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Maldito duende
MALLO FIRE.
VIA A. RABADA, E. NAVARRO.
HISTORIA:
De entre los itinerarios de más clase de Riglos, destaca sin duda el Espolón Sur del Fire. La primera se remonta al Otoño del 60.
Cuatro días y parte de un quinto con sus respectivas noches y una buena dosis de tenacidad y valor, es el precio que pagan para tan importante victoria dos de nuestros mejores roquistas desaparecidos en la pared N. del Eiger el verano del 63. Sus nombres son Ernesto Navarro y Alberto Rabadá, de Zaragoza.
Hasta el Otoño del 66, no se realiza la segunda. Ursicino Abajo y Jesús Ibarzo son los protagonistas de esta hazaña. Con un solo vivac en el centro de la pared, si bien no siguen íntegramente el itinerario original, pues unos 40 m. más arriba de las canales centrales, continuaron recto durante -- aproximadamente unos 40 m. para después de darse cuenta de su error y gracias a su experiencia en Riglos, vuelven al itinerario original por medio de una travesía a la derecha -- hasta coger el torreón. Según las noticias que se tienen, durante la primera ascensión no se utilizó ni un solo tornillo de expansión. Durante la segunda, se utilizaron algunos para las reuniones pero nunca de progresión, aunque más adelante, durante la tercera y posteriores si se utilizaron, tanto de reuniones como de progresión sobre todo en el torreón final que es donde más problemas se presentaban. A pesar de todo, hoy día aun conserva algo de dificultad técnica pero, ningún momento psíquica y real como durante las primeras ascensiones hasta el punto de que hoy, cordadas formadas por jóvenes escaladores la recorren en media jornada, incluyendo también varias escaladas solitarias.
Pasan los años y hasta finales del 74 no se señala ninguna tentativa a pesar de la excelente calidad de la roca con que cuenta esta vía. Son dos escaladores catalanes quienes después de dos vivacs, han de salir de la pared ayudados por una cordada de apoyo cuando ya casi habían resuelto todas las dificultades. En mayo del 75, se consigue la siguiente ascensión por dos alpinistas franceses con tres vivacs. Al mes siguiente se repite de nuevo por dos alpinistas de Madrid con un vivac y siguiendo las huellas de la segunda ascensión, siguieron recto sin hacer la travesía al torreón para ganar la cumbre directamente por una fisura muy larga y rota y muy expuesta situada entre la "Luis Villar" y la vía "Original". A partir de estas dos ultimas ascensiones, se ha ido repitiendo mucho más a menudo y lo que personalmente opino, es que es muy difícil el saber con exactitud el itinerario integro de la primera ya que dadas las características de la escalada en Riglos y sus múltiples posibilidades, existe en el espolón una gran cantidad de variantes.
Por tanto, nada mejor que el relato de la primera escrito por Alberto Rabadá:
"Comenzamos la escalada que coincide con la cara oeste por el extraplomo inicial bastante serio y la larga travesía por la que rebasado el espolón se hace difícil entenderse. Abandonamos la "Villar". Desde el punto donde nos encontramos, superamos un trozo muy liso de pared compacta, superado este, prosigo el delicado paso a libre hasta que una fisura ya conocida me brinda ocasión de colocar una segunda escarpia. Continuo la fisura y poco más arriba, tengo que bordear la panza hasta que alcanzo una cornisa formada por una laja semisuelta.
Una vez ha llegado Navarro, inicia el siguiente largo sobre mis hombros pisoteándome a placer. En este largo evitamos por la izquierda en un franqueo, la fea fisura diagonal que bautizamos "La Cicatriz", aparente línea de ataque vista desde la base pero que a su altura se ve impracticable. Navarro desaparece de mi vista avisándome que sigue a libre. Por fin alcanza la cornisa recuperando la despensa y a mí a continuación. 1º vivac.
Sobre las seis, tras haber dormido toda la noche de un tirón, prosigo hacia la derecha por la misma cornisa del vivac hasta una panza que supero con un pitón, sigo en diagonal por un muro bastante liso que se extraploma al final, extraplomo que supero con 4 malos clavos y preparo la reunión.
