Anders Zorn, el pintor que amaba un esquí aguerrido

Anders Zorn, el pintor que amaba un esquí aguerrido
Anders Zorn (Imagen: wikipedia)
Anders Zorn fue un afamado pintor sueco que triunfó en Europa y en los EEUU. Excepcional retratista, la nieve aparecía con frecuencia en su obra y, de vez en cuando, incluso alguien esquiando. Pero además, es objeto de nuestra atención por su interés en el esquí como practicante y promotor deportivo ¡independiente!

En 1988 me presenté a las oposiciones al entonces cuerpo de profesores de bachillerato, para la especialidad de Educación Física. Obtuve una plaza, y eso, en gran medida, marcó mi vida laboral.  Entonces, el concurso-oposición se celebraba a nivel nacional. La mayoría de las CCAA no tenían transferidas las competencias en Educación. Eso hacía el proceso infinitamente más justo, en el sentido de suprimir casi totalmente cualquier conocimiento previo (para bien o para mal; afecto o animadversión) entre los miembros del tribunal y los aspirantes. En el tercer y último ejercicio tuve que sacar tres números a modo de sorteo de temas a desarrollar. Se denominaba coloquialmente la encerrona. El aspirante sacaba aleatoriamente los números de tres epígrafes del temario y tenía algo más de una hora para encerrarse a solas para preparar uno de ellos, el que quisiera. El resultado era una larga exposición oral ante el tribunal. El azar se empeñó en que mis tres números fueran consecutivos y de la parte inicial del temario. Los tres relacionados con la historia de la EF, en concreto los que entonces se estudiaban en las antiguas asignaturas de sistemática del ejercicio. En ellos, la gimnasia sueca y otras corrientes coetáneas llevaban la voz cantante. El problema no era conocer el tema (yo me había preparado todos), sino hacer que unos contenidos, que ya entonces desprendían un sabor rancio, resultaran amenos, atractivos y con sentido para el tribunal. Escogí el último de los tres, aquel que finalizaba el desarrollo antiguo de las principales corrientes hasta justo antes de alcanzar la EF europea de postguerra (II Mundial). Me tomé una arriesgada libertad y me salió bien. El tribunal entendió mi reflexión. Básicamente, sugerí en qué se estaban transformando cada una de aquellas corrientes en el momento entonces presente. Por ejemplo, de las propuestas naturalistas de principios del siglo XX, di el salto al deporte-aventura y a las novedosas propuestas competitivas tipo París-Dakar.

El tema de hoy tiene bastante que ver con todo aquello. Con las corrientes nórdicas del deporte de principio del siglo XX, con la evolución del deporte y con la singular figura de un magnífico pintor sueco: Anders Zorn. Pero antes de empezar a hablar de él, un apunte de actualidad que enlaza con el pasado.

Mi experiencia con el esquí de fondo nórdico es limitadísima. Únicamente lo he practicado en una ocasión, concretamente en versión clásica. Sin embargo, me consta, desde años, que entre sus más míticas carreras hay varias pruebas de gran abolengo histórico. Y de entre ellas, una destaca sobre las demás por antigüedad, longitud de recorrido, participación masiva… o casi todo eso y mucho más reunido. Es la Vasaloppet, 90 km entre Sälen y Mora, que se celebra desde 1922 y conmemora la huida del Rey Gustavo I de Vasa, en 1521, mientras era perseguido por las tropas danesas. La prueba es un hito del esquí de fondo, que reúne tanto a esquiadores profesionales de élite como a populares, hasta hacer un total que suele superar los 15.000 inscritos. Hasta aquí todo normal, vínculo entre la tradición y la rabiosa actualidad, si no fuera porque, de un tiempo reciente hasta ahora, a la Vasaloppet le ha salido un competidor inesperado, un recién nacido de los tiempos del deporte espectáculo 21.0. Me refiero a la Nordenskiöld Ski Race, una carrera de ¡220 km! Organizada por Red Bull (creo que desde 2017), basándose en una prueba singular que se celebró en 1884 para demostrar que era posible, y que actualmente busca sacar partido mediático proponiendo espectáculo mediante la táctica del más todavía, que no es otra estrategia que el clásico citius, altius, fortius… ahora longius. La intención de sus organizadores no parece que sea rivalizar con la Vasa en arraigo, ni participación, sino llamar la atención y hacerse con un cacho del pastel del interés de los aficionados. ¿Cómo? Cambiando las normas, escritas y no escritas, y la interpretación de una modalidad deportiva. En este caso el esquí nórdico de fondo.

