Mal de altura = la peor de tus resacas




Solución: No subir alto




Aparte bromas, fundamental:
El Mal Agudo de Montaña (MAM), es una ENFERMEDAD, y como tal hay que tratarla

; Es el conjunto de síntomas que aparecen en el montañero cuando su aclimatación es aun escasa o nula. Los síntomas suelen presentarse en forma progresiva durante las primeras horas tras la llegada a una cota alta. Tienden a aumentar su intensidad durante la noche, cuando la frecuencia respiratoria es más baja. Una actividad normal, entendiéndose por normal tranquilidad y nada de esfuerzos, no tiene por qué verse interferida mientras los síntomas remiten poco a poco hasta desaparecer entre 2 y 4 días de permanencia a la misma cota, señal inequívoca de que la aclimatación a esa altitud es la correcta.
Aunque la sintomatología puede ser muy diversa, dependiendo de las características personales de cada sujeto, los síntomas más frecuente son los siguientes:
a) Cefalea: Es el síntoma más frecuente. Si cede con reposo se considera que se trata de una MAM moderado. Si la cefalea despierta de noche, está presente por la mañana, o es resistente a los analgésicos habituales, se considera como MAM severo. Aumenta con el ejercicio.
b) Síntomas gastrointestinales: La falta de apetito es constante. Aparece también aerofagia y pesadez de estomago con cierto grado de mala absorción intestinal. Las nauseas y vómitos también son frecuentes si bien habría que vigilarlos pues pueden ser síntomas de gastroenteritis, y edema cerebral (vómitos en escopeta) también muy común en estas situaciones.
c) Cansancio, debilidad e indiferencia: La indiferencia es un auténtico signo de alarma de la presentación inminente de edema cerebral de montaña. Si esta progresa hasta el extremo de que el individuo no se levanta ni para comer, rechaza la ingesta de líquidos, y no tiene necesidad de orinar en varias horas, es de esperar que el coma por edema cerebral de altura aparezca en menos de 24 horas.
d) Insomnio: Se caracteriza por dificultad en conciliar el sueño, acompañada de múltiples episodios de despertar durante la noche, súbitos y con sensación de falta de aire. Es un síntoma común durante la primera semana del ascenso, y tiende a remitir hasta desaparecer en la segunda.
e) Taquicardia, palpitaciones: Son frecuentes, aunque raramente producen molestias importantes. Ceden con reposo y relajación.
f) Síntomas respiratorios: La tos seca suele ser especialmente importante después de los esfuerzos. Se atribuye a la irritación de la mucosa respiratoria por hiperventilación en aire frío y seco. Esta misma tos acompañada de disnea o taquicardia de reposo es un signo de alarma de edema pulmonar de altitud.
g) Disminución de la diuresis: Es debida a una mala distribución de los líquidos en la altitud, lo que ocasiona una disminución en el volumen sanguíneo. Si el aumento de la ingesta hídrica no normaliza la diuresis en 12-18 horas, el sujeto está amenazado, y se indicará el descenso a cotas inferiores cuando todavía pueda ayudarse por sí mismo.
Ahora, nuestra cruz:
Edema Pulmonar de Altura (EPA).
Por razones que desde un punto de vista médico aún no han sido del todo bien entendidas, la disminución de la presión atmosférica causa un escape hacia el exterior de fluidos a nivel de vasos capilares, que puede inundar en mayor o menor medida los pulmones, impidiendo el intercambio gaseoso imprescindible para la vida. Puede haber sensación de ahogo y respiración ruidosa, cianosis (labios u orejas se ponen amoratados o azulados), expectoración espumosa, a veces rosada. Puede acontecer durante la noche, tras una jornada de esfuerzos sobredimensionados.
Suele aparecer por encima de los 3.000 mts durante los primeros días de estancia en altitud. La frecuencia aproximada de aparición es de 5 casos por cada 1.000 montañeros que ascienden por encima de los 4.000 mts. Existe una clara predisposición personal, siendo mucho más frecuente entre quienes ya han padecido otro episodio anterior. Parece ser más frecuente en montañeros jóvenes. La mortalidad descrita es de un 11%, aunque entre los que no descienden a cotas más bajas llega al 44%.
Edema Cerebral de Altura (ECA).
Por idénticos o parecidos motivos a los del EPA, en este caso es el tejido cerebral el que va a verse inflamado por escape de fluidos. Vómitos incontrolables y debilidad extrema, aunque no siempre, fuerte dolor de cabeza que no calma un analgésico, descoordinación, vértigos y trastornos del comportamiento, pequeñas hemorragias visibles en los globos oculares y estado de coma. Suele sobrevenir tras una prolongada estancia (más de una semana) a gran altitud (por encima de los 6.500 mts) .
Cualquier individuo afectado por el MAM puede presentar un cuadro de edema cerebral como complicación, especialmente los montañeros jóvenes, durante la fase de aclimatación. Aún así, se han descrito casos en momentos inesperados en personas ya aclimatadas. Al igual que ocurre con el EPA, el haber padecido anteriormente la enfermedad, es causa predisponente.
Tanto en el EPA como en el ECA, el riesgo es de muerte y la urgencia, por tanto, extrema. El descenso es imperativo (perder al menos entre 600 y 1000 m. de desnivel) ya sea en forma de evacuación, o de cámara hiperbárica, o de ambos recursos bien combinados con la administración de oxígeno artificial. De todas formas, el exceso de líquido en el organismo puede manifestarse antes a través de un hinchazón general en toda la cara
Aquí, una tabla para hacernos una idea de como debemos comportarnos en altura:
Unos consejillos:
- La progresiva ganancia de altitud, intentando hacer "picos de altura" y bajar a dormir a un sitio más bajo del alcanzado de máximo. No ascender demasiado rápido por encima de 3.500 mts. Nunca más de 700 mts de desnivel si se pretende dormir arriba.
- La técnica “diente de sierra” favorece la aclimatación si no se acompaña de esfuerzos excesivos y si de reposo en el campo base.
- Moderación en la intesidad del esfuerzo, todo sobreesfuerzo, se paga, incluso a la hora de montar una simple tienda de campaña.
- El ascenso de un “solo tirón” , es decir, intentar la cumbre desde un punto más bajo del normal y luego descender a dormir lo más bajo posible, reduce el período de aclimatación pero comporta altos riesgos y sólo es recomendable para alpinistas muy experimentados en altitud.
- Tras la fase inicial de ACLIMATACIÓN, donde el tiempo juega a nuestro favor, sobreviene la de ACLIMATAMIENTO, fase óptima entre 1-4 semanas donde nuestro organismo podrá realizar el máximo esfuerzo en estado de buena forma (aunque por encima de 7.000 m. la degradación de la salud es continua).
- Tras la fase de ACLIMATAMIENTO sobreviene la de DEGRADACIÓN, donde el tiempo juega en contra nuestra. Nuestro organismo se agota progresiva e irremisiblemente por esfuerzos cada vez menos intensos.
- No permanecer mucho tiempo a alturas extremas (por encima de 7.000 mts). El organismo ya no se repone por mucho descanso, bebida o comida que pudiera recibir.
- El descanso es FUNDAMENTAL.
- La hidratación, MÁS FUNDAMENTAL, pues se pierde muchísima humedad corporal por la respiración, y ni nos damos cuenta.Atención especial a la orina que debe ser continuada, abundante e incolora ya que esto es signo de buena hidratación y poco probable retención de líquidos.
Personalmente, yo la primera vez que me fui a un sitio alto, me pasé (pasé de los Alpes, ni 5.000 al Muztagh Ata, más de 7500),y lo pagué: lo pasé MAL. Normalmente, la primera vez que vas a un sitio así, vas jiñao por lo que te dicen los demás, y coom eres joven, vas con ganas de comerte el mundo. Resultado: El mundo se te come.
Después de varias visitas a sitios más o menos altos, la primera vez en la temporada que subo a 3.000 m. lo noto, pocos síntomas y poco tiempo, pero lo noto. No hay nada como reconocer esos síntomas para hacer tu propio plan de aclimatación.
Eso sí, en cuanto llevas un par de días, como una moto, y ya nada ni nadie te puede parar para llegar hasta arriba