Comienza mi compañero pisoteándome los hombros y en un alarde de equilibrio, supera una panza siguiendo por un diedro descompuesto del que hay que salirse en un difícil franqueo. Al final de este, llega al punto donde llegamos la otra vez. Colgado del clavo de rapel estudio la continuación desconocida desde ahora. Por encima de la panza, en cuyo borde estoy suspendido, otra más saliente cierra el paso, siguiendo un trozo de pared de la que calculo se podría progresar más rápidamente, una tercera panza cortada por una fisura y la perspectiva achata el resto de la pared visible. Supero los dos primeros extraplomos difícilmente, la pared no me ha engañado y salvo el trazo liso con más facilidad. Finalmente tengo que subir la fisura del final utilizando métodos nada académicos y consigo encaramarme en una repisa al pie de un muro bastante más fácil por el que sube Navarro.
Nos reunimos en un rellano al pie de una panza surcada por tres chimeneas a cuál más fea, nos decidimos por la central después de varios infructuosos intentos de llegar a ella de frente, lo logro dando un franqueo por la derecha sin que la cosa sea mucho más fácil, a base de paciencia y de fiarme de unos pitones más bien malos, la chimenea excepto un techillo al final, no ofrece ningún problema y da paso a una pared de excelente zócalo que hace prorrumpir en exclamaciones a Navarro a medida que va subiendo. Mi aviso de que no le queda más cuerda le sorprende en un estrecho resalte donde se decide a preparar el 2º vivac.
En este segundo tercio, la pared presenta una de sus mayores dificultades con unos extraplomos de 40 ó 5O m. hasta unas cornisas que son nuestra meta momentánea. El primer largo en diagonal a la izquierda permite sortear los primeros desplomes siguiendo a continuación a la derecha cuando nos encontramos en medio de ellos. De esta forma me encuentro haciendo artesanía pura a base de pitonisas, pitoncitos y toda la quincalla menuda que tengo, pasando un rato bastante apurado hasta que penduleando me situó en una repisa donde descanso de tan fatigosa tirada. Otro largo queda para salir de esta segunda zona de panzas. Veo a mi compañero empezar con un brío que, queda frenado ante la imposibilidad de pitonar ni medianamente bien, son momentos de gran tensión, sobre uno de los clavos que ha conseguido colocar, suspende un estribo y es al querer apurar el ultimo peldaño cuando se produce la caída. Todo ocurre en breves instantes al desprenderse el primer clavo, el segundo lo hace también y es uno de los de la reunión el que aguanta él vuelo: que queda suspendido debajo de mí sin mayores consecuencias que un dedo magullado y el reloj hecho puré. Mientras ataca otra vez, está con los bríos un poco mermados, al segundo intento hay más suerte, el clavo aguanta lo suficiente para alcanzar la parte superior del extraplomo por el que se desplaza hasta llegar a una pequeña muesca, al pie de un tramo de pared sumamente vertical de unos 15 m. Intento dar con una cornisa en las dos horas de luz que nos quedan, pero al no conseguirlo, nos quedamos allí organizándonos un balconcillo, 3º vivac.
A base de artesanía me desplazo por la derecha hasta una entosta donde consigo colocar un buen clavo, continuo pero al no ver nada regreso hasta el clavo, cansado de tanto peso y recupero a mi compañero. Este con más suerte, consigue meter un clavo bueno y luego otro y otro. Ya toca la repisa que esperamos salir de este agotados trozo de pared y por ella se desplaza hacia la izquierda al otro lado del espolón por lo que presumo se han acabado los problemas gordos (ya era hora). Al final de la tirada siguiente y mientras mi compañero se acerca a mi no siento otra cosa que el llevar el tomavistas descargado. Otra tirada por unos metros de pared lisa, una corta canal con mala salida y alcanza Navarro el nido de buitres. Estamos cerca de la cima pero la noche se nos echa encima. 4º vivac.
La ultima tirada corre a cargo de Navarro, pues tras los suspenses de ayer temo no encontrarme en las mejores condiciones. Le veo salir sobre un extraplomo sobre nosotros del que pasa a una especie de medio cerco a la derecha, por la que continua el arriesgado largo en libre y cima".
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