Cuando descubrí a Alfons Walde, aquel pintor de esquiadores (de los Alpes), me topé con algunos otros artistas del pincel que también habían plasmado escenas de esquí en sus lienzos. Unos con frecuencia y otros de modo casi anecdótico. Anders Zorn es uno de los segundos. Repasando la parte de su obra a la que he tenido acceso, únicamente he dado con una pintura de esquí y unas pocas con la nieve aderezando el entorno. Sin embargo, como iremos viendo a continuación, el esquí tuvo cierta importancia en su vida.

Autorretrato de Zorn con un abrigo de pieles. (Imagen: wikipedia).

 

Nuestro protagonista vino al mundo en Mora (Suecia). Nacido del supuesto affaire de una campesina con un cervecero alemán, el chaval no llegó a conocer a su padre y fue criado por sus abuelos maternos. Estudió bellas artes y se casó con Emma Lamm, una chica perteneciente a una familia judía acaudalada. Viajando por Europa (Londres, París, los Balcanes, España, Italia, etc.) se empapó de la pintura de grandes figuras del pasado y acabó instalándose en París, donde consiguió gran reconocimiento y alcanzó un destacado prestigio como retratista de personalidades políticas y de alta alcurnia. Logró igualmente un gran éxito en los EEUU, especialmente a partir de la Exposición Universal de Columbia en 1893. Tal es así que puede que sea el único pintor que haya realizado el retrato de tres presidentes del país en activo.

Su éxito le hizo rico. El matrimonio viajó mucho por el mundo y se aficionó al coleccionismo de obras de arte. Tras algunos años en Francia, la pareja regresó a Suecia y se instaló en Mora. Allí se produjo un reencuentro del pintor con la cultura folclórica de su lugar de origen, convirtiéndose esta en un tema añadido para su obra. Fruto de ello fue su famoso cuadro Midsommardans (1897), que representa la celebración del solsticio de verano con una escena de bailes en un entorno rural. Instalados en Mora, los Zorn comenzaron a rehabilitar y hacer crecer la cabaña de los abuelos maternos del pintor. Preservaron parte de ella como taller y fueron construyendo toda una mansión a su alrededor como residencia familiar. Hoy en día aquello es un lugar visitable.

 Midsommardans (Imagen: wikimedia).

 

Taller del pintor en Mora. (Imagen: wikipedia).

 

Zorngarden, la residencia del pintor. (Imagen: visitdalarna.se).

Entre las influencias recibidas por Anders Zorn, los expertos señalan la importancia de la obra de Velázquez, que el pintor sueco conoció a su paso por España. También el trabajo de Rembrandt, en especial en lo referente a sus grabados. Y es que Zorn, además de con la pintura, también dejó obra en formato de grabados e incluso esculturas. Sin embargo, fue en la pintura en lo que destacó sobremanera, dejando un amplísimo legado de obras. Durante sus primeros años se dedicó a la acuarela, componiendo excelentes ejemplares. Se centró en el óleo a partir de 1887. Su obra suele calificarse como de naturalismo impresionista, dentro del romanticismo. La luz cobra un protagonismo fundamental en sus cuadros, y el pintor demuestra dominarla perfectamente. Los trazos son libres y aparentemente despreocupados, algo que se percibe acercando la mirada al lienzo, pese a que, en la media y larga distancia, el resultado cobra gran nitidez e incluso un grado de exactitud alejado de lo que como público popular estamos acostumbrados a calificar como de impresionismo.

Ejemplo de acuarela de 1886. (Imagen: zorn.se).

La temática de su obra comprende varios asuntos claramente marcados. Una es la mencionada categoría del retrato, de calidad indiscutible y que le propició enorme prestigio además de consolidarlo como artista de fama mundial. Por otro lado están los desnudos femeninos. Son muchos, elocuentes, explícitos e integrales. No escatiman en detalles y realismo. Bellezas femeninas en entornos naturales o interiores, en diferentes acciones y posturas. Ya hemos hecho mención de su famosa escena de baile popular, algo que podría quedar incluido en otro apartado dedicado a una especie de costumbrismo temático, que incluye retratos de la gente del lugar (Mora generalmente, aunque también otros sitios visitados), escenas cotidianas, etc. Por último, cabe destacar la existencia de unas cuantas pinturas en las que el agua cobra un protagonismo destacado y en el que diferentes personas remando aparecen dando vida a las escenas.

