Fuentes de la lucha antiterrorista en Andalucía confirmaron a este periódico Y que la dirección del hotel y el departamento de reservas reconocieron la identidad falsa de Troitiño como la de uno de los escasos clientes que anunciaron su llegada al establecimiento para semanas más tarde. Sin embargo, como la reserva no fue confirmada y los huéspedes no aparecieron, los responsables del hotel se deshicieron, como hacen habitualmente, de toda constancia documental de la reserva, y se olvidaron del asunto.
Se olvidaron hasta que aparecieron en el hotel dos agentes de las Fuerzas de Seguridad del Estado días después de los atentados de Benidorm y Alicante, cuando la policía identificó a Troitiño y a su compañero de comando, Asier Eceiza, conoció sus identidades falsas y localizó el piso franco en la calle Juan Ramón Jiménez de Valencia. En ese primer contacto, la dirección y los trabajadores de recepción afirmaron que Bermejo Aragonés reservó habitación en el hotel. En dos visitas posteriores de expertos en la lucha antiterrorista, los testigos reiteraron la identificación del nombre falso de Troitiño, aunque apenas pudieron aportar nada más. Al no confirmar la reserva ni abonar su precio, el registro de la habitación quedó destruido.
Las intenciones de los etarras alojándose en Sierra Nevada constituyen una incógnita para las Fuerzas de Seguridad del Estado. Fuentes de la lucha antiterrorista en Andalucía consideran que, salvo un atentado para destruir instalaciones de la estación de esquí o en un establecimiento hotelero, posiblemente en el que reservaron plaza, la presencia del comando en Sierra Nevada no tendría demasiado sentido: sólo hay una carretera de acceso, lo que dificultaría su huida, y en la estación de esquí en verano serían más fácilmente identificables -en Pradollano hay un puesto de la Guardia Civil- que en un lugar concurrido de la costa mediterránea.
Sin embargo, otra posible respuesta a esta pregunta señala que los etarras eligieron Sierra Nevada como lugar para apartarse de la eventual presión policial tras perpetrar, bien el atentado que cometieron en Levante, o el que presuntamente tenían previsto en la Costa del Sol. De hecho, una estrategia similar siguieron Jon Igor Solana y Harriet Iragi cuando, al día siguiente de asesinar a Luis Portero, fiscal jefe del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, se fueron a Güéjar Sierra a pasar la jornada, lejos de las redadas que se producían en la capital, según ha revelado ahora las fuentes consultadas. Entre el atentado contra Portero y su excursión a Güéjar Sierra, Solana e Iragi compraron en el Corte Inglés unas lubinas, que se comieron en la habitación que tenían alquilada en la barriada de Santa Adela del Zaidín.
El segundo rastro del comando etarra en Granada se encontró en la costa. En la oficina de Correos de Motril se pagaron mediante giro postal las dos reservas que Troitiño y Eceiza hicieron en dos hoteles de Málaga, uno en Torremolinos y otro en la capital malagueña. Las mismas fuentes aseguraron que los etarras se detuvieron en Motril a su regreso de Málaga horas después de haber elegido en la provincia malagueña los hoteles donde pensaban hospedarse y posiblemente los objetivos contra los que tenían previsto atentar. Los investigadores creen que lo más probable es que, como ocurrió en Benidorm y Alicante, pretendían atentar contra los hoteles que reservaron.
La parada en Motril del comando etarra se produjo a finales de junio, un mes antes de la comisión de los atentados del Levante. Los expertos en la lucha antiterrorista también sostienen que desde la ciudad costera granadina el 'falso' Bermúdez Aragonés llamó a Sierra Nevada. Según refirieron las fuentes, el hotel elegido en la estación de esquí debía ser conocido por los etarras. Sus características eran similares que las de los hoteles de Alicante, Benidorm, Torremolinos y Málaga, es decir no muy grandes, de mediana categoría y discretos, para pasar inadvertidos.
Sin embargo, los etarras, que para entonces ya habían sido identificados, no aparecieron ni por Málaga, ni por Sierra Nevada. "La actuación de la policía en Alicante y Benidorm tras los atentados, con la identificación de los etarras y con el descubrimiento del piso franco en Valencia, paró en seco los movimientos del comando, que lo más normal es que huyera rápidamente a Francia", explicaron las fuentes.
Con independencia del rastro dejado este verano en Granada por Troitiño y Ecieza, según los expertos antiterroristas, las distintos comandos que han operado en Andalucía han pasado por la provincia, o se han hospedado en ésta camino de su objetivo en otro territorio o han atentado en Granada, a la que han golpeado en los últimos 15 años en siete ocasiones, con un balance de tres víctimas mortales.
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