La primera vez que pasé por ahí fue en el tren. Franco era todavía sargento. Me impresionó un montón. Y lo de la historia del caminito no deja de ser una pasada.
Mi padre no para en insistir en invitarme a una paella para enseñarme todo eso pero... no he podido dejarme ¡de momento!
Ah! y la paella es SOLAMENTE para mi ¿vale?