Escena de remo. (Imagen: artcontrarian.blogspot).

 

Famoso cuadro que quedó inmortalizado en un sello de correos. (Imagen: ebay).

 

Otro ejemplar similar al primero. (Imagen: famsf.org).

 

Precioso lienzo con temática costumbrista de remo ¡agua!. (Imagen: kunstmuseum.nl).

 

Dentro de lo que podríamos considerar como anecdotario, hay un cuadro de Zorn titulado Hins Anders o El violinista, que, pintado en 1904, fue robado de un museo en Estocolmo en el año 2000 y todavía no ha sido recuperado. Estamos pues ante un caso digno de guion de película de intriga artística.

Hins Anders (1904). (Imagen: wikimedia).

 

Más allá del legado artístico de Anders Zorn, parece que su riqueza y sensibilidad se fusionaron dando como resultado una especie de altruismo artístico y cultural que es interesante mencionar. En 1920 el matrimonio creó la Fundación Emma y Anders Zorn. A través de ella establecieron el Premio Bellman de literatura sueca. Otro ejemplo de este tipo de iniciativas lo encontramos en el paraje denominado Gammelgården. Se trata de un área situada al sur de Mora y caracterizada por contener 40 casas de madera de construcción tradicional, que Zorn adquirió en su día con la intención de asegurarse de que su estilo arquitectónico no se perdiera.

Si algún aficionado al esquí ha llegado hasta aquí, hace rato que se estará preguntando qué tendrá que ver todo esto con el esquí y con la nieve. La verdad es que he encontrado muy pocos cuadros de Zorn con atmósfera nival, en este sentido ya hemos visto que el agua fue un elemento que le atraía más como entorno para sus pinturas. De nieve alguno hay, pero muy pocos. De todas formas, fue precisamente uno de ellos, en el que aparece una niña sobre esquís, el culpable de que yo me interesara por toda esta historia.

Retrato del pintor Bruno Liljefors, por Anders Zorn. (Imagen: mediastorehaouse.co.uk).

 

Niña de Mora esquiando. (Imagen: sothebys.com).

Pero a pesar de que a Anders Zorn no le diera por pintar la nieve y el esquí, eso no quiere decir que le hiciera ascos a su práctica o su cultura. Y es que, precisamente entre sus acciones altruistas, resulta que el pintor organizaba y patrocinaba, por iniciativa propia, una carrera de esquí: la church race (kyrklopp), que se celebró entre 1907 y 1909, y quizás no mucho más tiempo a causa del conflicto que ello le supuso con la Federación Sueca de Esquí. Vamos al asunto.

Esquiadores de uno de los eventos de Zorn. (Imagen: zornmuseet en facebook).

Resulta que Zorn era reconocido como un tenaz patrocinador de jóvenes deportistas, donador de premios e instalaciones deportivas, así como iniciador de eventos y competiciones de esquí a principios del siglo XX.

«La pasión de Zorn por el deporte ya se hizo palpable en su infancia. Era un buen patinador y algo habilidoso practicando esgrima. Parece que también le gustaba nadar y montar a caballo. Incluso bailar en pareja destacaba igualmente como uno de los principales intereses y habilidades físicas de Zorn. Además de tales prácticas, Zorn se enganchó al deporte como patrocinador y organizador de eventos. Tras haber sido inicialmente sostenido por su mujer Emma, se hizo rico vendiendo sus pinturas. De tal modo que parte de sus ganancias eran utilizadas como generosas donaciones para actividades deportivas. […]. Zorn y su mujer fueron patrocinadores del entorno agrario local promocionando y fortaleciendo enormemente la cultura folclórica mediante financiación significativa y proyectos innovadores. Sin duda, el patrocinio de competiciones de esquí tuvo un valor y una lógica similares en la visión de la política local por parte de Zorn.

Además de dar Soporte financiero, Zorn fue también un organizador habitual de eventos deportivos. Especialmente famosas son las carreras al trote de 1906-1920, en las cuales, con equipos de trineo acordes con los antiguos relatos noruegos, competían en el hielo con Zorn como árbitro. En todas estas competiciones Zorn entregaba recompensas monetarias a los ganadores, en contra de los valores del creciente movimiento deportivo sueco»[1].

