Sí, consiguió sobrevivir. Un héroe, un auténtico titán.
Quizás os preguntéis de qué se trata. Hoy, nuestro compañero Juan R., un Ytantos de la década de los cincuenta, ha conseguido sobrevivir tras una increíble ruta por los Alayos en compañía nada más y nada menos que de José Luis y Trevenque.
La cosa se fraguó ayer. El resto del comando de los Ytantos activos, tenían otros planes más “píndios” para mañana y los “mayores”, por cuestiones que no viene ahora al caso (pura y simple cobardía, al menos en mi caso) optamos por algo “distinto”: la integral de los Alayos (para conformarmos en nuestro foro interno, algunos también llamamos a este tipo de conducta “prudencia”
).
Así, esta mañana, a eso de las siete, José Luis, Juan R., y yo mismo, estábamos prestos para hacer esta bonita ruta con la idea de estar de vuelta para la hora de comer, (tal y como manda uno de los estatutos más relevantes de nuestra organización).
Cada día, cada momento de la vida, encierra casi siempre mucha belleza, sobre todo si está uno en alguno de esos lugares mágicos que a todos nosotros tanto nos gusta. Lo demás es sólo cuestión de tener una cámara a mano y aprovecharse. La cosa estaba hoy más para contraluces y he tenido la suerte de poder captar alguno.
Esta merece un comentario aclaratorio; en esta imagen estamos los tres: dos en silueta (José Luis y Juan R.) y el otro de forma alegórica (la silueta que se ve a su izquierda es esa montaña de la que he sacado mi sobrenombre).
La ruta empezó en el aparcamiento de la zona recreativa. Caminamos un rato hasta la central eléctrica y cruzamos por el puente en dirección a Rambla Seca. En menos de una hora, tomamos el desvío a la derecha para coger la vereda que nos llevaría por la cara norte de los Alayos hasta la senda que sube hasta el Collado del Pino.
Charlando, charlando, casi sin darnos cuenta hemos rodeado Castillejos y continuado por la vereda de la zona sur.
Teníamos planeado hacer un par de cumbres por su significado: Corazón de la Sandía y Picacho Alto.
En la primera de ellas hemos instalado un pequeño comedor. Eran las once menos cuarto.
Esta es la cara que tenía Juan R. ya en la cumbre.
Tras la reposición de fuerzas, nos encaminamos a por la siguiente meta.
Un poco antes de la una, llegamos al coche. Juan R. estaba desfallecido. Había que procurarle una hidratación
con urgencia.
Consiguió sobreponerse como se puede ver aquí.
Pero sólo fue una mejora pasajera. Finalmente lo tuvimos que llevar a urgencias. Se ha tenido que quedar ingresado conectado a un barril. Dicen los médicos que tendrá que seguir ingresado una semana. Si queréis visitarlo, avisar por si está recibiendo algún tipo especial de tratamiento.
Por momentos me creía que iba con vosotros 
Nuestras rutas en... [
