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Encorda2
Madre mía, qué suerte! , eso es estar cerca!!
Cita
Geochema
Realmente jodido lo de las tormentas, yo también ví las orejas del lobo....
Allá por el 15 de julio de 2006, con un calorín de la hostia y las previsiones de sol, sol y más sol, decidimos hacer una travesía subiendo en autobús a Pradollado, desde donde empezaríamos subiendo a las posiciones, corral del veleta, veta grande, laguna larga, juego de bolos y dormir en la Mosca. Al día siguiente pasaríamos el veredón de la Alcazaba, el cuervo, el puntal de los Cuartos y bajaríamos a dormir a Piedra partía. El tercer día bajaríamos a Güejar Sierra....
El primer día cuando estábamos en el corral del veleta, de repente y sin haberlo visto antes, subía por el valle del Guarnón una nube solitaria, negra, de donde salía un cortinazo de agua acojonante y que venía hacia nosotros.
Rápidamente tuvimos que decidir refugiarnos en el túnel del veleta, que estaba a 5 minutos del lugar, y menos mal porque se formó una tormenta que caían los rayos delante de nuestras narices, empezó a granizar de forma bastante violenta, vimos hasta desprendimientos de piedras de pequeño tamaño cerca de la boca del túnel, y el ruido era ensordecedor. A la hora o así volvió a despejarse....
Cambiamos la ruta y nos fuimos a la Caldera del Mulhacén pasando por el cerro de los Machos, ya que habíamos perdido algo de tiempo.
Al día siguiente, nos pasó algo aún peor. Cuando íbamos por el puntal de Vacares, había alguna nubecilla pero no tenía esta vez pinta de tormenta. Según llegábamos al pico, a mi amigo carlos se le pusieron los pelos como con electricidad estática, todos de punta y nos dió un yuyu importante cuando vimos aquello ya que acto seguido nos fuimos de allí. De repente otra compañera levantó su bastón de aluminio como señalando hacia la laguna y pegó un ZUMBIDO ELÉCTRICO. Empezó a caer gotas, tiramos los bastones y nos metimos en los huecos de las rocas escondiendo lo más hondo de las rocas todo lo metálico. Otra vez los rayos cayendo al ladito de nosotros, otra vez granizó aunque no tanto, pero esta vez sin resguardo y más acojonaos después de lo que habíamos visto.
Cuando paró no acabamos la excursión y nos bajamos a la cucaracha a dormir ya que no estabamos dispuestos a que al día siguiente se repitiera la faena.
Buf, fue acojonante
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