“El año es 1902. Emma Zorn está sentada en el trineo, Carl Larsson está apoyado contra el cochero, Anders Zorn está de pie detrás del equipo con un abrigo de piel y el Príncipe Eugen se ha puesto los esquís. El grupo es fotografiado fuera de la casa de la pareja Zorn en Mora, hoy Zorngården (que se muestra al público). ¿Se pregunta adónde van?”. (Imagen: visit dalarna en facebook).

 

Teniendo intención de organizar un evento anual de esquí, se puso en contacto con la Federación Sueca[2] para notificar sus intenciones. En ellas dejaba clara su postura con respecto a su interpretación del esquí que quería promocionar:

«Las pistas predecibles y universales establecidas por la federación deportiva eran, en opinión de Zorn, una ruptura con la prueba real del terreno y el esquí de la vida cotidiana. En esta controversia, sobreponiéndose de no haber recibido ninguna atención a sus ideas, Zorn decidió iniciar sus propias competiciones de esquí».

Pocas semanas antes de los campeonatos nacionales de 1907, puso en marcha un evento bajo su personal punto de vista (más naturalista) y con unos premios de gran cuantía. Aquello chocaba de frente contra el consenso recién adquirido por parte de la Confederación de Deportes (conjunto de federaciones deportivas) que defendía un carácter totalmente amateur del deporte, sin compensaciones económicas.

«Que los esquiadores fueran obligados a someterse a un examen médico incondicional dice mucho sobre el espíritu de la competición, que se ubicó en un terreno difícil con fuertes pendientes, las cuales diferían sustancialmente de las competiciones ordinarias en sociedad. Diseñando rutas individualmente, se suponía que los esquiadores debían elegir sus propios trazados hacia la meta, pasando por un control obligatorio en el pequeño pueblo de Indor».

La propuesta rompía con muchos conceptos vigentes y enfadó sobremanera a las autoridades del deporte. El concepto era completamente diferente (naturalista), los cuantiosos premios iban en contra de las propuestas de las organizaciones y, para colmo, era un evento abierto a las gentes del lugar y del campo, personas no afiliadas a las federaciones. De hecho, los esquiadores federados quedaban autoexcluidos a causa de las limitaciones derivadas del amateurismo impuesto por su federación.

«De acuerdo con Zorn, los ideales del amateurismo estaban retorcidos por ambigüedad moral. Los deportistas ricos que podían disponer de tiempo y dinero poseían una ventaja enorme, mientras que otros, a falta de similares recursos, eran excluidos de aquellas competiciones organizadas por la Confederación de Deportes de acuerdo con su – críptica – virtud del amateurismo».

La Confederación envió una advertencia escrita a Zorn y alertó a los deportistas de lo que les podría ocurrir si tomaban parte en el evento. Ante tal situación, en la primera edición tomaron parte esquiadores federados que renunciaban voluntariamente a premios, y otros no federados. Algunos de los primeros llegaron a meta antes, pero hubo que esperar a los demás para configurar la clasificación relativa a los premios. A pesar de que el evento únicamente reunió a 26 participantes, tuvo un eco bastante considerable en la prensa en la que, más allá de los resultados y la crónica deportiva, surgieron reflexiones y opiniones relacionadas con el amateurismo, el monopolio federativo, etc. El evento de Zorn se había convertido en una piedra en el zapato de las organizaciones deportivas suecas.

“[...] fotografiada en Zorngården en 1902. Desde la izquierda, se ven el Príncipe Eugen, Oscar Björck, Anders Zorn, Emma Zorn, Karin Larsson y Carl Larsson. La casa de la imagen es una casa más antigua de Dalarna a la que Zorn se había mudado en Zorngården y que usaba como estudio. A principios de 1902, el príncipe Eugen pasó casi un mes como invitado en la casa de Anders y Emma Zorn, en Zorngården, en Mora, Dalarna”.(Imagen: facebook price Eugens Waldemarsudde).

La segunda edición contó con apenas 14 participantes. Fue más dura desde el punto de vista climático y contaba con dos controles de paso. Además, Zorn invitó a los esquiadores y a sus amigos a una extravagante cena con peculiares reconocimientos entre los competidores. En cuanto al asunto de las controversias, no hubo ningún problema ya que por el lado federativo no se produjeron advertencias y por el de la prensa ningún eco.

