Los operadores de turismo dicen que la bajada se debió a los ataques de militantes que el año pasado mataron a una decena de turistas indios e hirieron a veintenas de ellos. En algunos ataques, en Gulmarg inclusive, los militantes simplemente lanzaron granadas hacia buses de turistas indefensos.
A medida que disminuye la insurgencia y que el proceso de paz entre Nueva Delhi e Islamabad progresa, la amenaza de los ataques a visitantes pone de relieve cómo los debilitados militantes aún pueden apuntar al talón de Aquiles de Cachemira: su industria del turismo.
Los días de arena
La violencia ha tocado su punto más bajo desde que comenzó la revuelta en 1989, trayendo esperanza de que Cachemira pudiese retornar a los días en que era uno de los principales destinos turísticos de Asia, atrayendo a personalidades como George Harrison quien tocó la sítara con Ravi Shankar junto al lago Dal.
No obstante muchos gobiernos todavía aconsejan no viajar a Cachemira, famosa por el secuestro de seis turistas occidentales mientras hacían "trekking" en 1995. De los seis, un noruego fue decapitado, un estadounidense escapó y se presume que el resto murió. Todavía hay unos 500.000 soldados en Cachemira, muchos de los cuales vigilan puntos turísticos. "Estoy aquí desde la semana pasada, no veo ningún problema" dijo Jason Smith, un turista australiano. "Pero tomamos precauciones. Después de que oscurece, nos vamos a la casa flotante".
Al igual que Smith, la mayoría de los turistas disfrutan de Cachemira sin problemas de seguridad y los operadores dicen que las recomendaciones de boca en boca alientan a los nuevos visitantes. Pero creen que ello podría verse estropeado por indeseables informes periodísticos. "Es un desafío" dijo el director de turismo en Cachemira, Farooq Shah, sentado junto a un campo de golf mientras soldados con botas se paseaban con toda tranquilidad. "Esta es la única industria que puede fomentar la economía del estado y todavía no hemos usado el potencial de Cachemira" agregó.
Algunos turistas están regresando. En los meses invernales Gulmarg ve un influjo de aventureros esquiadores europeos que vienen a disfrutar de sus cuestas naturales. "En Europa, por ejemplo, casi no hay nieve" dijo Shah. "Aquí en Cachemira todavía no hemos experimentado los efectos del calentamiento global."
El gobierno del estado está realizando algunas inversiones, incluyendo dos nuevos hoteles cinco estrellas en Cachemira y dos nuevos campos de golf. Pero los hombres de negocios dicen que las inversiones no son sólo arriesgadas sino difíciles. Cachemira prohíbe que quienes no sean del lugar compren tierras, lo que significa que los operadores deben conseguir permisos del gobierno para usufructuarlas.
"Somos optimistas. Debemos serlo" dijo Manzoor Ahmad Shah, quien ha invertido aproximadamente 1 millón de dólares en un nuevo hotel en Srinagar. "Hay gente del lugar que está interesada en invertir en el turismo, pero la gente de afuera no lo está". Para los miles de artesanos que viven del turismo, la vida es más dura. Según los funcionarios, aproximadamente el 60 por ciento de los habitantes de Cachemira tradicionalmente depende del turismo.
Muchos comerciantes se quejan por la presencia de los agentes de seguridad.
"El ejército está en todas partes y eso ahuyenta a los turistas. De todos los lugares, por qué ubican soldados sobre las riberas del lago Dal? Es la frontera con Pakistán, sí, pero del lago?" dijo Sheikh Mohammad Yusuf, el propietario de un negocio durante los últimos 40 años.
Los funcionarios reconocen que el turismo en Cachemira permanecerá frágil. "Mantenemos nuestros dedos cruzados. Los turistas están indefensos. Ellos pueden ser atacados en cualquier lado" dijo el jefe de policía de Cachemira, Gopal Sharma.