"Yo asumo el riesgo de una manera muy sencilla. Sé que la vida la voy a perder igualmente, un dia u otro, así que no me compensa cambiar de dirección supuestamente para ganar más días. Nadie me garantiza nada, en las montañas o en la ciudad. El riesgo con sentido, sopesado, madurado, me hace ser el que soy. Y nosotros sólo tenemos una ventaja respecto a las montañas; nosotros tenemos piernas y ellas no. Ellas son mucho más fuertes, nos pueden borrar de un soplido. Pero nosotros podemos ir y volver, mientras ellas se quedan en el sitio. Yo fui al K2 cuatro veces hasta que subí, y él estaba cabreado, muy enfadado, pero condenado a no moverse un palmo. Así que cuando se decuidó, zas, ya me tenía en su chepa... y si hubiera tenido que volver cinco, pues mejor. Qué más quiero yo.
En fín, mejor vivir muchos años, así que no os muráis ninguno porfa, pero con muchas montañas de por medio. El que no se arriesga, no vive."
Iñaki Ochoa de Olza D.E.P