Esto ya, sí que merecía ser testado. Enseguida pedí el modelo de color negro y en mid. Preferí la de altura medía en vez de la alta, puesto que así ocuparía menos espacio en la mochila y pesaría algo menos. Por otro lado quise que sea negra, por que a veces soy un poco desastre en mi mochila y lo mismo se me llena todo de chocolate, zumo o garbanzos.
Cuando acostumbras a hacer rutas de montaña, muchas veces estás rodando seis, ocho o incluso más horas. Hay días que acabas en el coche y al de quince minutos estás en casa, pero otras veces el plan es quedarse a dormir en la montaña. Generalmente en refugio, pero a veces tiramos de tienda de campaña o material de Vivac. Al acabar la actividad nos damos cuenta que tenemos los pies mojados. Aunque tengamos los mejores calcetines y botines del mercado y no lleguen a impregnarse, van a acabar húmedos siempre. Muchos modelos de botas no tienen membrana impermeable y la carcasa va muy abierta en el modo andar, por lo que se suele colar algo de nieve en algún momento; ya sea foqueando, en alguna transición o subiendo con crampones con los esquís a la espalda.
Una vez que te paras no hay nada que dé más gusto que quitarse las botas. Sin embargo, una vez nos sentamos nos suele venir de golpe todo el stress al que hemos sometido al cuerpo. No solo a nivel muscular, sino que solemos estar medio deshidratados, mal comidos, sudados y enseguida empezamos a sentirnos débiles y fríos. En ese momento es fundamental tener muda seca y caliente. Uno de los puntos clave son los pies. Yo me suelo llevar unos calcetines de lana de alpaca muy bastos, pero muy calentitos y aislantes que incluso aguantan bastante bien si puntualmente hay que dar un par de pasitos por nieve fría. Sin embargo, claro, este es el meollo de la cuestión: algunos refugios tienen patucos que puedes coger, ¿pero qué pasa si tienes que salir fuera a coger agua, orinar o simplemente ver las estrellas? Pues entonces en un asco meter tus calcetines de muda en el botín todavía húmedo y frio, con él que si pisamos la nieve, aguanta un rato pero no es lo idóneo..
Para esa función las Xnowmate están muy bien diseñadas. Es curioso por que de primeras no están diseñadas precisamente con esa finalidad en mente como por ejemplo los patucos de North Face, pero en mi opinión son mucho más resultones.
El tejido thinsulate es relativamente fino comparado con el aislamiento de unas Moon Boot o de otras après skis clásicas, pero cumplen el requisito calórico más que de sobra. Generan mucho calor y la impermeabilidad en nieve está más que lograda. La suela es firme.
No es una suela de montaña, pero el pie está firme desde la puntera hasta el talón y hasta la altura del tobillo. la tecnología de la suela se llama hypergrip y está diseñada para nieve y hielo, la verdad que es muy resultona. No os penseis que vais con un crampón ni que podéis andar sin tener cuidado, pero se siente como una buena base. La caña es flexible, lo que permite doblarlas, compactarlas en su funda y meterlas en la mochila sin que ocupen demasiado espacio. Ocupan parecido a una funda de crampones, de pieles o un plumífero de medio grosor.
La caña es ancha, tiene volumen y se ajusta con una goma elástica arriba. Es comodísimo para ponertelas y sacarlas al instante y sin drama, pero cuando me pongo técnico con mi equipo, no me suele gustar que haya material extra aunque no se si realmente quisiera llegar al punto de reducir volumen puesto que restaría comodidad. Una opción podría ser que hubiese otra goma elástica a la altura del tobillo.
Quería publicar este artículo entrada la primavera, puesto que normalmente casi duermo más días en refugio que en casa, sin embargo parece que este año el invierno se resiste y la temporada de refugios entra con cuentagotas.
Solo las he conseguido poner en terreno una noche de refugio no guardado a finales de enero y este último jueves. Sin embargo, ya tienen el puesto ganado para ir en la mochila en este tipo de planes siempre y cuando no tenga que meter cuerdas y material que ocupen en exceso. El viernes me las voy a llevar seguro a mi aventura por el ártico. A ver que tal se portan por ahí.
En lo que sí que las he probado más que de sobra este invierno ha sido para palear la nieve de la entrada y del garaje y salir a hacer recados por las calles anegadas de nieve. En este terreno sí que han pasado el examen más que de sobra.
No he intentado todavía ligar con ellas en Marchica, eso ya sería otra historia; aunque sin duda un punto clave en él que fijarse para elegir unas après-ski.
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