Entre las alas del Buitre
Aviso a navegantes: Los nombres de la vía y de la cascada están puestos por pura ignorancia, quiero decir, por pura ignorancia de que hubieran sido nombrados con anterioridad, si es así, considérense retirados en el acto.
Hacia las montañas de la Sierra Nevada Almeriense profesamos el cariño que se tiene a lo que es propio. No nos faltan razones. En sus laderas empezamos a disfrutar de la nieve, y sus suaves cimas fueron nuestras primeras conquistas de la montaña invernal. Ya presa de esta pasión, disfrutamos intensamente de algunos de sus magníficos corredores: el del Buitre, el del Almirez, el de los Tajos de la Cruz, el de Peña Horadada, el de la Fuente del Rosal…
Sin embargo, frente a su hermana granadina, cuajada de vías de escalada y corredores de todos los niveles, la Sierra almeriense se presenta algo pobre de vías invernales AD. Así que cada vez que planeábamos una empresa de esa dificultad, mirábamos más allá de las fronteras de nuestra provincia… o por lo menos, hasta hace bien poco…
El corredor del Buitre (señalado en rojo) es bien conocido. Ha hecho disfrutar a más de uno. Cualquiera que haya tenido el placer de realizarlo con la nieve algo dura, se habrá cuidado mucho de no resbalar en su aproximación, ya que un tobogán de libro te conduce a una caída al vacío por un cortado que, por lo menos a mí, se me antojaba temible e inabordable.
Es curioso, en esta afición-pasión, basta con juntarse unos amigos algo inquietos, con ganas de aventuras y echarse el material en busca de nuevas vías, para terminar desandando el camino, porque te das de bruces con un paredón sólo apto para alpinistas ingrávidos. Pero también es verdad que a veces, sólo a veces, la suerte sonríe a los audaces (o a los de culo inquieto)….
Así que con esos pensamientos, el pasado sábado, con el frío siberiano azotándonos las orejas, nos encaminamos Rafa presi, Rafa el de paloma y yo mismo, tres indaloaventureros de pro, hacia el Buitre, con la sana intención de catar ese gigantesco y vertical desagüe del corredor, que a la postre resultó ser una vía de escalada de más de 200 metros, algo difícil (en esas condiciones y para nosotros), con pasos de mixto de 4º, muchos resaltes de hielo y cascadita incluida de unos 20 metros con hasta 80º de inclinación. En fin y con permiso, ¡un puta gozada!!!! En amarillo la vía con aproximación incluida y en rojo las dificultades (1º resalte, 2º cascada, 3º resalte, 4º pasos de escalada)
Como mi buen amigo Rafa me ha hecho notar la vía empieza unos 100m más abajo en el primer resalte rocoso.
Las condiciones de la nieve fueron lo peor del día, venteada, seca y sin cohesionar, con espesores que superaban en algunas zonas el medio metro. Mala, mala, malita. En la penumbra, bajamos buscando el primer resalte de hielo, dudando de su consistencia y tamaño.
No defraudó, ideal para calentar motores ¡y gemelos!
Tras unas rampas de nieve de todas las variedades posibles
nos dimos de bruces con el motivo que había desencadenado nuestra aventura: una hermosa cascada de hielo, almeriensis nevadensis, a la que titulamos “Indaloaventura conexión”. Reclamé el honor de ser el primero en herir el hielo y no sin algún que otro traspiés, bien sujeto por los piolos, alcancé el final, monté reunión y aseguré a mis compañeros. Sólo el aire siberiano fue testigo de los muchos aullidos, vítores y gritos de entusiasmo. En números: 20-25 metros, con tres resaltes, inclinación media entre 60-70º, con rampas de entre 80-90º. En imágenes:
La imagen del “!Buffffff!”:
Y la del “!Qué guapo, tío!”:
Tras el subidón, vuelta a la pelea a brazo partío con la nieve hasta llegar a otra zona de resaltes de hielo en que nuestra buena cabeza nos hizo asegurar. La apertura corrió a cargo del Presi, que la sacó al estilo español, con muchos cojones y bastantes resoplíos:
“Que sí, Presi, que es por ahí…”
Donde salieron algunas imágenes que no merecen enturbiarse con comentarios:
Los últimos resaltes de hielo nos encajonaron en un pasaje angosto.
En tal estrechez la dificultad adquirió forma de tres glandes bloques que obstaculizaban totalmente el paso y cuyo franqueo necesitó dosis de equilibrio, contorsionismo, control mental e imaginación, sobre todo mucha imaginación. (Digamos, por decirlo finamente, que no salimos muy limpios del entuerto). Es cierto que quizá pudimos esquivarlos por la derecha, pero estábamos decididos a apurar hasta el último sorbo esta caliz….
Así que ahora le tocaba a Rafa de paloma abrir el largo y ahí se las compuso la mar de bien:
Salimos de las Alas de Buitre al paisaje abierto, bajo el corredor. Iniciamos la bajada muertos de frío y hambre, empezando apenas a digerir, nuestra pequeña gesta. ¿Cuantas veces me he relamido desde entonces?...he perdido la cuenta…
P.D. Sirva esta contribución de homenaje a los buenos compañeros de cordada, entre cuyas manos no dudamos en dejar la vida y a la familia que nos espera, con santa paciencia y mayor amor.