Antonio y yo nos habíamos tomado la mañana libre y decidimos entrenar un poco subiendo desde Pradollano a los observatorios de las Yeguas foqueando. La nieve recien caida, sin esquiadores de pista, teniamos la Sierra practicamente para nosotros. El silencio por la pista del rio siguiendo las huellas de Antonio y el buen tiempo que hacía, eran síntomas que el día iba a ser provechoso. Poco a poco fuimos remontando palas hasta Borreguiles donde el sonido del helicoptero del SEREIM nos llamó la atención.
Cuando llegamos al observatorio de la Universidad y pudimos contemplar los Tajos de la Virgen, vimos como un alud había barrido to talmente el acceso al Elorrieta. Por suerte todo quedó en un susto sin importancia.
Así que repusimos fuerzas con un bocata y nos pegamos una bajada de auténtico lujo.
Y ojo a las laderas.
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