Respecto a los ataques "del tirón", a mí me han ido bien, menos tiempo en altura y menos campos, pero no va igual a todo el mundo. Hay que tener en cuenta que no hay dos cuerpos iguales, y quizás nosotros estemos en 12 días listos para atacar un 7.000 alto, y nuestro compañero/a ni siquiera haya podido quedarse a dormir a más de 6.000m
Y fundamental, que si no vamos aclimatados, a la cima igual sí lleguemos, pero queda TODA LA BAJADA

En ejemplo, que creo muy representativo, lo viví este verano. Me llevé de "excursión" al Kilimanjaro (5.895)a un grupo de 17 ejidenses, con gente que había subido al Mulhacén y alguno que no había pasado de los 2.000 m. de la Ragua. Yo en teoría, debería estar algo aclimatado, pues había llegado hacía 15 días del Muztagh-Ata (7.546), y tuve síntomas como los demás; gente super-preparada físicamente (maratonianos) lo pasaron peor que gente teóricamente menos fuertes, al aclimatar peor.
De los 17, 16 llegaron a cima



SIN PRISA, PERO SIN PAUSA.
NO TE CARGUES EN EXCESO, POR FUERTE QUE VAYAS.
NO QUIERAS ROMPER RECORDS DE ALTURA CON PREMURA.
Espero que aclare algo, y no lo líe más

Lavín, compae, después de este tostón, ya no escribo en un par de semanas más






