Saludos a todos.
Aquí pongo un repor de lo que fue nuestra primera experiencia con esquís de travesía. Nos estrenamos de la mejor forma posible, ascendiendo una bonita cima como es la del Caballo.
Lo primero agradecer a Fernando Wilhelmi por su respuesta en el foro montañero cuando expuse mis dudas sobre el asunto. Escribí con el pseudónimo de “dudoso”, ya que estaba en ordenador ajeno sin saber iniciar sesión…Y las dudas eran muchas, ya que somos novatos totales en el tema del esquí de travesía.
Alquilado el equipo el viernes tarde en Nivalis, nos fuimos temprano el sábado hasta Nigüelas, en busca de la pista que nos condujera a los Cortijos de Echevarría. Pese a haber coronado el Caballo unas cuantas veces, era la primera vez que lo hacíamos desde Nigüelas, y avanzar por el carril suponía una nueva experiencia. Nos quedó claro que sin todoterreno hubiera resultado épico llegar hasta arriba.
Poco antes del mirador un nevero cortaba el paso, y dejamos el coche a un lado. Poco frío, y una atmósfera con una calima que decididamente nos iba a fastidiar cualquier foto paisajística. Imposible ver la costa desde allí arriba, una pena.
Nos cargamos los esquís a la espalda, e iniciamos la ascensión.
Desde el mirador se ve la cantidad de nieve en la loma del Caballo, cuyas lenguas cortaban el carril. En la cima coincidimos con un par de esquiadores que eligieron esa ruta, y nos contaron que se calzaron los esquís nada más bajarse del coche. La próxima ocasión ya sabremos por donde empezar…
Iniciando la subida a la loma de los Tres Mojones
Aquí está el lugar en el que decidimos desvirgarnos en estas lides. Llevábamos una horita y pico porteando los esquís, así que ya había ganas de cambiar el sistema de subida.
Por fin empezamos la subida con los esquís, y rápidamente le cogimos el ritmo a esto de esquiar hacia arriba, una gozada. Además la vista de la cima desde esa llanura blanca era emocionante.
Y la calidad de la nieve mejor de lo que esperaba. Había estado en la estación la semana pasada, y pensaba que tendríamos una nieve paposa durante la actividad, pero nada más lejos de la realidad, estaba muy bien (algo blandita sí que estaba).
La cima y el valle de Lanjarón, cargadito de nieve. Lástima de “calima” que estropeó las magníficas vistas que suelen haber allí arriba.
Y una visión del descenso que nos esperaba. ¡Lástima que lo que fue una hora y media hacia arriba, nos durara tan poquísimo hacia abajo!
Por cierto, a falta de poco para llegar a la cumbre fuimos testigos de un suceso alucinante: nos cruzamos con tipo bajando de la cima en ¡Bicicleta de descenso! Lamento no tener fotos, porque lo tuve que grabar en video…Tuvo que subir empujando la bici desde Echevarría, y llegó a la cumbre porqué allí vimos sus huellas, y luego para abajo rodando…Un máquina total.
Bueno, aquí lo que nos deparó una buena mañana en la sierra, iniciándonos en una modalidad de montaña que nos dejó muy buen sabor de boca y que seguro repetiremos cuando podamos.