Esa irregularidad se percibe en la diferencia de resultados de unas zonas a otras. Así, Gutiérrez Terrón ha definido como “muy buena” la temporada para los Pirineos aragoneses y leridanos, con crecimientos medios del 35 y 27 por ciento, respectivamente, que han llegado incluso a alcanzar un espectacular 83% en Formigal o un 35,5% en Baqueira.
Las causas de este desarrollo residen, en su opinión, en la inversión acometida en infraestructuras que este año se ha situado en 72 millones de euros. En el otro plato de la balanza se coloca la Cordillera Cantábrica, que “ha vivido una mala temporada, especialmente afectada por esa irregularidad”; mientras que en Sierra Nevada “ha sido un ejercicio difícil por la falta de nieve, pero ha conseguido igualar las cifras del año anterior, que no es poco por el volumen que mueve”.
El presidente de ATUDEM se ha mostrado convencido de que esta temporada “se ha cerrado un ciclo climatológico. El cambio climático existe, pero no estamos en un ciclo no glacial, por lo que esperamos que el próximo año las precipitaciones de nieve recuperen la normalidad”. demás cree que el sector no se verá afectado por “la desaceleración económica ni por la crisis del ladrillo porque, con sólo un 3,5 por ciento de la población de nuestro país que esquía, frente al 20 por ciento en Estados Unidos, tenemos un potencial enorme de desarrollo”.
La temporada se ha cerrado con 149 días de apertura máxima, y seis millones de visitantes de los cuales 4.834.029 han sido jornadas de esquí lo que representa un 11,15% mas que la temporada pasada. Las 24 estaciones que abrirán sus instalaciones este verano esperan recibir un 30 por ciento de esa cifra, manteniendo abierta un 80 por ciento de los alojamientos de su entorno con una ocupación media del 80 por ciento.