Un novedoso sistema puede ser implantado en Gales en pocos años.
Dentro de un centro cubierto de trece pisos de altura, los
esquiadores se deslizan en una dirección mientras que la pista
se "mueve" hacia arriba (avi 2MB).
El resultado es que la pista de 300 metros se convierte en una deliciosa y eterna bajada, "siempre
que bajemos a menos de 30 kms por hora", según comenta su inventor Kevin Feriss (Australia).
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