Nos disponíamos a realizar la famosa travesía al Vignemale con su ascensión, pero la previsión no era todo lo buena que hubiéramos deseado. Aún así hicimos un intento. Aquí está nuestro paseo amenizado con fotos:
Este puente ya lo conocéis ¿verdad?
El puente para cruzar las aguas del Barranco de Lapazosa está por los suelos... bueno, por las aguas.
Así que buscamos por dónde podemos cruzar
Para ser un arroyo, está que se sale y eso que por aquí, más arriba, ya se ha dividido en dos
Finalmente, subiendo más, un puente de hielo y nieve nos permite el paso sin tener que descalzarnos
Una vista atrás nos muestra las verticales paredes del cañon del río Arazas, de Ordesa
Seguimos subiendo hacia Bernatuara. Poca nieve por aquí
Que se deshace llenando las riveras
Finalmente, en la parte superior, cerca del collado, aunque vertiente sur, todavía exhibe paisajes de invierno.
Bajando del primer collado hacia el lago circular, todavía en zona española.
Así lucía este viernes, el primero de los de junio (parece mentira), el lago de Bernatuara. Al fondo, la frontera francesa.
Y así desde la frontera, mirando atrás. Recomendable no pisar el lago: lo bordeamos por el oeste, a la derecha de la foto.
Valle de la Canau. ¡¡Esto sí que es nieve!!
En Torla me informan de que los pastos de este valle, a pesar de estar en suelo francés son de uso español por algún tratado de hace muchos, muchos años. ¿alguien más lo había oído?
¡puntos suspensivos!
Casi llegando al valle d'Ossoue se puede ver a la izquierda la subida hacia el refugio Bayssellance, las manchas blancas casi en el centro son aludes que han tapado la pista que baja a Gavarnie, que queda a unos diez kilómetros valle abajo.
El Barrage d'Ossoue estaba impresionante.
Hacia Bayssellance íbamos pero por diversas razones: fragilidad de los puentes de nieve, empeoramiento del tiempo, en este punto decidimos que mejor dejábamos la ascensión para otro momento.
De regreso, otra instantánea del Barrage con el reflejo de sus laderas moteadas.
Y ahora viene lo de esquivar los aludes
Este está difícil de esquivar por su flanco inferior
Las piedras acompañan a la nieve en su caída dejando la pista para el arrastre.
Hasta cuatro aludes tapan la pista
La temperatura ha bajado a altas horas de la tarde por lo que nos aventuramos por la rimaya.
Tan sólo la horizontalidad del cauce del río consigue parar a la nieve en su caída.
Encontramos cobijo en este chamizo donde el relax se apodera de nosotros rememorando lo que nos ha deparado el día, a la par que reponiendo fuerzas con las delikatessen del valle y la delicadeza de los lugareños.
Y, ¡cómo no! nos acercamos a contemplar el impresionante circo de Gavarnie.
Una visión de su famosa cascada a la izquierda de la imagen.
¿porqué será que siempre nos quedamos con ganas de más montaña?