Sin embargo, al año siguiente (1909), había saltado a la opinión pública el caso de John Svanberg, un atleta de larga distancia muy exitoso y conocido, que había sido declarado profesional por su exceso de ganancias y que, incluso, había vendido algunos de sus premios y trofeos. Aquello volvió a poner el asunto sobre la mesa. La Federación Sueca de Esquí planteó una fuerte ofensiva legal con la intención de que se prohibieran las competiciones con premios en metálico. Zorn contraatacó anunciando su evento y declarando que el buen esquí era algo que iba más allá de lo necesario para completar una prueba al estilo federado, en pistas marcadas y sin riesgos ni necesidades de iniciativa personal. Llovieron las amenazas desde la federación a los clubes, deportistas, etc. Incluso hicieron que un club local cercano programara una competición para el mismo día. En la de Zorn participaron 14 esquiadores, en la otra unos 200. La cuestión no era esa, la clave del asunto era que las organizaciones deportivas no querían permitir que agentes externos organizaran eventos que se escaparan de su control y sus normas. Se trataba de mostrar y demostrar poder sobre la posesión de derechos. El conflicto es antiguo, pero se sigue repitiendo a lo largo de la breve historia del deporte moderno. Hay múltiples casos a niveles nacionales e internacionales. La acaparadora actitud por parte de la FETRI (triatlón) de cualquier prueba multideportiva cíclica que aparezca en España; la pugna entre las federaciones de atletismo y montaña por las carreras y trails de montaña; la histórica guerra por la que la FIA vio cómo le arrebataban la Fórmula 1, en los años 80; etc. Y la cuestión sigue ahí, no hay más que percibir las constantes tensas relaciones entre la RFEF (fútbol), la LFP, la cambiante presidencia del CSD y los presidentes de clubes promotores del proyecto de Superliga europea de fútbol.

La tercera y última edición de aquella clásica de Zorn resultó la más rocambolesca. Hizo peor tiempo que nunca, y cuando su favorito (porque Zorn tenía favoritos y, según cuentan algunas crónicas, también favoritismos) se aproximaba a la meta, fue superado por otros dos esquiadores que la cruzaron empatados antes que el suyo. Como consecuencia del resultado, hubo un reparto de premios algo improvisado, parcial y sorprendente. Y es que Zorn mostraba una dirección de estilo gran patrón. Algo que la historia nos ha replicado múltiples veces a través de varios de los directores históricos del Tour de Francia, el París-Dakar, etc. Por su lado, la federación acabó sancionando a todos los participantes por haber incumplido sus normas (por cierto, normas de una asociación a la que ninguno de ellos pertenecía). En cualquier caso, el empeño demostrado con su prueba y su guerra contra el asociacionismo deportivo dominante y basado en un monopolio se fundamentaba en algunos valores interesantes.

«[…], Zorn aparentemente quería un concepto de deporte que difería radicalmente del movimiento deportivo. Este concepto estaba firmemente integrado en su visión del mundo desde una perspectiva de romanticismo nacional, la cual está substancialmente expresada en su arte. El deporte – particularmente el esquí – no era un asunto de reglas, estatutos y formas de asociacionismo. Para Zorn y los demás románticos nacionalistas el esquí debería de estar relacionado con lo silvestre, la nieve, Gustavus Vasa, la virilidad y la concepción de lo sueco. De este modo, los eventos de esquí de Zorn parecen como un atrevido proyecto por el que se empeñó en hacer realidad el ideal naturalista de su arte. En este camino, las carreras de esquí representaban la lucha entre el hombre y la naturaleza en su forma más retadora, es decir, el paisaje invernal sueco».

Anders Zorn con esquís. (Imagen: visitdalarna.se).

 

Confieso que comparto algunos aspectos de la filosofía deportiva de Zorn. No el nacionalismo, ni la virilidad, que en su época se vinculaba casi unívocamente al género masculino. Sin embargo, su crítica al falso amateurismo, la desnaturalización de la actividad deportiva al aire libre, el exceso de regulaciones y reglamentaciones, los monopolios federativos, la burocracia y peajes añadidos, etc. Son asuntos que me disgustan tanto como a él, a pesar de ser consciente de que nado a contracorriente en todos ellos. El actual ejemplo de formato de competiciones de esquí de montaña es una buena muestra de lo que considero (e imagino que un Zorn actual estaría de acuerdo conmigo) una total aberración. Supongo que esta última apreciación pueda molestar a quienes practiquen o sigan el actual rumbo que ha tomado tal modalidad, pero no hay ofensa en ella, pues se trata de una opinión (o preferencia) personal y, además, fundamentalmente conceptual, no de la práctica en sí.

