolo en mano y a subir como Dios manda, que después pasa lo que pasa. En el camino y antes de iniciar la subida, nos dejamos atrás unos pequeños lagunillos.
Poco a poco vamos dando cuenta del paso. Por desgracia y por un mal cúmulo de mala suerte, este narrador cayó ladera abajo durante unos 15 metros, para ir a parar sobre una zona de piedra y roca, con los consiguientes porrazos, heridas, contusiones y demás sinónimos. A pesar de todo y tras ascender no sin dificultad, lo bajado tan rápidamente, una vez fuera del paso pude comprobar la suerte tenida, pues el porrazo podría haber sido mucho peor de lo ocurrido, además de tener la suerte de coincidir con dos buenos montañeros, Juanma de la Fuente y Lina Quesada, que me atendieron estupendamente, pudiendo dejarme en condiciones de poder continuar con la ruta iniciada, aún a pesar del importante susto tenido, tanto por mi parte como por parte de mi grupo. Sobre todo ello no puedo dejar testimonio gráfico, a pesar de que alguno de los presentes testigos de mi caída, al parecer tomó buena nota con su máquina de fotos de un suceso como ese. Igual algún día hasta me veo colgado en Youtube o en algún programa de bromas de la televisión.
Aquí nos vemos en el paso de la ladera, y nuestro amigo José Manuel, a la espera de nuestra llegada muy tranquilamente.
Pasado el momento, decidimos continuar hasta Elorrieta, para descansar, comer y valorar la situación, para tomar una decisión sobre las posibilidades de continuar.
Desde Elorrieta tenemos unas estupendas vistas en el horizonte del Mulhacén y del Veleta.
Tras la comprobación de daños y una vez tomada la decisión de continuar, ya tenemos en el horizonte igualmente al Caballo, así que estamos dispuestos a dar cuenta de los inicios del valle de Lanjarón, buscando Verea Cortá, la cual luego pudimos comprobar el por qué de “cortá”.
Nuestro jefe de equipo y uno de los hermanos del grupo, Juan José, bajando desde Elorrieta hacia el valle.
Ya en el inicio del valle, los testimonios del deshielo son continuos, con la laguna Lanjarón en su cabecera.
Antonio, el herido, en una pequeña parada. Los dolores van por dentro. Ya saldrán al exterior más adelante, cuando todo haya terminado.
Primer nevero de la tarde, que nos justifica el sobrenombre de “cortá”, o al menos eso es lo que nosotros pensamos.
Otro corte más, el paso de cadena.
Segundo nevero de la tarde, este mucho más reducido, pero que nos exigió de algo de ingenio para su cruce, dado que nos ofrecía una cierta elevación para su acceso, además de riesgo de oquedades en su interior, por el deshielo continuado. Finalmente y tras un trabajo de piolo concienzudo, pudimos esculpir en la nieve unos simulacros de escalones, que nos permitió acceder al mismo y poder llevar a cabo su cruce. Aunque más abajo aparecía una fractura de placa en dicho nevero, valoramos que al encontrarse acuñada triangularmente por sus caras en contacto con la montaña, podía ser muy complicado que iniciara un movimiento de deslizamiento hacia la caída al pasar nosotros por ella. La otra opción era volver sobre nuestros pasos y descender al valle de Lanjarón, para después ascender hacia el refugio de El Caballo, lo cual a esas alturas se hacía muy pesado.
A todo esto el valle de Lanjarón se nos iba abriendo a nuestro transcurrir por la vereda, así como se nos iba quedando detrás, con estampas del mismo realmente bellas.
La aparición de Laguna Cuadrada, nos confirmaba la cercanía de nuestro objetivo, el refugio del Caballo se encontraba cerca.
Joaquín, otro de los hermanos miembros del grupo, con el Caballo a sus espaldas y a tiro de piedra. Aún quedaba alguna que otra cuesta que subir.
Y por fin el refugio. Después de la paliza metida, no está mal un buen descanso porque mañana habrá que desandar lo andado, aunque por caminos algo diferentes. El servicio de reservas estaba prácticamente completo, así que a pesar de la lluvia y granizo caído durante el camino, parecía que la noche no pintaba nada mal, por lo que Juan y yo decidimos dormir bajo las estrellas, cosa de lo cual no nos arrepentimos en absoluto. Al parecer hubo porra en el refugio sobre la hora en la que pedíamos hospedaje de urgencia en el mismo.
Unos en la misma tarde y otros por la mañana, todos hicimos nuestro asalto a la grupa del Caballo, visionando al mismo tiempo desde esas alturas unas bonitas fotos del valle transitado.
La laguna y el refugio desde las alturas, así como laguna Nájera algo más abajo.
Vista superior de la zona por donde vamos a iniciar nuestro recorrido de regreso, en este caso aunque realizando el paso de Tajos Altos y el Cartujo, picos que aún sin quererlo y prácticamente sin saberlo, nos daban la oportunidad de volver a pisar los 3000 m de altura, que hacía pocas horas habíamos tenido en el Caballo.
En esta zona de paso, podemos observar Laguna Cuadrada nuevamente, junto a la que pasábamos la tarde anterior, incluso la vereda por la que cruzamos.
Durante nuestro trayecto de vuelta, nos pasaron volando bajo el grupo donde se encontraban nuestros buenos samaritanos, Juanma y Lina, aprovechando además de para despedirnos, poder hacernos unas fotos juntos. Tienen en el horizonte empresas montañeras de mucho, mucho, mucho empaque, para lo que les deseamos la mejor de las suertes y que puedan ver cumplidos los objetivos propuestos. El Broad Peak, con sus 8.051 metros, no se sube todos los días, ni el Kilimanjaro tampoco.
Estamos llegando al final de esta zona elevada, teniendo que vernos obligados a realizar ciertos pasos de roca algo complicados para lo que estamos poco acostumbrados, a la altura de Tajos Altos y del Cartujo.
Por fin hemos salido de esta última difícil zona, para tras una leve subida volver a ponernos en el camino de vuelta, ya sí coincidente con el traído de ida en nuestra jornada anterior. Atravesamos, esta vez en descenso el paso de nieve en los Tajos de la Virgen, y tras sucesivos pequeños neveros, nos vemos nuevamente a la altura de la laguna de las Yeguas, la cual una vez pasada, nos hace perfilar la cercanía del final de nuestra ruta.
Como fin de fiesta para nuestras pupilas, nos deleitamos con la pared que se nos presenta en el horizonte, los Tajos de la Virgen y el Cartujo, como muestra clara de lo que hemos atravesado.
Y para poner el colofón a las dos intensas jornadas tenidas y sufridas sobre nuestros ya en algunos casos, cincuentones cuerpos, nos permitimos el lujo de una relajante barticipación, disfrutando de una más que merecida birrita.
Y esto es todo por esta salida amigos foreros. Espero que aunque dentro de mi estilo de cierto aburrimiento, os haya parecido interesante. Os podemos asegurar que para nosotros lo ha sido, y que ya hablamos sobre la planificación de la próxima, aunque eso es otra historia….
Saludos para todos.