La policía en pistas se estrena en La Molina

Recomendar una actitud correcta y advertir sobre posibles riesgos a los esquiadores, pero de momento, sin sancionar, hasta que se apruebe en el futuro una ordenanza con régimen disciplinario. Este es el objetivo con que se ha puesto en marcha este fin de semana en La Molina un programa piloto a cargo de una patrulla de agentes del cuerpo de operaciones especiales de los Mossos d'Esquadra, que recorren las pistas y vigilan el comportamiento de los esquiadores. Los usuarios de las pistas aún no se habían familiarizado ayer con esta nueva medida, que, por norma general, se considera adecuada pero con limitaciones y con algunas dudas sobre su efectividad.

El dispositivo se puso en marcha el sábado, y ayer dos agentes de los Mossos volvieron a patrullar durante un rato por la mañana. De momento, "sólo se ha hecho una toma de contacto", según explicaban los dos agentes, sin querer entrar a hacer ningún balance sobre una experiencia que apenas acaba de empezar y que hasta ahora no se ha podido llevar a cabo a pleno rendimiento porque hay pocas pistas abiertas y la afluencia de público es limitada.

Eran pocos los esquiadores que ayer al mediodía se habían dado cuenta de la presencia de los agentes en las pistas, pero la mayoría ya tenían conocimiento de la medida que quiere impulsar el Gobierno con estas patrullas. Entre los usuarios de las pistas consultados ayer por el Diari de Girona había la aprobación general de esta propuesta por la necesidad de regular actitudes que pueden poner en peligro los esquiadores o que, simplemente, molestan. Sin embargo, entre los esquiadores se palpa desconfianza respecto a la finalidad de esta medida, y ayer manifestaban la necesidad de limitar los controles a las situaciones de riesgo o de mala educación.

Es el caso de Miguel Méndez, de 30 años y vecino de Montcada i Reixac, que ponía de manifiesto la creciente popularización que ha ido tomando estos últimos años la práctica del esquí, "y eso hace que mucha gente venga pensando que ya lo sabe todo cuando, en realidad, para esquiar es necesaria una formación previa". El joven explicaba que ayer mismo le había llamado la atención "un esquiador que bajaba por una pista azul con mucha pendiente sentado en la tabla de snowboard, y cuando le he comentado que era era un peligro, aun se me ha rebotado". Por esta razón, Méndez se mostraba ayer partidario de la presencia de agentes en las pistas, pero ponía en duda la eficacia de los controles en algunos aspectos como la velocidad, "es muy relativo, y me pregunto si es que se acabarán poniendo radares en las pistas".

En el mismo sentido opinaba Jordi Vives, de 21 años y de Caldes d'Estrac, y añadía que "estos controles deben seguir criterios razonables y deberían limitarse sólo a las pistas", por el temor "que se empiece por aquí y también acaben controlando lo que hagas en el parking".

La efectividad de la acción de los agentes también cuestionaban Paula Terra, Gerard Morot y David Padrón, tres jóvenes que ayer habían esquiado en La Molina, "donde hemos visto un montón de trineos en las pistas y nadie les ha dicho nada", lamentaban, aunque por megafonía se repitió en varias ocasiones la prohibición de utilizar plásticos o trineos fuera de las áreas habilitadas. Una cuestión que también apuntó Montse Pellicer, de Barcelona, y añadió que en estas situaciones "generalmente, si nadie te hace irte, no marchas".

Los esquiadores de La Molina no sólo lamentaban ayer la necesidad de controles ante las posibles situaciones de riesgo, sino también "por actitudes molestas" por parte de algunos usuarios, tal y como explicaba Montse Genescà, de Sant Cugat del Vallès, en referencia a personas que "fuman de todo" sólo al subir al telesilla, y en este sentido ponía de manifiesto "las limitaciones que tengo para quejarme como simple esquiadora que soy. Es un trabajo que corresponde a este agentes, y por eso considero que la medida es correcta a la hora de regular determinados comportamientos".