Las conclusiones del artículo de investigación aquí consultado (del que proceden las citas entrecomilladas) son muy interesantes y explican mucho sobre la evolución de la organización deportiva occidental a lo largo del siglo XX, además de diagnosticar que el deporte, actualmente, se encuentra en un momento de grandes cambios, y de tan desmesurada diversificación de modalidades e interpretaciones, que las estructuras organizativas establecidas no son capaces de atender completamente, surgiendo nuevos agentes y organizaciones configurados bajo patrones muy distintos del asociacionismo federativo. Con el paso del tiempo iremos viendo hacia dónde va todo ello.

Volviendo al asunto de la Nordenskiöld Ski Race, organizada buscando un efectista más todavía, no cabe duda de que intenta succionar o aprovecharse parcialmente del prestigio y la leyenda de la Vasaloppet. Lo curioso es que la Vasaloppet, según aseguran varios historiadores del deporte sueco, se instauró apoyándose en algunos de los fundamentos ¡y lugares! De las church races (kyrklopp) de Anders Zorn.

Un refugiado (1907). "La pintura de un refugiado, que muestra a Gustav Vasa huyendo a Noruega, se agregó cerca del estudio en la naturaleza de Zorn en Gopsmor. Gopsberget se puede ver en el fondo. Exactamente en el mismo lugar, el Kyrkloppen organizado por Zorn funcionó en 1908 y 1909, y el trazado Vasalopp también pasó allí desde su inicio en 1922. Entonces, lo que vemos es al propio Gustav Vasa en el itinerario Vasalopp". (Imagen: zornmuseet en facebook).

 

Pese a todo el asunto de la evolución de los intereses de las organizaciones deportivas, como no es algo que esté en nuestra mano alterarlo, mi recomendación es buscar la belleza (y dar la espalda a lo grotesco), algo que sugiero hacer a través de las pinturas de Zorn. No hace falta buscar nieve en ellas, basta indagar y disfrutar, dan para mucho.

(Imagen: es.gallery.ru).

 


[1] Isak Lidströma & Bo Carlsson: “Anders Zorn and naturalistic ski competitions versus the progress of the hegemonic Swedish sport policy at the beginning of the 20th century”. Sport in Society, 2022.

[2] Importante detalle, me voy a referir como Federación a lo que en aquel momento (y en inglés) se denominaban Asociaciones o, algunas de ellas Federaciones. Las había regionales o nacionales, y de esquí o del deporte en general. Los ajustes de dominio organizativo y jerárquico de tales asociaciones y/o federaciones fueron variados a lo largo de la primera mitad del siglo XX (aún siguen dando problemas en Suecia), pero no vienen ahora al caso. Además, en lo que aquí atañe, por lo general representaban interpretaciones del deporte bastante parejas entre sí, y totalmente diferentes a las de Zorn.

 

 

3 Comentarios Escribe tu comentario

  • #1
    Fecha comentario:
    03/04/2024 20:49
    #1
    Qué gran fichaje en Nevasport hemos hecho contigo delmer :love: :love: :love:

    Pepe

    karma del mensaje: 22 - Votos positivos: 2 - Votos negativos: 0

    • Gracias!
  • #2
    Fecha comentario:
    04/04/2024 11:20
    #2
    Carallo! Para quitarse el sombrero. Más que interesante. Enhorabuena.

    karma del mensaje: 13 - Votos positivos: 1 - Votos negativos: 0

  • #3
    Fecha comentario:
    05/04/2024 10:35
    #3
    Muy interesante y bien explicado. Interesante acercarse a los orígenes del esquí y su evolución.
    El enfoque de Zorn de las competiciones que organizaba, no deja de recordarme remotamente a las competiciones de freeride, dónde se elige un entorno menos controlado y libertad para elegir la ruta de bajada.
    Aunque en este caso, el ganador se establece por el primero que llega a la meta, no por un sistema de puntuación como el actual.

    karma del mensaje: 13 - Votos positivos: 1 - Votos negativos: 0

    • Gracias!

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