Nieve virgen y equipo nuevo, ése es el cóctel que estoy a punto de degustar. Me encuentro en la cara norte del Bassibé, cerca de Beret, y estoy a punto de descender por una canal por la que nunca me he atrevido. En realidad, sólo conozco a dos personas que se hayan tirado por este punto. Es curioso, pero no hay nada más motivador que estrenar material.
Por último, llevo unos esquís K2 “OBSETHed”, inspirados en el freerider americano Seth Morrison. Este modelo fuera pistas o “big mountain” permite el esquí frontal y de espaldas. ¡Ah!, se me olvidaba: también unos pantalones THE NORTH FACE con GORE-TEX® , que tanto nos gustan a los freeriders y a los freestylers. Por cierto, y hablando de esto último, los freeriders somos en general más montañeros que ellos, por lo que nuestra ropa no tiene una estética tan skate y es más ajustada.
Estoy, pues, ante día perfecto: frente a mí hay una pendiente de 750 metros de desnivel de nieve polvo. El flamante equipo que llevo me hace sentir muy bien. Es un tubo perfecto de arriba a abajo, pero que en la parte central tiene un paso muy estrecho, de 1,80 centímetros, aproximadamente. Si no lo haces bien, te puedes matar, pero yo voy a hacerlo bien. Así que me ajusto mi chaqueta chaqueta GORE-TEX® Performance Shell de Peak Performance y visualizo cómo voy a hacer el descenso.
Finalmente, llego abajo y miro desde donde me he tirado y siento que hoy ya no necesito nada más. De hecho, he descubierto tres cosas: que estrenar equipo motiva, que puedo superar mis limites y que GORE-TEXº es una segunda piel.