Hoy en día hay múltiples aplicaciones tipo Skitude que permiten saber la velocidad a la que esquiamos a través del móvil, pero de todo lo que he probado me quedo, con la cámara con GPS, que ofrece un buen complemento a un vídeo cualquiera. Me parece una buena opción para una cámara de este tipo.
Ver el vídeo de por dónde bajas mientras te indica la velocidad a la que esquías tiene su gracia. En este caso, el vídeo está grabado con una Sony AS100V, en Boí Taüll. Es una bajada a un ritmo alto, pero lejos del límite.
Un esquiador principiante puede alcanzar fácilmente los 25-30 km/h en una pista verde, mientras que para esquiadores con más experiencia, los 50 km/h no son ninguna cifra imposible. Y a ritmo alto pero girando podemos rondar los 70 km/h. Vamos, que se puede ir más rápido de lo que a veces pensamos y no es descabellado pensar que se rondan los 100 km/h cuando te tiras recto por una buena pendiente. En mi caso suelo llegar cuando bajo la Olímpica de La Molina:
Dos ejemplos, uno con el móvil y la aplicación Skisat y el otro con el Suunto Ambit. Hubo una época en la que iba con la aplicación mirando la velocidad, pero era un peligro. Ahora, con la cámara, bajas más tranquilo y después miras si el resultado coincide con las sensaciones.
A velocidades estables el GPS es muy fiable (puedes compararlo con el velocímetro del coche), pero cuando varías la velocidad tiene algunos desajustes. La cuestión, por eso es que esquiando, aunque no tenga ningún mérito porque es cuestión de tirarse recto, se puede correr mucho y hay que extremar las precauciones.