Desde que cayó la nevada de la semana pasada, Martinho y su equipo han parado. «Mi trabajo es la prevención», expone. La maquinaria ha trabajado unas 500 horas. Y los pisteros (hay una cuarentena de fijos en Pas de la Casa- Grau Roig) han estado pisando todas las pistas, instalando redes y valijas de seguridad, y también produciendo nieve. Hay mucha, sí, pero tienen en mente una Purísima hace no demasiados años, con una nieve impecable que se fue deshaciendo a raíz de la subida de las temperaturas y de una fina lluvia. El principal destino de la nieve artificial son «las zonas de debutantes, las pistas verdes y el eje central» .
Se produce nieve , y se hace saltar nieve. El viernes el equipo de 18 artificieros tiró hasta tres aludes .
Parece que todo estuvo a punto para el sábado . O al menos así se desprende del puesto de Martinho . Seguro que la experiencia del año pasado le ayuda a mantener la tranquilidad. Y es que, tal y como explica orgulloso, consiguieron que se redujeran los accidentes de esquiadores a pistas. Pisando, pisando y controlando cada pista cada jornada de la temporada. También ayuda que cada vez «la gente es más consciente» de los riesgos que conlleva el deporte blanco.
Paralelamente, el año pasado se logró reducir la siniestralidad laboral. En este caso la formación ayudó. Y también «coger gente que le guste la montaña . Si no, mejor optar por un trabajo más tranquilo.»
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